El ataque masivo de cohetes disparados contra Israel, posterior al asesinato selectivo del líder de la Jihad Islámica, silenció las acusaciones mutuas entre Kajol Labán y Likud, y promovió en gran medida la posibilidad de establecer un gobierno pronto.
Durante la emergencia de seguridad los dos partidos principales, Yisrael Beiteinu y el sector ultraortodoxo demostrarán flexibilidad política para establecer un gobierno que restaure la paz a los ciudadanos del Estado. Entenderán que se debe evitar una nueva convocatoria electoral. Así, el posible escenario de unidad incluiría una coalición con la participación del Likud, el bloque de derecha, Kajol Laban y Avodá-Guesher.
Es cierto que seguirán las discusiones sobre las causas judiciales de Netanyahu, la distribución de ministerios y la promulgación de una ley de reclutamiento, pero en la situación actual del país a Yisrael Beiteinu se le dificultará descalificar a los partidos ultraortodoxos.
Además, apareció una conexión entre Netanyahu y Gantz. El referente de Kajol Laban, presidente de la oposición aunque no ejerza el cargo oficialmente, estuvo al tanto del operativo para liquidar al líder terrorista y hoy fue actualizado sobre la situación en una reunión junto al secretario militar del primer ministro.
Gantz respaldó la medida al afirmar que "se enteró con anticipación de lo que iba a ocurrir" y que se trató de una "decisión correcta desde el punto de vista operativo y político". También aseguró que "esto no tendrá ningún efecto en el proceso político", pero difícilmente él mismo crea esa frase.
Después de la liquidación y los ataques con cohetes contra Israel, la opción de formar un gobierno minoritario, con el apoyo o la abstención de los miembros árabes de la Knesset, se presume muy difícil. Tras disparar cientos de misiles contra Israel la sociedad no lo aceptará, y los funcionarios árabes tampoco serían parte de ese gobierno.
