Regresé esta semana de la primera Cumbre Empresarial de los Acuerdos de Abraham en Abu Dhabi. Junto con otros israelíes y estadounidenses, viajamos al país del Golfo, donde nos recibieron calurosamente. Escuché y aprendí mucho. También discutí sobre potenciales áreas de cooperación. La visita fue un primer paso muy alentador.
Pasé todo el martes en Dubai reuniéndome con inversores y emprendedores. Me encontré con mucho entusiasmo, curiosidad y un grupo de líderes e inversionistas que intentaban comprender las oportunidades israelíes que de repente se les presentan. Pero luego comencé a preocuparme.
Me sentí consternado cuando me enteré que muchos israelíes estaban tratando de conectarse abruptamente con emiratíes vía LinkedIn para ofrecerles sus negocios. Al punto que una persona en Dubai me dijo que estaba tan abrumado que tuvo que cerrar su cuenta. Otros me comentaron que estaban tratando de averiguar si los múltiples usuarios que se le lanzaban por redes sociales eran personas reales o no.
Una de las cosas más importantes que aprendí durante el almuerzo y la cena con colegas emiratíes es que la economía de su país está basada en la confianza. Los negocios se construyen y se llevan a cabo sobre una base de franqueza y seguridad, que es en realidad la forma en que se deben hacer todos los negocios.
La confianza se construye de forma incremental, a través de acciones predecibles y su debido seguimiento. Es un trabajo a lo largo del tiempo, sin apuro. Se construye desarrollando y reforzando valores compartidos y no solo transacciones. Shwaya Shwaya (poco a poco), como dicen aquí en árabe.
Nuestra relación con los Emiratos Árabes Unidos ha tenido un gran comienzo, pero es apenas un inicio. Recordemos que efectivamente hemos estado separados de estos primos durante décadas. No los conocemos profundamente ni ellos a nosotros. Construir esa relación requiere tiempo y buen comportamiento. Los emiratíes son una sociedad muy respetuosa de la ley, por lo que si queremos llegar a buen puerto, deberemos adaptarnos.
Nuestros nuevos amigos nos abrieron las puertas de su hogar durante un contexto muy particular. Espero y confío en que seremos recíprocos. Ciertamente, espero dar la bienvenida a nuestros nuevos amigos en Jerusalem y Tel Aviv. Están ansiosos por visitarnos (dejaré de lado sus nombres para que nadie los bombardee en LinkedIn).
Si vamos a ser los “hijos de Abraham”, debemos invertir el tiempo necesario en esta relación para generar confianza y asegurarnos de que las primeras transacciones comerciales con nuestros primos árabes sean exitosas. Especialmente para ellos. Abraham era famoso por anteponer sus valores a su negocio, dejando dinero sobre la mesa para sus socios Aner, Eshkol y Mamre, así como para su primo Lot.
Hay mucho que hacer. La experiencia de los emiratíes en infraestructura, especialmente en un país tan joven, es maravillosa. Pueden ejecutar proyectos muy complejos en campos emergentes, desde la atención médica hasta la logística y la infraestructura avanzada. Pueden enseñarnos mucho sobre la planificación adecuada para el futuro, y confío en que nosotros podamos ayudarlos con nuestra famosa agilidad e innovación israelí.
Como dije en la conferencia, juntas, las tres grandes religiones abrahámicas pueden construir una fuerte economía sobre los valores eternamente compartidos. Esa es mi esperanza y mi oración para el futuro. Por ahora comprometámonos todos a sentar las bases generando una confianza impecable, respetando su cultura y asegurándonos que los primeros acuerdos sean mutuamente beneficiosos. Los valores compartidos crean valor.
