En los últimos años, también los ultraortodoxos ascienden al Monte del Templo.
Ultraortodoxos ascienden al Monte del Templo.
Tnuot Hamikdash
Mujeres judías reclaman poder rezar con los rollos de la Torá en el Muro de los Lamentos.

Un veredicto bendecido y bienvenido

Opinión. La decisión de la Corte Suprema de reconocer las conversiones conservadoras y reformistas es un paso importante para que Israel finalmente adopte sus principios básicos de Estado judío y democrático.

Liran Friedmann |
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Aunque la decisión del Tribunal Superior de Justicia de reconocer la conversión al judaísmo a través de los procesos conservadores y del movimiento reformista probablemente será finalmente ignorada por los líderes actuales de Israel, es un paso importante y bienvenido para que el país se convierta en un país verdaderamente democrático.
Durante años, los líderes de Israel han ignorado flagrantemente el hecho de que la mayoría de los judíos del mundo no son ultraortodoxos. En muchos países, incluido Estados Unidos, el judaísmo conservador y reformista son la norma más que la excepción.
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Mujeres judías reclaman poder rezar con los rollos de la Torá en el Muro de los Lamentos.
Mujeres judías reclaman poder rezar con los rollos de la Torá en el Muro de los Lamentos.
Mujeres judías reclaman poder rezar con los rollos de la Torá en el Muro de los Lamentos.
(AFP)
Un panel de nueve jueces de la Corte Suprema dijo que se había visto forzado a decidir sobre esta clase de temas por la incapacidad de los políticos para entrometerse. Sucede que, durante años, el sector ultraortodoxo ha tenido un monopolio total en Israel sobre la cuestión de quién es o no judío.
Su decisión de afirmar obstinadamente que su camino es el único correcto ha alejado del Estado de Israel a millones de judíos en todo el mundo. Cuando David Ben-Gurion le entregó el control total sobre todos los asuntos de los ritos religiosos judíos a sus socios ultraortodoxos, nunca imaginó que el país que asumió el manto de puerto seguro para todos los judíos después del Holocausto sistemáticamente condenaría al ostracismo o prohibiría rotundamente a sus compañeros de creencia.
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Ultraortodoxos celebran Purim en el barrio Mea She'arim de Jerusalem.
Ultraortodoxos celebran Purim en el barrio Mea She'arim de Jerusalem.
Ultraortodoxos celebran Purim en Jerusalem.
(AFP)
¿Cómo puede Israel mantener su título de Estado judío cuando persiste tal realidad? Se ha permitido que este monopolio haredí se filtre en todas las facetas de la sociedad, incluso en aquellas partes que son puramente una cuestión de derechos civiles.
Los israelíes se han acostumbrado al hecho de que las tiendas y el transporte público no funcionan en Shabat, a pesar de que la mayoría de los ciudadanos judíos del país conducen con gusto un automóvil, encienden la televisión o escuchan música. Los centros comerciales fuera de la ciudad que abren los sábados reciben gran concurrencia.
Este control total sobre la vida normal se ha convertido en una realidad en Israel. Cada pequeño impulso para cambiar esto no solo es criticado por el sector haredí, sino también por los políticos seculares que se benefician al respaldar una acción tan draconiana. El veredicto del Tribunal Superior fue un paso en la dirección correcta. Israel no puede permitirse ser considerado un Estado judío y democrático si no lo pone en práctica.
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Netanyahu Litzman
Netanyahu Litzman
El primer ministro Netanyahu junto al antiguo ministro de Vivienda, Yaakov Litzman.
(Ynet)
¿Quiere Israel abrazar plenamente estos principios y abrir sus puertas a todos aquellos que sienten que comparten un destino común con el pueblo de Judá, otorgándoles todos los derechos civiles que les corresponden al vivir en un país democrático? ¿O en cambio quiere convertirse en una teocracia reaccionaria, cuyo carácter y leyes son sancionados por una minoría que ejerce más poder del que merece en una democracia representativa?
El veredicto es una llamada de atención para todos. Con las elecciones sobre nuestras cabezas, quienes se presenten como una alternativa a la actual administración deben tomar una postura: ¿están a favor de la democracia y la inclusión o el conservadurismo y la exclusión?
A los ultraortodoxos que se preocupan por tales cambios, es necesario decirles: cuando lo único que conocen son privilegios, la igualdad parece opresión.

Liran Friedmann es editor de Ynetnews
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