En noviembre de 2019 el primer ministro, Benjamin Netanyahu, eligió a Nafltali Bennet, líder de HaIamín HaJadash (La Nueva Derecha), como nuevo ministro de Defensa.
No, Netanyahu no se había enamorado repentinamente de Bennett o de su posición en cuestiones de Defensa, y menos después del fracaso de la Nueva Derecha en las urnas: en el primero de los ciclos electorales del año no logró ingresar a la Knesset y por poco queda afuera en la segunda convocatoria a las urnas.
No es necesario disponer de un buen ojo político para comprender que esto no fue más que un movimiento oportunista barato de parte del primer ministro. Netanyahu le dio a Bennett su tan codiciada oportunidad en el ministerio, y la chance de fotografiarse con las tropas de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel), a cambio de la fidelidad de su partido en el bloque de derecha que protege al primer ministro del enjuiciamiento por soborno, fraude y abuso de confianza.
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Bennett, Netanyahu y cuestiones electorales que afectan sus gestiones
(Ministerio de Defensa)
Desde su ingreso al ministerio Bennett inició una campaña de relaciones públicas, con las mencionadas fotos con soldados, que logró borrar de la memoria colectiva del electorado todo rastro de su colosal fracaso como ministro de Educación. También suprimió el recuerdo de sus promesas para ingresar a la cartera de Defensa: combatir a grupos terroristas en Gaza, golpearlos a través de una guerra económica y plantear una agenda defensiva renovada y más agresiva.
Sin embargo, al parecer, el nombramiento del ministro interino no le dejó nada a Netanyahu, quien recientemente le transmitió a Bennett un mensaje claro: haz lo que te pido políticamente o serás expulsado de tu nuevo trabajo. La versión que ofrecen desde el entorno del primer ministro para explicar esta amenaza es que Bennett no podría atentar contra la gestión de Netanyahu durante la campaña electoral.
En los hechos, por temor a una derrota electoral tal como indican algunas encuestas, Netanyahu intentó forzar a Bennett a aceptar una unión política con un controvertido líder de extrema derecha y el partido HaBait HaYehudí (La Casa Judía). Pero, sin importar cuál fuera su lista para la Knesset, Bennett competirá por la gracia de los mismos votantes que Netanyahu.
Si la designación de Bennett fue solamente una maniobra política por parte del primer ministro, y su reticencia a seguir la línea es motivo suficiente para su destitución: ¿Cuál es el objetivo del Ministerio de Defensa o de la persona que lo dirige? ¿Qué piensa el público acerca de la persona responsable de la vida de civiles y soldados, así como del enorme presupuesto involucrado? ¿Es una herramienta de Netanyahu para su supervivencia política o hay alguna responsabilidad asociada a ella?
Esta situación no es tan sorprendente. El Ministerio de Relaciones Exteriores está muerto desde que Netanyahu drenó sus arcas y dejó a los diplomáticos incapacitados de llevar realizar sus trabajos. ¿Por qué el Ministerio de Defensa debería afrontar un destino mejor?
Seguramente el jefe de personal de las FDI puede encargarse de la defensa. Después de todo, es solo otro ministro al servicio de Netanyahu.
