Benjamín Netanyahu ha gobernado Israel como su primer ministro por una década. Los partidos de derecha han estado en el poder por varias décadas, y ningún alma pensó consideró alguna vez anexar el Valle del Jordán, hasta ahora.
Esto cambió unos días antes de que la segunda ronda de elecciones tomara lugar en septiembre. Durante una conferencia programada extrañamente, Netanyahu se subió al escenario y declaró su intención de hacer esta anexión.
¿De repente recordó anexar el valle justo cuando faltaban pocos días para las elecciones? Era claramente un ardid electoral orquestado por el primer ministro.
Dudo que la pérdida del Likud del voto centrista tenga algo que ver con los problemas legales del primer ministro, sino que probablemente se deba a sus propensiones de derecha.
Netanyahu insiste en demostrar que un gobierno nacionalista de derecha no es sólo un eslogan, sino el gobierno que desea liderar.
Por ejemplo, ¿Smotrich quiere anexar el valle? Netanyahu toma medidas para que eso pase, y anunciar la intención de anexión es un tipo de medida después de todo. Pero han pasado meses y nada se ha materializado. ¿Por qué? Porque anexar el valle sería muy malo para Israel.
Hasta ahora, Israel podría haber afirmado que su control de Cisjordania era solo temporal. Después de todo, ofreció a los palestinos más y más incentivos a cambio de paz.
Estos incentivos incluyen la formación de un Estado palestino en el 95% de los territorios disputados, y cuando se tiene en cuenta el intercambio de territorio, habrían conseguido el 100%.
Israel sugirió que Jerusalem sea dividido entre los dos Estados, pero los palestinos se han negado repetidas veces. Este rechazo constante dio a Israel todas las justificaciones necesarias para continuar controlando Cisjordania.
Netanyahu entendió rápidamente por qué ninguno de sus predecesores había intentado anexar el Valle del Jordán. La anexión desviaría la culpa de la situación complicada del territorio de los palestinos a Israel.
Lo que vemos ahora es un nuevo Netanyahu, uno más preocupado por su bienestar propio que el de Israel. Pensó que consintiendo a la derecha mientras pisoteaba los intereses nacionales conseguiría un par de votos adicionales para el bloque de derecha. Bueno, ocurrió lo opuesto.
Esos mismos israelíes que constituyen el bloque central no son ni de extrema derecha ni de extrema izquierda. Entienden qué sirve a los intereses de Israel, saben que nadie disputa el control de Israel del valle. Entienden que cuando Netanyahu se convierte en un “Smotrich”, que deja de lado el interés nacional, debe dejar de ser apoyado.
Smotrich (el verdadero) se ha mostrado con otra “iniciativa nueva”: planea tomar ventaja del pleno de la Knesset en torno a la búsqueda de Netanyahu de inmunidad parlamentaria en tres casos de corrupción y usarlo para impulsar la anexión del valle.
Es obviamente un ardid político y, si bien Netanyahu sabe que es una mala decisión, condenará a Israel siempre y cuando tenga la oportunidad de humillar a Kajol Labán.
Hablando de Kajol Labán, resulta que el principal partido opositor del gobierno nacionalista de derecha está cayendo en la misma trampa con los ojos bien abiertos.
¿Por qué necesita Gantz anunciar su apoyo a la anexión del Valle? ¿Por qué tiene que participar de este escándalo?
Yair Lapid, de Kajol Labán, aclaró que su partido no apoyará una anexión unilateral o a Smotrich y sus propuestas delirantes. Solo apoyaría la anexión como parte de un acuerdo político.
Los líderes de Kajol Labán tienen pocos días para unirse tras su clara muestra de confusión. No hay necesidad de caer en la trampa que Smotrich preparó. No hay necesidad de seguir los pasos de Netanyahu. Se necesita un claro y decisivo “no” a la anexión del Valle del Jordán.
La derecha entendió esto hace años, y Netanyahu probablemente lo haga pronto.
