Parece que el liderazgo de la organización terrorista Yihad Islámica salió del estado de confusión inducido por la eliminación de su comandante militar Baha Abu al-Ata en las primeras horas del martes por la mañana.
Luego de varias reuniones que debieron incluir algún grado de consulta con los jefes de la organización en Damasco, el liderazgo decidió que su mejor estrategia era una guerra de desgaste contra Israel.
De los diversos bombardeos de cohetes que sufrió Israel desde el martes por la mañana, se puede dilucidar que, en lugar de desperdiciar sus municiones en ataques que podrían provocar víctimas, la Yihad Islámica optó por desgastar a Israel obligándolo a cerrar su sistema educativo y perturbar la economía en al menos la mitad del país.
Esto no solo significó la pérdida de miles de millones en ingresos, sino que también minó la sensación de seguridad moral y fortaleza mental de los ciudadanos de Israel que viven en un radio de 80 km de la Franja de Gaza, incluidos los del área metropolitana en el centro de Israel.
Al atacar de esta manera, la Yihad Islámica estaba tratando de arrastrar a Hamás al conflicto, porque sabía que cuanto más durara la confrontación, más probable era que las FDI cometieran un error, golpeando accidentalmente al personal o las instalaciones de la organización terrorista que gobierna la Autoridad Palestina, obligándolo a unirse a la luchar a pesar de las súplicas de Egipto y las amenazas de Qatar.
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Los residentes de Ashkelon corren hacia un refugio antibombas durante un ataque con cohetes desde Gaza
(Reuters)
Otro objetivo de esta guerra de desgaste era obligar a las FDI a gastar recursos para sofocar los ataques pequeños pero constantes en la parte sur de Israel y, en menor medida, en el centro.
No obstante, la Yihad Islámica no había abandonado su plan para obtener un gran logro contra Israel, uno que podría usar como una "imagen de victoria" en los años venideros.
El grupo tenía como objetivo atacar Jerusalem occidental y las áreas circundantes, un objetivo con un sabor religioso, como corresponde a una organización islámica extrema cuya rama militar se llama "Liwa al-Quds" (la Brigada de Jerusalem)
Aparentemente, esta es la razón por la cual la mayoría de los ataques del miércoles, salvo aquellos contra las comunidades que bordean Gaza, fueron dirigidos en dirección a la capital y pasaron por el centro de Israel.
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El primer ministro Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Naftali Bennett se reúnen con altos funcionarios de las FDI sobre la situación en Gaza
(Ministerio de Defensa)
No hay duda de que las organizaciones terroristas en Gaza han estudiado cuidadosamente a Israel a lo largo de los años y se han dado cuenta de que el centro del país estaba bien protegido por un sistema sofisticado destinado a interceptar cualquier misil que se dirigiera hacia él.
La estrategia de desgaste de la Yihad Islámica y los ataques medidos contra Israel se derivaron del hecho de que, aunque la organización tiene miles de cohetes a su disposición, muy pocos de ellos son de largo alcance, por lo que trató de usar sus municiones ligeras para llevar a cabo una larga campaña.
Tanto las FDI como el servicio de seguridad Shin Bet estaban al tanto de esta estrategia y estaban trabajando para finalizar la ronda de violencia.
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El Jefe de Estado Mayor de las FDI, Aviv Kochavi, habla sobre la violencia en Gaza con un oficial superior
(FDI)
El Shin Bet y las FDI tenían cuatro opciones estratégicas a su disposición:
1. Cazar a cualquier escuadrón enemigo en ruta a las plataformas de lanzamiento de misiles. Hubo un éxito sin precedentes en frustrar los escuadrones de cohetes del grupo terrorista.
2. Golpear la infraestructura militar de la Yihad Islámica, incluidos los lanzadores de cohetes, las plataformas de lanzamiento y los sitios de almacenamiento.
3. Despliegue generalizado de sistemas antimisiles a lo largo del país.
4. Operación intensiva de recolección de inteligencia sobre los objetivos de la Yihad Islámica durante el conflicto.
Las FDI fueron extremadamente cuidadosas en sus esfuerzos por no dañar a los inocentes o símbolos del dominio de Hamás sobre la Franja, no por razones humanitarias, sino más bien debido a una decisión estratégica de no tocar a la organización.
Funcionó y Hamás se mantuvo al margen, no porque de repente se convirtiera en pro sionista, sino porque sus líderes Ismail Haniyeh y Yahya Sinwar no querían abandonar el acuerdo que hicieron con Israel, el dinero que obtienen de Qatar, el hospital estadounidense que se está construyendo en la Franja, o la posibilidad de un puerto marítimo de Gaza, simplemente para vengar la muerte de un imprudente comandante de la Yihad Islámica.
Además, Sinwar sabía mejor que nadie lo difícil que era lidiar con Abu al-Ata y cuánto obstaculizaba la capacidad de Hamás para gobernar la Franja de manera efectiva.
Además, Egipto y el enviado especial de la ONU, Nickolay Mladenov, presionaron a ambos grupos extremistas a poner fin a la violencia antes de que la situación empeorara e Israel se viera obligado a ingresar a Gaza.
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Las fuerzas de seguridad retiran los restos de un cohete cerca de la frontera de Gaza
(AP)
No es casualidad que las imágenes de la fuerza de artillería masiva que Israel estaba acumulando en la frontera de Gaza se publicaran el miércoles por la mañana.
Estas fuerzas estaban destinadas a disuadir cualquier "sorpresa" que la Yihad Islámica planeara lanzar sobre las tropas de las FDI.
Pero la mera existencia de estos soldados y su promoción a la vista del público estaba destinada a recordarle a Hamás que si cometía el error de unirse a la lucha, Israel no tendría más remedio que iniciar una campaña en Gaza.
Parece que Irán, el patrocinador de la Yihad Islámica, también se mantuvo al margen del conflicto.
Los israelíes deben reconocer que los enemigos del Estado de Israel, independientemente de lo que haga, no han renunciado al deseo de borrarlo del mapa, y que ellos también tienen personas talentosas, motivadas y peligrosas.
Y si las actividades diarias se suspendieron por unos días, era un precio perfectamente razonable que pagar por el fortalecimiento del poder de disuasión, el cual le da a Israel períodos de calma más largos y mejores.
