No cabe duda de que Hamás lanzó los globos incendiarios desde la Franja de Gaza hacia los centros de población israelíes.
La razón principal detrás de los renovados lanzamientos radica en el actual estancamiento diplomático y las fricciones entre el grupo terrorista y Egipto.
Los egipcios castigaron a Hamás luego de que su líder político, Ismail Haniyeh, fuera a Teherán para el funeral del general iraní Qasem Soleimani, aumentando los precios del gas y produciendo una escasez temporal de combustible en el enclave costero.
El grupo terrorista, que no se atreve a luchar con Egipto, está expresando su frustración en Israel. No está claro por qué los funcionarios de defensa israelíes están cubriendo a Hamás y le dicen al público que los globos fueron lanzados por "inadaptados" que intentaban sabotear las conversaciones en curso entre el Estado judío y la organización con sede en Gaza.
No es un simple engaño creado por los hombres y mujeres del Consejo de Seguridad Nacional, que están detrás de las conversaciones actuales con Hamás con el apoyo de los altos mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Es un intento de venderle al público israelí una falsa realidad, al mismo tiempo de que es consciente de su artificialidad.
El Consejo de Seguridad Nacional es un órgano político al servicio del primer ministro Benjamín Netanyahu, y el Ejército ha calificado a Gaza como una frontera secundaria, la cual no amerita cualquier atención militar seria.
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Jefe del Servicio de Seguridad, Nadav Argaman, primer ministro Benjamín Netanyahu y jefe de las FDI Aviv Kochavi
(Ynet)
Jerusalem entendió claramente el mensaje de Hamás y, dispuesto a no enojar al líder de la organización en Gaza, Yahya Sinwar, envió 14 camiones cargados de gas al enclave, rompiendo las sanciones egipcias implementadas legítimamente.
El propio Israel debería haber reaccionado negativamente al fortalecimiento de la relación íntima entre Hamás y Teherán, pero Netanyahu y el ministro de Defensa, Naftali Bennett, sólo quieren desafiar a la organización, no acabar con ella.
Mientras tanto, los egipcios se dieron cuenta de que el gas israelí podría regresar a Gaza y obstaculizar sus planes, por lo que inmediatamente transfirieron 240 toneladas de gas líquido al enclave, aun a un precio más alto pero razonable. Ahora todo lo que Hamás tiene que hacer es elegir qué proveedor de gas prefiere y, si no le gusta algo, Israel es castigado. Esto es nada menos que una política de defensa demente.
Tanto el jefe de Estado Mayor de las FDI, Aviv Kojavi, como el director de la agencia de seguridad Shin Bet, Nadav Argaman, le dicen al público que el asesinato del comandante de la Yihad Islámica, Baha Abu Al-Ata, en noviembre, allanó el camino hacia un acuerdo con Hamás. Sin embargo, esto es sólo una conspiración creada en la mente de expertos como la Dirección de Inteligencia Militar, la Autoridad Civil en Cisjordania y muchas otras organizaciones.
Hamás, desafortunadamente, no está de acuerdo con esta teoría.
Claro, Israel mató a Abu al-Ata, un oponente principal de Hamás en Gaza, pero incluso aquellos que supervisaron la operación sabían que su muerte no estaba destinada a calmar las tensiones en la Franja.
Los globos incendiarios y las amenazas del grupo terrorista son evidencia del hecho de que Hamás no ha cambiado nada con respecto a sus políticas cotidianas, con o sin la agitación de Abu al-Ata. Cuando el grupo terrorista obtenga lo que quiere, se calmará por un breve período, y si de alguna manera está disgustado con el ritmo de las conversaciones con Israel, expresará ese descontento mediante el lanzamiento de cohetes.
El alto en las protestas de la "Marcha del retorno" a lo largo de la valla fronteriza de Gaza no es un subproducto de las conversaciones; Hamás simplemente entendió su falta de sentido, junto con las bajas y la disminución de la motivación de la población de Gaza para participar.
El gobierno israelí adoptó deliberadamente una política destinada a dañar y debilitar a la Autoridad Palestina en Ramala, mientras que simultáneamente mantiene a Hamás como una amenaza sobre su cabeza.
El objetivo principal es tan claro como el cristal: no hay conversaciones sobre el futuro de los asentamientos israelíes en Cisjordania. Y mientras la Autoridad Palestina dominada por Fatah esté en conflicto con Hamás, depende de Israel.
Tal escenario permitirá al ministro de Defensa expandir el control sobre Cisjordania y le dará a su circunscripción una lista de promesas: nuevas reservas naturales en territorios en disputa; dominio expandido en el Área C y facilitar la construcción en el asentamiento judío en Hebrón.
Estos anuncios, junto con las continuas tensiones entre judíos y palestinos en el Monte del Templo, aumentan cada vez más las tensiones y son una receta para un nuevo brote violento en Cisjordania.
