Estudiantes de la Yeshivá en Bnei Brak que siguen las pautas de distanciamiento social dispuestas por el gobierno.
Estudiantes de la Yeshivá en Bnei Brak que siguen las pautas de distanciamiento social dispuestas por el gobierno.
EPA
Estudiantes de Yeshivá reunidos alrededor de una unidad móvil de pruebas de coronavirus de Magem David Adom en Jerusalem.

Estudiantes de Yeshivá, una bomba de tiempo

Análisis: Hay miles de estudiantes en instituciones israelíes que no respetan las normas de distanciamiento social y en violación de la ley; con una tasa de infección desconocida y pruebas inexistentes, estos jóvenes ya están de regreso en sus hogares, donde en general viven hacinados.

Kobi Nachshoni - Adaptado por Rubén Pereyra |
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A diferencia de los 26.000 estudiantes de Yeshivá que participaron en el plan de aprendizaje bajo la supervisión del gobierno y el Consejo de Yeshivas, ahora hay miles de estudiantes en Israel que estudiaron en instituciones que no participaron en ese esquema, violando la ley.
Actualmente se desconoce la tasa de infección en estas instituciones, al igual que la cantidad de pruebas de coronavirus que realmente se realizan en ellas.
Ahora, con el regreso de estos estudiantes de Yeshivá a sus hogares, los funcionarios médicos ortodoxos definen a este enorme grupo como una "bomba de tiempo" y advierten de una "catástrofe" inmediatamente después de la festividad judía de Sucot, que termina el 9 de octubre.
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Estudiantes de Yeshivá reunidos alrededor de una unidad móvil de pruebas de coronavirus de Magem David Adom en Jerusalem.
Estudiantes de Yeshivá reunidos alrededor de una unidad móvil de pruebas de coronavirus de Magem David Adom en Jerusalem.
Estudiantes de Yeshivá reunidos alrededor de una unidad móvil de pruebas de coronavirus de Magem David Adom en Jerusalem.
(Alex Kolomoisky)
El propio sistema de salud de Israel ve como su mayor amenaza a los 16,000 estudiantes de yeshivá que vinieron de instituciones que fueron excluidas del esquema propuesto por el gobierno, en general porque las condiciones no se lo permitían.
En ausencia de aplicación, estas yeshivas han operado en las últimas semanas sin obstáculos y sin ninguna supervisión por parte del Estado o del Consejo de Yeshivas.
Y dado que estos estudios pasaron "desapercibidos", no se han realizado pruebas de coronavirus en estas yeshivás, al menos no a título oficial, por lo que se desconoce la tasa de infección en estas instituciones.
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Estudiantes de la Yeshivá en Bnei Brak que siguen las pautas de distanciamiento social dispuestas por el gobierno.
Estudiantes de la Yeshivá en Bnei Brak que siguen las pautas de distanciamiento social dispuestas por el gobierno.
Estudiantes de la Yeshivá en Bnei Brak que siguen las pautas de distanciamiento social dispuestas por el gobierno.
(EPA)
Antes de Yom Kippur, los funcionarios del gobierno pidieron a las comunidades ultraortodoxas que no hicieran la vista gorda ante el fenómeno de las yeshivás y que monitorearan el regreso a casa de miles de sus estudiantes a sus comunidades superpobladas.
Era demasiado tarde.
El primer ministro Benjamin Netanyahu celebró una consulta telefónica sobre el asunto con el ministro de Salud, Yuli Edelstein, y el experto en coronavirus del sector ultraortodoxo en la víspera de Yom Kippur, apenas un día antes de que los estudiantes fueran liberados para volver a sus casas.
La decisión de evaluar a estos estudiantes antes de que regresaran se tomó demasiado tarde: cuando los equipos de prueba llegaron a las yeshivás, los estudiantes ya no estaban en casa y, por el contrario, se preparaban para Sucot.
Dado el hacinamiento extremo en los hogares de la comunidad ultraortodoxa, existe el temor de que otro brote se salga de control entre la comunidad haredí.
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