Kamala Harris, vicepresidenta electa de los Estados Unidos.
Kamala Harris, vicepresidenta electa de los Estados Unidos.
Getty Images
Trump y Netanyahu mantuvieron una estrecha relación política.

Joe Biden, un verdadero sionista en la Casa Blanca

Opinión. El presidente electo y su vicepresidenta, Kamala Harris, son partidarios de un Estado de Israel democrático y judío, y no se espera que haya demasiados problemas con el hombre que se hizo famoso por ser un negociador pragmático

Ben-Dror Yemini - Adaptado por Rubén Pereyra |
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Hoy miércoles 20 de enero, en los escalones del Capitolio de Estados Unidos, el presidente electo, Joe Biden, tomará posesión del cargo y comenzará una nueva era.
Los últimos cuatro años de la presidencia de Donald Trump fueron como un sueño hecho realidad para la derecha de Israel.
Bajo su mandato ocurrieron muchas cosas grandiosas, como los tratados de normalización de Israel con cuatro naciones árabes. Pero la estrecha conexión entre el primer ministro Benjamin Netanyahu y Trump ha causado graves daños a Israel.
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Trump y Netanyahu durante la ceremonia en la que Israel, Emiratos y Bahrein sellaron la paz en la Casa Blanca.
Trump y Netanyahu durante la ceremonia en la que Israel, Emiratos y Bahrein sellaron la paz en la Casa Blanca.
Trump y Netanyahu mantuvieron una estrecha relación política.
(MCT)
Con el debido respeto hacia los 70 millones de estadounidenses que votaron por él, la mayoría de estadounidenses están disgustados con el presidente saliente, y ese número se disparó después del ataque del 6 de enero al Capitolio de Estados Unidos por parte de sus seguidores.
Tradicionalmente, Israel se las había arreglado para mantenerse en terreno neutral cuando se trataba de la lucha política entre los demócratas y el Partido Republicano, pero Netanyahu tiró esa tradición por la ventana y ahora Jerusalem debe hacer un severo control de los daños que pudo haberle provocado esa alianza política.
Joe Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris son claramente miembros del ala pro-Israel del Partido Demócrata. Debemos recordar que Harris fue quien dirigió el Senado contra la decisión del entonces presidente estadounidense, Barack Obama, de abstenerse durante la votación de la ONU sobre la Resolución 2334 que condena a Israel por sus asentamientos en Cisjordania.
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Kamala Harris, vicepresidenta electa de los Estados Unidos.
Kamala Harris, vicepresidenta electa de los Estados Unidos.
Kamala Harris, vicepresidenta electa de los Estados Unidos.
(Getty Images)
Dejando de lado ese apoyo a Israel, dos cuestiones importantes se convertirán en puntos de discordia entre la administración de Biden y cualquier gobierno que esté sentado en Jerusalem después de las elecciones del 23 de marzo. El primer problema son los asentamientos y puestos de avanzada de Cisjordania, y se espera que Biden vuelva a las políticas tradicionales de administraciones anteriores, es decir, oponerse a ellas.
Seguramente estará en contra de cualquier nuevo puesto de avanzada fundado en las últimas dos décadas, cuya mera existencia es una violación de los acuerdos previos firmados entre los gobiernos de George W. Bush y Ariel Sharon en 2003, con el ex primer ministro obligado a derribarlos.
El actual bloque de derecha no sólo no los va a derribar, sino que permitirá que se construyan más, y ahora está ocupado buscando lagunas legales para autorizar los que ya existen.
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Abril de 2004. El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, junto al presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Abril de 2004. El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, junto al presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Abril de 2004. El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, junto al presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
(AP)
El segundo tema será Irán, con un amplio consenso político en Israel de que el acuerdo nuclear de 2015 fue un fracaso y falló desde el principio. Es dudoso que el acuerdo detuviera los esfuerzos iraníes para crear una bomba, pero le ha dado a Teherán una inmensa influencia en la región, lo que le permite expandir sus capacidades militares en otros campos y reforzar sus grupos de poder en Yemen, Siria y Líbano.
Biden fue un gran partidario del acuerdo nuclear, pero aún no está claro en qué dirección irá tras la retirada de Trump en 2018. La conducta de Israel también influirá en las decisiones de Biden hasta cierto punto, dado que Netanyahu ha hecho todo lo que está en su poder para perder toda posición con los demócratas. Su discurso de 2015 ante el Congreso de los Estados Unidos no sólo fracasó en frustrar el acuerdo nuclear, sino que le dio una bofetada a Obama y a todo el Partido Demócrata. Y eso volverá a perseguirlo muy pronto.
Esta destrucción de vínculos sigue siendo uno de los mayores errores estratégicos de Netanyahu.
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El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante una reunión en 2015.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante una reunión en 2015.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante una reunión en 2015.
(Reuters)
Es dudoso que la Casa Blanca bajo la administración Biden tome decisiones dramáticas con respecto a Irán antes de la votación del 23 de marzo en Israel, pero cualquier primer ministro israelí que surja tendrá que aprender de los errores de Netanyahu y trabajar para reconstruir esa relación.
Durante sus ocho años como vicepresidente, Biden fue muchas veces el mediador entre Obama y Netanyahu. Fue el "policía bueno" ante el "policía malo" que era el presidente norteamericano.
Es poco probable que haya un drama serio entre el presidente entrante y el primer ministro israelí, dado que Biden ha pasado muchos años en el Congreso como un hombre de compromiso y negociación.
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Joe Biden, entonces vicepresidente de Estados Unidos, junto con el primer ministro de israel, Benjamín Netanyahu, durante una reunión realizada en 2016.
Joe Biden, entonces vicepresidente de Estados Unidos, junto con el primer ministro de israel, Benjamín Netanyahu, durante una reunión realizada en 2016.
Joe Biden, entonces vicepresidente de Estados Unidos, junto con el primer ministro de israel, Benjamín Netanyahu, durante una reunión realizada en 2016.
(GPO)
También es dudoso que revise de inmediato el acuerdo nuclear de Irán y posiblemente ponga en peligro los acuerdos de normalización de Trump para Israel, a pesar de las voces tanto dentro como fuera de su partido pidiéndole que lo haga.
"Soy sionista. No es necesario ser judío para ser sionista", dijo una vez Biden.
Ser sionista no significa apoyar las políticas de derecha de Israel o convertir a Israel en un estado binacional con más y más asentamientos y puestos de avanzada en Cisjordania.
Un sionista es alguien que apoya que Israel sea un estado judío y demócrata, y el miércoles veremos a dos de esas personas entrar en la Casa Blanca.
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