Biden Netanyahu
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
Ynet
El presidente de Irán, Hassan Rouhani, durante un recorrido por la central nuclear de Natanz.

No es esta la forma de influir en el acuerdo nuclear

Opinión. Los esfuerzos de Israel para influir en la política de la administración Biden respecto de Irán no han tenido muchas posibilidades de tener éxito. Y aunque lo hubieran tenido, la continuación de las operaciones israelíes en el mar y en Natanz podrían poner en peligro al Estado judío.

Dr. Raz Zimmt - Adaptado por Leandro Fleischer |
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El inicio de las conversaciones en Viena entre diplomáticos de Irán y las superpotencias es un paso significativo en un intento de que la República Islámica y Estados Unidos vuelvan a comprometerse con el acuerdo nuclear. Si alguien tenía alguna esperanza de que el gobierno de Biden tenía la intención de usar las sanciones para presionar a Teherán con el fin de que acepte mejoras en el acuerdo, eso ya no sucederá, ya que ha quedado claro que Washington ha decidido a volver al tratado firmado en 2015. Solo entonces podría intentar avanzar en las negociaciones renovadas con Irán sobre posibles modificaciones en el pacto.
Al momento de escribir estas líneas, aún no está claro si el deseo político estadounidense de promover un rápido regreso al acuerdo se encontrará con un gesto similar de Teherán. Las posiciones de Teherán sobre dos cuestiones clave no son negociables: su negativa a renegociar el acuerdo nuclear y su exigencia del levantamiento total de las sanciones como condición previa para volver a sus compromisos estipulados en el tratado.
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El presidente de Irán, Hassan Rouhani, durante un recorrido por la central nuclear de Natanz.
El presidente de Irán, Hassan Rouhani, durante un recorrido por la central nuclear de Natanz.
El presidente de Irán, Hassan Rouhani, durante un recorrido por la central nuclear de Natanz.
(Reuters)
No obstante, existe cierta flexibilidad respecto de su negativa a negociar indirectamente con Estados Unidos antes de la eliminación de las sanciones y la posibilidad de alcanzar un acuerdo por etapas entre ambos países.
Respecto del primer tema, parece que ya se ha encontrado una solución que recuerda la forma en que se llevan a cabo las negociaciones entre Israel y Hamás: diplomáticos de Irán y Estados Unidos están en Viena pero evitan las conversaciones directas entre ellos. La segunda cuestión parece más problemática a la luz de las declaraciones inequívocas realizadas en las últimas semanas por altos funcionarios iraníes. Sin embargo, dada la voluntad política, este problema también puede resolverse de manera creativa, por ejemplo, mediante la adopción de una hoja de ruta que determine la eliminación completa de las sanciones al inicio del proceso y su implementación práctica durante varios meses y de forma continua, en paralelo con el regreso de Irán a los compromisos estipulados en el acuerdo.
La pregunta clave es si el líder iraní está interesado actualmente en un regreso inmediato al acuerdo. El líder supremo de Irán cree que no se puede confiar en que Estados Unidos cumpla con sus compromisos y que la única forma en que la República Islámica puede hacer frente a los desafíos económicos a lo largo del tiempo es neutralizando las sanciones y no eliminándolas a costa de renunciar a sus principios.
Puede fortalecer su posición en el acuerdo económico recientemente alcanzado entre Irán y China, que establece una cooperación de 25 años entre ellos, y según estimaciones recientes del FMI se cree que la economía de la República Islámica crecerá un 2,5% en 2021. Las elecciones presidenciales iraníes de junio de 2021 también pueden persuadir a Jamenei de esperar a la elección de un nuevo presidente para no fortalecer al bloque moderado en vísperas de las elecciones.
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Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel.
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel.
Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel.
(AP)
Mientras tanto, la batalla naval entre Irán e Israel se está intensificando. La semana pasada, Teherán confirmó que un barco utilizado por la Guardia Revolucionaria fue alcanzado por minas navales adheridas a la embarcación. Aunque no está claro si la operación atribuida a Israel está relacionada con las conversaciones nucleares en Viena, parece que la administración estadounidense cree que tal conexión existe. Es probable que esta evaluación se refuerce tras los daños reportados ayer en la instalación nuclear de Natanz.
Simultáneamente con la filtración de la operación contra el barco a los medios de comunicación, los funcionarios estadounidenses señalaron que el hecho de que la explosión se haya producido en el primer día de las negociaciones nucleares no fue casual. Los esfuerzos de Israel para influir en la política de la administración Biden hacia Irán no han tenido muchas posibilidades de tener éxito desde que Washington llegó a la conclusión de que la única forma de evitar una mayor escalada con Irán es a través de un regreso al acuerdo nuclear.
Pero incluso si Israel tuviera la oportunidad de influir en los movimientos en Washington, parece que la continuación de las acciones israelíes contrarias a la posición de Estados Unidos podrían ponerlo en peligro.
Ahora parece que solo la continua negativa del líder iraní puede ayudar al gobierno israelí en un intento de torpedear el movimiento diplomático, ya que no es seguro que se pueda confiar en la República Islámica todo el tiempo.
El doctor Raz Zimmt es un experto en Irán en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel
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