En sus discursos televisados y entrevistas, el primer ministro Netanyahu propaga profecías fatales de perdición. Recientemente habló de una crisis mundial, como no se había visto desde la edad oscura.
Al mismo tiempo, Netanyahu expresó su completa negación a incrementar el gasto estatal durante la pandemia de coronavirus, alegando que podría causar inflación. Una lección de economía que tomó de las enseñanzas del economista conservador Milton Friedman.
Esta contradicción debería causar preocupación. Israel está o bien al borde del precipicio, dirigiéndose a un desastre de proporciones bíblicas, o bien está atado a principios económicos firmes y debe mantener un déficit manejable en preparación para el fin de la crisis.
La posición de Netanyahu está en contradicción con el gobernador del Banco de Israel, Amir Yaron, tanto como con la mayoría de los expertos del país. Bajo estas circunstancias, la posición de Netanyahu es peligroso y hasta podría doblegar la economia israeli.
Alemania siempre fue fiscalmente moderado. Recientemente anunció un plan de rescate financiero de 600 miles de millones de euros, lo que constituye un 15% de su PBI. Pero no es sólo la cantidad lo que importa. Lo que cuenta es la intención del gobierno alemán detrás de esta medida.
El ministro de Asuntos Económicos alemán, Peter Altmaier, declaró que no hay líneas que su gobierno no cruzaría para salvar a los trabajadores alemanes (incluso comprar empresas privadas en quiebra).
Un fondo de 2008 fue reabierto para la compra de acciones y bonos con el objetivo de dar líneas de crédito a negocios para evitar despidos masivos.
El ministro de Asuntos Económicos alemán, Peter Altmaier, declaró que no hay líneas que su gobierno no cruzaría para salvar a los trabajadores alemanes (incluso comprar empresas privadas en quiebra).
La administración de Trump está cooperando con el congreso en un proyecto de ley de alivio para compañías privadas e individuos, por una suma cercana al 20% de su PBI, todo para mantener la economía a flote y asistir a las familias y trabajadores asalariados que perdieron sus trabajos.
Pero en israel Netanyahu no parece tener problema con los despidos masivos y pérdidas de salarios, pérdidas por exportaciones, la pérdida de pensiones y ahorros, la devastación de la industria tecnológica y muchas cosas más. Todo eso podría haberse evitado si se anunciaba algún plan de ayuda estatal.
La economía de Israel está en soporte vital por el coronavirus y tiene una necesidad inmediata de tratamiento. Debe recibir asistencia y resucitación relativamente parecida a la demostrada por Estados Unidos y Alemania, de alrededor de 150-200 mil millones de shekels.
El problema es que Netanyahu no muestra ninguna inclinación por avanzar hacia un plan de este tipo. Su límite es de 1,5% del PBI, tan sólo 20 mil millones de shekels. Esto es solamente un décimo de lo que es necesario, guiado por una teoría económica obsoleta y el atasco político en el que está enredado.
En este esfuerzo de mantenerse en el poder, Netanyahu está cometiendo un crimen imperdonable que podría matar al paciente y por el que todos nosotros tendremos que pagar.