Israelíes con máscaras de protección en el aeropuerto Ben Gurión
Israelíes con máscaras de protección en el aeropuerto Ben Gurión
Ynet
Viajeros llegan al aeropuerto Ben Gurión provistos de máscaras.

Vamos a enmascararnos y a desenmascarar el poder de la ciencia

Opinión: Puede que no lo parezca, pero a lo largo de nuestra antigua guerra contra los virus, la humanidad siempre ha tenido la ventaja.

Yuri Milner - Adaptado por Leandro Fleischer |
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Durante toda nuestra historia, hemos estado atrapados en la batalla contra patógenos microscópicos, y siempre hemos estado un paso atrás de ellos. Su ventaja consistía en su biología básica, a saber, sus tasas de replicación, evolución y transmisión a alta velocidad.
En la era de los viajes internacionales, se podría pensar que los virus tienen una ventaja aún mayor, y de hecho, hoy un brote en un solo país puede convertirse en una pandemia en cuestión de semanas.
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Viajeros llegan al aeropuerto Ben Gurión provistos de máscaras.
Viajeros llegan al aeropuerto Ben Gurión provistos de máscaras.
Viajeros llegan al aeropuerto Ben Gurión provistos de máscaras.
(Moti Kimchi)
En la era de las computadoras e internet, no sólo nuestros cuerpos están más conectados, sino también nuestras mentes. Es esta conectividad mental la que nos permitirá finalmente dar un vuelco en la guerra contra nuestros antiguos enemigos, ya que así como los virus pueden propagarse rápidamente, las ideas pueden propagarse a mayor velocidad para llegar a millones de mentes en segundos.
Además, la acumulación de ideas científicas es un proceso exponencial que por primera vez nos favorece.
Para aprovechar este poder, necesitamos aprender a absorber ideas y cambiar las costumbres culturales más rápido de lo que lo hacemos actualmente. Es una extraña paradoja de la mente humana, ya que si bien somos infinitamente creativos, a menudo somos resistentes a las nuevas ideas. Pocos de los grandes inventos de nuestra historia temprana lograron ser adoptados por el mundo rápidamente; algunos tomaron miles de años. En el caso del saneamiento, las prácticas han variado ampliamente según la cultura. Por ejemplo, aunque el baño era estándar en las culturas de Asia y Medio Oriente del siglo XVI, era mucho menos común entre sus contemporáneos en las otras partes del mundo, dejándolos particularmente vulnerables a las enfermedades.
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Barbijos en todo Israel.
Barbijos en todo Israel.
Barbijos en todo Israel.
(Ynet)
En lo que a utilización de máscaras de protección se refiere, estamos en la misma situación hoy. Las poblaciones de los países del sudeste asiático han desarrollado normas estrictas sobre el uso de máscaras, especialmente desde el brote de SARS en 2002, algo que nosotros no hemos hecho. Y aunque la propagación del coronavirus se ha controlado hasta ahora en China, Corea del Sur y Singapur, en parte porque llevan máscaras, en muchos otros países el virus aún se continúa propagando.
Hace ocho años, mi esposa Julia y yo establecimos nuestra fundación, que junto con nuestros socios financia el Premio Breakthrough para honrar a los científicos por sus descubrimientos fundamentales y por elevar el prestigio de la ciencia. La organización también invierte en programas astronómicos y espaciales. Pero durante esta crisis, nuestra fundación dirigió su atención a tareas mucho más prácticas. En Israel ha realizado donaciones al Servicio Nacional de Respuesta Médica de Emergencia, los principales institutos de investigación que trabajan en el desarrollo de tratamientos para el virus y uno de los hospitales públicos más grandes. Ahora estamos entregando tres millones de máscaras para su uso durante esta pandemia, en estrecha colaboración con el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Magen David Adom, que las recibirá y distribuirá. Algunas de las máscaras irán a trabajadores médicos, los héroes anónimos de nuestro tiempo. Pero una parte significativa se destinará a organizaciones que brindan servicios esenciales, cuyos trabajadores de primera línea aún deben hacer su trabajo mientras el resto de las personas permanecen aisladas en sus hogares.
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Las calles de China durante el brote de Coronavirus
Las calles de China durante el brote de Coronavirus
Las calles de China durante el brote de Coronavirus
(AFP)
En una entrevista reciente, George Gao, director general del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, un hombre que claramente sabe de lo que está hablando, dijo: "El gran error en Estados Unidos y Europa, en mi opinión, es que las personas no llevan máscaras ". Entonces, ¿qué nos impide usar esta herramienta simple y práctica? Cultura. Simplemente no estamos acostumbrados a usarlas o a verlas a nuestro alrededor. Pero la cultura puede cambiar, y esta debe hacerlo, si es queremos preservar el resto de nuestro estilo de vida. En China, el uso de máscaras ahora se está convirtiendo en estándar, no sólo en calles, tiendas y reuniones sociales, sino también en oficinas y otros lugares de trabajo densamente poblados.
Exhortaría a los líderes empresariales a considerar la implementación de esta práctica como un deber fundamental de cuidado, que incluye, más allá de la fase aguda actual de la crisis, proporcionar máscaras a sus empleados diariamente para su uso en oficinas, como ya lo hacen muchas empresas chinas. Debería convertirse en la nueva norma para todos nosotros usar una máscara cuando estemos fuera de nuestros hogares.
A largo plazo, si queremos sobrevivir y prosperar, necesitaremos implementar cambios culturales más importantes.
Además de vestirnos, antes de salir a la calle debemos cubrirnos el rostro. Esto, junto con el lavado de manos, el distanciamiento social y otras medidas, debería ser nuestra estrategia para superar la crisis actual hasta que los científicos vengan al rescate y desarrollen una vacuna o un tratamiento confiable.
A largo plazo, si queremos sobrevivir y prosperar, necesitaremos implementar cambios culturales más importantes. La revolución científica comenzó hace más de un milenio, pero todavía no somos una verdadera civilización científica. Necesitamos pensar y actuar de manera más global, más a largo plazo y, sobre todo, más científicamente.
Mientras tanto, podemos comenzar con un cambio cultural mucho más rápido y simple: ponernos una máscara.
Yuri Milner es un inversor en tecnología y filántropo científico que reside en Silicon Valley.
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