Partidarios de Netanyahu congregados frente a la casa del fiscal general Avichai Mandelblit después de que acusara al primer ministro de corrupción.
Partidarios de Netanyahu congregados frente a la casa del fiscal general Avichai Mandelblit después de que acusara al primer ministro de corrupción.
Tal Shahar
Manifestantes pro Trump se abren paso de manera violenta para entrar al Capitolio.

Netanyahu es más inteligente que Trump, pero no menos peligroso

El primer ministro israelí ya ha dado muestras de poder avasallar las instituciones democráticas, pero hasta dónde está dispuesto a llegar para preservar el poder aún está por verse.

Moshe Gorali - Adaptado por Rubén Pereyra |
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Los violentos disturbios de los partidarios del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, el miércoles sacudieron al mundo entero. Nos llevaron a preguntarnos si no estábamos viendo el comienzo de una revolución, llevada a cabo por una turba de matones con lavado de cerebro que fueron enviados por el propio presidente estadounidense.
También presentó a los israelíes la posibilidad de que pudieran presenciar los mismos estallidos de violencia en su propio país.
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Manifestantes pro Trump se abren paso de manera violenta para entrar al Capitolio.
Manifestantes pro Trump se abren paso de manera violenta para entrar al Capitolio.
Manifestantes pro Trump se abren paso de manera violenta para entrar al Capitolio.
(AFP)
Estados Unidos, aunque amenazado por la insurgencia civil, aún mantiene su democracia. Pero la violencia reciente es una severa advertencia de lo que podría suceder cuando un líder trastornado difunde noticias falsas y teorías de conspiración mientras su partido se mantiene al margen y no hace nada para detenerlo.
Hay muchas similitudes entre Trump y el primer ministro Benjamin Netanyahu y entre el Partido Republicano y el Likud.
Netanyahu no es Trump. Es mucho más inteligente, pero no menos peligroso.
Ambos defienden el odio hacia las "élites" y el "establishment", los medios de comunicación y el sistema judicial. Ambos utilizan noticias falsas e incitación.
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El primer ministro israelí y el presidente norteamericano, durante una reunión en Washington, el año pasado.
El primer ministro israelí y el presidente norteamericano, durante una reunión en Washington, el año pasado.
El primer ministro israelí y el presidente norteamericano, durante una reunión en Washington, el año pasado.
(EPA)
Netanyahu aún tiene que demostrar que es capaz de movilizar a una multitud de seguidores y enviarlos a las calles. Algunos expresan violencia en las redes sociales, pero aún no representan una amenaza tangible para el orden público.
Las impactantes imágenes de Washington, el miércoles, podrían inspirar fácilmente una repetición de los eventos aquí, con la Corte Suprema o la Knesset como objetivos potenciales.
Es seguro asumir que Netanyahu no aceptará con calma una derrota en las elecciones de marzo, pero no está claro hasta dónde llegaría para evitar tal pérdida.
¿Deslegitimaría él, como hizo Trump, un resultado electoral que lo destituya de su cargo? ¿Echaría dudas sobre la integridad del recuento de votos o sobre el de sus oponentes? Ya tiene un segmento de la población que cree en cualquier vieja teoría de conspiración que él pronuncie.
Ninguna de las protestas que sus fanáticos han organizado hasta ahora, ya sea fuera del Tribunal de Distrito de Jerusalem cuando comenzó su juicio penal en mayo de 2020 o en Tel Aviv, cuando fue acusado en noviembre de 2019, ha incluido una turba violenta con lavado de cerebro.
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Partidarios de Netanyahu congregados frente a la casa del fiscal general Avichai Mandelblit después de que acusara al primer ministro de corrupción.
Partidarios de Netanyahu congregados frente a la casa del fiscal general Avichai Mandelblit después de que acusara al primer ministro de corrupción.
Partidarios de Netanyahu congregados frente a la casa del fiscal general Avichai Mandelblit después de que acusara al primer ministro de corrupción.
(Tal Shahar)
Si Netanyahu pierde ante otro miembro de la derecha, como el líder de Yamina, Naftali Bennett, o el exministro del Likud, Gideon Sa'ar, la mayoría de los manifestantes de derecha pueden estar menos motivados para salir a las calles, dejando al primer ministro solo con sus partidarios incondicionales. Un oponente de izquierda sería mucho más fácil de demonizar.
El tamaño de su base y su fuerza, tanto en votos como en voluntad de convertirse en una milicia violenta, no está claro.
Netanyahu hace mucho tiempo que transformó al Likud en un partido a su propia imagen, con fanáticos que harían cualquier cosa para asegurarse que permanezca en el poder, al menos hasta que su hijo mayor pueda reemplazarlo.
Aun así, quizás haya algunos entre sus miembros que valoren el bien de la nación sobre el de su líder. La prueba vendrá cuando el juicio penal de Netanyahu se reanude en serio.
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Benjamin Netanyahu hablando al comienzo de su juicio penal, en mayo de 2020, cuando afirmó que era víctima de una campaña con motivaciones políticas.
Benjamin Netanyahu hablando al comienzo de su juicio penal, en mayo de 2020, cuando afirmó que era víctima de una campaña con motivaciones políticas.
Benjamin Netanyahu hablando al comienzo de su juicio penal, en mayo de 2020, cuando afirmó que era víctima de una campaña con motivaciones políticas.
(Flash 90 )
Es poco probable que veamos un asalto exitoso a la democracia de Israel, pero –como en los Estados Unidos– las semillas de tal amenaza ya se han plantado.
Netanyahu ha atacado todas las instituciones de nuestra democracia, desde la prensa libre hasta el poder judicial independiente, difundiendo noticias falsas y transformándose en una figura más grande que la única que tiene el futuro del país en sus manos.
Los israelíes sólo pueden esperar para ver hasta dónde estarán preparados él y sus partidarios para asegurar su existencia política continua y qué tan bien organizados están, en caso de que se los llame a la acción.
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