A pesar del asesinato de Qassem Soleimani, la pandemia y las sanciones de Estados Unidos, Irán no ha detenido sus esfuerzos por establecerse en Siria y establecer otro frente contra Israel. Solo que lo ha hecho con un perfil bajo y ha cambiado su despliegue en Siria e Irak para reducir la capacidad de la Fuerza Aérea de Israel de dañar la infraestructura militar que está construyendo en Siria.
El ataque atribuido a la Fuerza Aérea de Israel durante la madrugada del miércoles en el este de Siria, cerca de la frontera con Irak, fue un paso importante en el esfuerzo de las FDI para frustrar el nuevo despliegue iraní en Siria. El impulsor, planificador y supervisor de este despliegue es Ismail Ghaani, el sucesor de Soleimani, el mítico comandante de la Fuerza Quds iraní que fue asesinado hace un año en un ataque con drones estadounidenses en Irak.
Las estimaciones en Occidente de que Ghaani tenía dificultades para meterse en los zapatos grandes de Soleimani resultaron ser falsas. Después de unos meses, Ghaani, quien era la mano derecha y un amigo muy cercano de Soleimani, continuó la operación de expansión de Irán en el Medio Oriente a través de emisarios. Solo que lo hizo con un perfil bajo y con más cautela que su predecesor en el cargo.
Ghaani también tuvo que considerar varias limitaciones. Una de ellas fue la solicitud del gobierno iraquí de no realizar operaciones en su suelo para no perjudicar su relación con la administración Trump y para evitar que se llevaran a cabo ofensivas de la Fuerza Aérea israelí en Irak.
Otra limitación fue “la guerra entre guerras” que las FDI han estado librando desde 2014 contra el establecimiento iraní en Siria. Esta campaña, dirigida por el ejército israelí en secreto y abiertamente, ha dejado claros logros, como la detención del proyecto de precisión de misiles de Hezbollah con la ayuda de la industria militar siria y la reducción de la presencia de combatientes de la Guardia Revolucionaria y milicias extranjeras leales a Irán en Siria.
Ghaani concluyó que necesitaba hacer un cambio fundamental en el despliegue de fuerzas leales a Irán en Siria para garantizar su supervivencia y para establecer el eje extremista que comienza en Teherán, pasa por territorio sirio y termina en Líbano. En este contexto, Ghaani redujo la presencia de personal de la Guardia Revolucionaria Iraní dentro de Siria, así como la presencia de milicianos chiítas de Irak, Afganistán y Pakistán cerca de la frontera con Israel.
En lugar de decenas de miles de combatientes de la Guardia Revolucionaria, Hezbollah y milicias chiítas extranjeras que Soleimani planeaba mantener en Siria, Ghaani redujo su número a 2.000 o 2.500 iraníes y milicianos extranjeros y los llevó al norte de Siria, a los frentes de Alepo e Idlib. Ghaani probablemente sepa que el régimen de Irán es muy sensible respecto de los combatientes iraníes y extranjeros que regresan a casa en ataúdes desde Siria y otras aventuras en todo el Medio Oriente.
Estos ataúdes provocan manifestaciones y protestas contra el régimen, por lo que ya en los días de Soleimani la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria había comenzado a reducir la presencia de sus miembros en Siria. Ghaani continuó esta tendencia y envió a sus hombres a luchar lejos de la frontera con Israel, donde son vulnerables. Fueron enviados, en cambio, a combatir en el norte y el este de Siria contra los rebeldes y contra Estado Islámico. Allí realmente son necesarios.
Sin embargo, Ghaani no renunció totalmente a la presencia iraní cerca de la frontera con Israel. Con este fin, desarrolla la rama de Hezbollah que opera en los Altos del Golán y el sur de Siria y ha establecido nuevas milicias cuyos combatientes son jóvenes sirios que están dispuestos a luchar por Irán para mantener a sus familias o chiítas y partidarios religiosos de la República Islámica. Las milicias sirias que creó fueron las que colocaron explosivos cerca de la valla perimetral en los Altos del Golán el año pasado.
Pero el factor más importante del nuevo despliegue iraní fue el establecimiento en el este de Siria, en una zona de tránsito entre los dos países, donde el río Éufrates cruza la frontera de Siria a Irak. El paso fronterizo en esta área, en el lado iraquí, está cerca de la ciudad de al-Qaim, en tanto que en el lado sirio está próximo la ciudad de al-Bukamal.
En ese momento, Soleimani estableció un enorme campamento logístico y militar cerca de al-Bukamal llamado "Imán Ali", para que fuera utilizado como una importante estación de tránsito en el corredor terrestre de Teherán a Damasco y el Valle de la Becá. Este campamento también está destinado a servir como columna vertebral logística para los frentes que Irán ha abierto contra Israel en Siria y Líbano. El lugar se encuentra a casi 600 kilómetros al noreste de la frontera con Israel y hay muchos sistemas defensa del ejército sirio en la zona. Esto dificulta que la Fuerza Aérea israelí pueda llevar a cabo ataques en el lugar.
El sucesor de Soleimani convirtió el campamento “Imán Ali” y toda la provincia donde se encuentran las ciudades de al-Bukamal y Deir ez-Zor en el centro del establecimiento iraní en el sur de Siria. En esta área, Ghaani recientemente concentró a decenas de miles de combatientes chiítas extranjeros, especialmente de la brigada afgana "Fatamion", que opera bajo los auspicios de la Guardia Revolucionaria. Además, Ghaani estableció una nueva milicia iraquí, que también estaba estacionada en el área de al-Bukamal y de Deir ez-Zour.
Estos milicianos, de Afganistán e Irak, ingresaron a Siria el pasado mes de marzo después de recibir entrenamiento de combate en Irak. Han establecido bases adicionales en el área y, al igual que Hezbollah en Líbano, a menudo se apoderan de casas en áreas construidas en las ciudades de Deir ez-Zour y al-Bukamal, suponiendo que la Fuerza Aérea israelí se abstendrá de bombardear estas estructuras.
El investigador israelí de asuntos iraníes, el doctor Raz Zimmt, reveló que las milicias chiítas respaldadas por Irán convirtieron las casas ubicadas en el corazón de estas ciudades en campamentos militares, sin pagar compensación a los propietarios de las propiedades. Además señaló que el ejército sirio fue retirado de donde se establecieron los iraníes y sus emisarios. En esta área Estado Islámico lucha contra el ejército sirio, pero los iraníes y sus enviados no se enfrentan a esa organización terrorista, sino que se concentran en mantener sus almacenes logísticos y sus campamentos, que están destinados a servir como una fuerza de reserva en una retaguardia logística para una posible gran batalla con Israel.
Asimismo, según Zimmt, los iraníes renovaron sus vuelos de carga a Siria y sus esfuerzos para producir cohetes precisos en las plantas de investigación industrial y militar del gobierno sirio. Todo esto con el consentimiento de Siria, que también firmó un acuerdo de defensa con Irán el año pasado.
Estos cambios de despliegue han encendido una luz amarilla intermitente en el brazo de inteligencia de las FDI, que asume que si Ghaani tiene éxito en llevar a cabo su plan sin interrupciones, es probable que el ejército tenga dificultades para lidiar con el frente sirio, y posiblemente el frente libanés en la próxima guerra, si es que ocurre. No es inconcebible que “la guerra entre guerras” que llevan a cabo las FDI intenten entorpecer este despliegue, a pesar de que los iraníes se hayan alejado de la frontera de los Altos del Golán. El frente logístico interno en el área de Deir ez-Zour y al-Bukamal no es menos peligroso para Israel, y quizás incluso más que Hezbollah y las milicias sirias ubicadas cerca de la frontera con Israel.
Por lo tanto, se puede estimar que cuando este despliegue liderado por Ghaani comenzó a funcionar, las FDI debieron llevar a cabo ataques para entorpecerlo. Los bombardeos relativamente numerosos en las últimas semanas en territorio sirio y atribuidos a Israel probablemente tenían ese propósito e incluían una variedad de objetivos, tanto cerca de la frontera con Israel como en el norte de Siria.
En la madrugada del miércoles le tocó el turno a la retaguardia iraní central en el este de Siria, a orillas del río Éufrates, cerca de la frontera iraquí. Mirando el mapa, claramente no fue una operación simple. También fue más letal que los ataques anteriores. La oposición siria reportó un gran número de objetivos que fueron atacados con gran precisión y señaló que soldados sirios y milicias chiítas extranjeras murieron en las ofensivas, que se llevaron a cabo en el área urbana de al-Bukamal y Deir ez-Zour, donde se encontraban emisarios iraníes en el corazón de la población siria.
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El ataque en Siria también podría haber sido una señal al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.
(AP)
También se puede estimar que los aviones de la Fuerza Aérea que volaron cientos de kilómetros en el espacio aéreo sirio incluían cazas F-35. Se cree que también se utilizaron armas de precisión para alcanzar al menos diez objetivos, algunos de los cuales estaban en territorio urbano, con el fin de evitar daños colaterales. De hecho, no hay informes de civiles sirios heridos en el ataque.
Según informes de la oposición siria, el campamento “Imán Ali” fue atacado, y tanto allí como en Deir ez-Zour y sus alrededores se destruyeron depósitos de misiles y otro tipo de armamento, que se encontraban allí para ser enviados a Líbano y a otras regiones sirias en tiempos de guerra. Aparentemente, los golpes fueron precisos y la amplia operación cumplió su objetivo. Presumiblemente, el momento del ataque se estableció debido a dos consideraciones adicionales: las buenas condiciones climáticas de las últimas semanas que facilitaron un ataque certero en buenas condiciones de visibilidad y el cambio de gobierno en Washington.
En Israel estiman que la administración Biden puede reducir su libertad de acción para llevar a cabo “la guerra entre guerras”. La administración Trump ha dado total libertad de acción e incluso cooperó mucho con Israel tanto en materia de inteligencia como de operaciones militares. La administración Biden simpatizará con Israel, pero todavía hay incertidumbre sobre su política respecto de las operaciones atribuidas a Israel en los países vecinos. Hubo una señal para la administración Biden y el presidente sirio Bashar al-Assad de que Israel continuará frustrando las intenciones subversivas de Irán en la región.
Es posible que Ghaani, que ya ha visitado Siria cuatro veces desde febrero de 2020, tenga que realizar otra visita urgente para volver a calcular su ruta. Pero parece que Irán no tiene la intención de renunciar a sus planes de ocupación, de alcanzar la hegemonía en el Medio Oriente y de llevar a cabo una gran campaña contra Israel.
