El misterioso corte de energía que tuvo lugar el sábado por la noche en la instalación de enriquecimiento de uranio iraní en Natanz está volviendo a inundar los medios de comunicación mundiales con los esfuerzos de Irán para adquirir armas nucleares y apoderarse del Medio Oriente, y con los intentos de Israel para interrumpir y retrasar el esfuerzo iraní tanto como sea posible.
Todavía no está claro en este momento si existe una conexión entre Israel y el corte de energía que ocurrió cerca de la medianoche, pero lo que sí está claro es que este incidente está retrasando el funcionamiento de las nuevas centrifugadoras que Irán ha instalado allí, como así también las antiguas centrifugadoras que enriquecen grandes cantidades de uranio. Aún no se sabe a ciencia cierta si los iraníes ya han podido reparar el corte de energía en Natanz, y si la falla ocurrida allí causó daños a las nuevas centrifugadoras. Los detalles serán aclarados pronto por el Organismo Internacional de Energía Atómica.
El anuncio iraní del corte de energía probablemente se deba a dos razones. Una es que los inspectores de la ONU y sus cámaras todavía están operando en las instalaciones en Natanz, por lo que el largo corte de energía que hubo allí no se puede ocultar, y la otra es que la declaración del portavoz oficial también tenía la intención de provocar una respuesta de Israel, y verificar si fue un accidente o si el Estado judío realmente estuvo involucrado en el hecho.
Los iraníes han notado que la tendencia de los funcionarios israelíes a jactarse de las operaciones encubiertas ha aumentado enormemente recientemente en Jerusalem y Tel Aviv, por lo que ahora examinarán lo que se dijo en Israel para comprender lo que sucedió en Irán. Asimismo, Teherán también está interesado en examinar los informes que aparecen en The New York Times, que se ha convertido en la "tubería de filtración" oficial de Israel, al menos según una publicación de Haaretz. Además, Israel está tratando de reducir las hostilidades contra Irán en la batalla naval, para no provocar una guerra. Los iraníes tampoco tienen la intención de participar en un conflicto bélico a gran escala, razón por la cual aún no han culpado directamente a Israel de los recientes incidentes en el mar.
Casualmente, o no casualmente, ayer se celebró el "Día de la Ciencia y la Tecnología" en Irán, en el que el presidente Rouhani anunció que su país está probando al menos tres nuevos modelos de centrifugadoras capaces de enriquecer uranio a una velocidad de 10 a 50 veces más rápida que la que hasta ahora se ha alcanzado en la central nuclear de Natanz. Esto significa que cuando Irán lo desee, podría enriquecer uranio en grandes cantidades y a gran velocidad, por lo que podría obtener una bomba nuclear en unas semanas en lugar de un año, como afirmaron los estadounidenses y los europeos cuando firmaron el acuerdo nuclear en Julio de 2015.
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Un inspector del OIEA desarrolla sus tareas en la instalación nuclear de Natanz.
(AP)
La declaración de Rouhani ayer indica que Irán se está esforzando por ser un país capaz de producir una bomba nuclear a los pocos meses de decidir hacerlo. La República Islámica ya está muy cerca de serlo y, por lo que se puede observar, sólo falta un elemento para tener armas nucleares en unos meses: el mecanismo de explosión nuclear.
El enriquecimiento de uranio tiene lugar en grandes instalaciones donde es imposible ocultar lo que se está haciendo a los ojos del Organismo de Energía Atómica de la ONU. Sin embargo, los esfuerzos para desarrollar el mecanismo de explosión y diseñar la bomba pueden llevarse a cabo en laboratorios e instalaciones relativamente pequeños que Irán intenta ocultar de los inspectores. Todo esto es importante para entender la estrategia de Teherán y la contraestrategia de Israel. Irán activa y suspende los contactos con las superpotencias, a través de diversas y extrañas demandas para volver al acuerdo nuclear, con el fin de ganar tiempo para alcanzar las capacidades tecnológicas y los conocimientos técnicos necesarios para producir armas nucleares poco antes de llegar a un acuerdo con los estadounidenses y las potencias.
En Israel, en cambio, se teme que los iraníes logren su objetivo. Con o sin un nuevo acuerdo, Irán tendrá capacidad nuclear, con todo lo que eso implica para el Medio Oriente y el mundo entero. En pocas palabras, Jerusalem teme que Teherán esté siguiendo los pasos de Corea del Norte, donde el mundo tiene temor a intervenir ya que logró obtener armas nucleares. Por lo tanto, es probable que el corte de energía en Natanz no haya sido causado por un accidente, sino por un sabotaje llevado a cabo con el objetivo de retrasar la carrera nuclear que se aceleró debido a las negociaciones con Estados Unidos sobre la eliminación de las sanciones.
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El presidente estadounidense Joe Biden y el presidente iraní Hassan Rouhani.
(AP/Oficina de Prensa de Irán)
Ya sea que el brazo largo de Israel haya estado involucrado en el corte de energía en Natanz o no, el incidente no está relacionado con la visita del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, quien llegó a Israel esta mañana. Sin embargo, esta visita nos enseña algo sobre el estado de las relaciones entre Jerusaem y Washington, y el panorama no es alentador. Aunque Austin es el secretario de Defensa y es una persona importante en la administración Biden, sólo se ocupa de la defensa. Su visita le muestra a Israel que el gobierno estadounidense está tan comprometido como sus predecesores con la seguridad de Israel y con el mantenimiento de su ventaja cualitativa. También a nivel de inteligencia, Estados Unidos recibirá la próxima semana al jefe de Ejército, Aviv Kochavi, y al jefe del Mossad, Yossi Cohen, y en el futuro también al jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Meir Ben-Shabbat.
Sin embargo, la administración Biden señala explícitamente que el liderazgo cercano y estratégico a nivel de liderazgo que Trump, e incluso Obama, tuvieron con Netanyahu, así como la estrecha relación mantenida anteriormente entre la Casa Blanca y el embajador en Washington, no sucederá por el momento, o bien se congelará hasta que se produzca un cambio radical en Israel. Los estadounidenses dicen que están atentos a todas las inquietudes israelíes sobre el programa nuclear iraní y que están interesados en la información de calidad que el Estado judío tiene sobre el tema y sobre Oriente Medio en general. También utilizarán esta información en sus negociaciones con Teherán, pero no más allá de eso.
Respecto del asunto palestino, las conversaciones son mantenidas entre el secretario de Estado norteamericano Blinken y el ministro de Relaciones Exteriores Ashkenazi, y no entre Biden y Netanyahu. Las relaciones entre Israel y Estados Unidos se encuentran en el nivel ejecutivo-operativo, y no en el nivel de los líderes, como nos hemos acostumbrado en los últimos años. Esto es lo que significa la visita de Austin, no solo para Israel, sino también para otros aliados de Washington en el Medio Oriente: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y otros países del Golfo. En otras palabras, los estadounidenses le dicen a Israel que están comprometidos con su seguridad, pero que los israelíes no pueden imponerle su estrategia global, que consiste en alcanzar la estabilidad en las relaciones con Irán para tener tiempo para abordar otros temas candentes.
