El doctor Morris Shapiro.
El doctor Morris Shapiro.
Ynet
Un profesional de la salud trata a un paciente con COVID-19 en el Hospital Barzilai de Ashkelon.

La paralizante soledad que genera la pandemia

Opinión. Para combatir la pandemia de la manera más efectiva posible, el sistema de salud de Israel debe trabajar con los cuerpos civiles para ayudar a los pacientes a no caer en la soledad.

Dr. Morris Shapiro - Adaptado por Juan Martín Fernández |
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Israel es un país con habitantes cálidos, que se enorgullecen de los fuertes lazos familiares y las amistades duraderas. Sin embargo, las medidas sanitarias impuestas para apaciguar los efectos de la pandemia obligaron a las personas a mantenerse resguardadas y separadas entre sí; dado lugar a mucha soledad.
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Un profesional de la salud trata a un paciente con COVID-19 en el Hospital Barzilai de Ashkelon.
Un profesional de la salud trata a un paciente con COVID-19 en el Hospital Barzilai de Ashkelon.
Un profesional de la salud trata a un paciente con COVID-19 en el Hospital Barzilai de Ashkelon.
(AFP)
Los hogares de ancianos y los pacientes infectados con COVID-19 fueron los casos más extremos y las muestras más explícitas de la soledad que generó el coronavirus. Por momentos, el aislamiento fue muy estricto y los afectos tuvieron que ser dejados de lado.
El público en general tiende a asumir que la medicina moderna trata al cuerpo humano como un instrumento muy sofisticado que carece de conexión con la mente. Pero el vínculo entre la salud mental y la salud física se ha demostrado en innumerables estudios científicos.
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Un médico atiende a un paciente con coronavirus en el Hospital Rambam, en Haifa.
Un médico atiende a un paciente con coronavirus en el Hospital Rambam, en Haifa.
Un médico atiende a un paciente con coronavirus en el Hospital Rambam, en Haifa.
(Hospital Rambam)
El discurso profesional sobre el patógeno, no puede excluir el estado de ánimo y la salud mental de los infectados. Durante los últimos ocho meses, hemos tratado a decenas de pacientes con diversas afecciones. A lo largo de este período, hemos comprobado el impacto positivo que tienen los miembros de la familia y los voluntarios en los pacientes.
Sucede que cada paciente ingresado en la sala para personas infectadas experimenta una sensación de desconexión no solo de su familia, sino también del resto de las personas en el hospital. A menudo, los sentimientos no son simplemente sentimientos, sino una realidad muy desoladora.
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Sala de atención para pacientes con COVID-19 en el hospital Sheba, cerca de Tel Aviv.
Sala de atención para pacientes con COVID-19 en el hospital Sheba, cerca de Tel Aviv.
Sala de atención para pacientes con COVID-19 en el hospital Sheba, cerca de Tel Aviv.
(AFP)
Si bien el personal de salud hace todo lo posible para brindar un poco de calidez humana y empatía, éstos, tan ocupados como lo están, no son sustitutos reales de los miembros de la familia o los amigos. A menudo vemos pacientes cuya estabilidad mental se ha visto afectada por su condición, tanto que no pueden comer o comunicarse por teléfono.
Es por eso que el sistema de salud de Israel debe trabajar con los organismos civiles para garantizar que los pacientes se reúnan con personas del mundo exterior, y así vigorizarlos tanto mental como físicamente. Ahora que se acerca el invierno y, por consiguiente, un probable aumento de las infecciones, debemos asegurarnos de que los que terminen atrapados en los hospitales sean apoyados tanto física como mentalmente.
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