Parece que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, finalmente se dio cuenta.
Benjamin Netanyahu, el político más brillante de la región con un sentido agudo, que destruyó y distanció políticamente a cualquiera que fuera percibido como una amenaza para su actual mandato y no dejara nada más que polvo de todos sus rivales, casi lo ha perdido todo.
Aunque todavía es temprano para elogiarlo políticamente, Netanyahu ha estado ocupado con una serie de cuestiones que no son relevantes para nosotros en lo más mínimo, como sus problemas legales, tuits, anexiones, exenciones fiscales, conflictos, desacuerdos con el fiscal general Avichai Mandelblit, intentos de recibir donaciones masivas para su defensa legal, el establecimiento de un comité de investigación sobre el poder judicial, el presupuesto anual o bianual y los tuits y retuits de su hijo mayor.
De repente, cuando levantó la cabeza y dejó de centrarse en sus problemas personales por un momento, se dio cuenta de que el público estaba realmente desesperado y que un millón de desempleados era un problema real y grave, no una tontería, algo que expresó la semana pasada Tzahi Hanegbi, un ministro del Likud, el propio partido de Netanyahu.
El primer ministro observó con horror una protesta que se acercaba, una gran ola de personas desesperadas y que no tiene nada que perder. Esto amenaza con arrasar su reino privado.
Netanyahu, aterrorizado, llamó a sus asesores, ministros y empleados; a todos aquellos a quienes siempre les echa la culpa tan fácilmente, y comenzó a preparar planes.
Y así, llegamos a la conferencia de prensa del jueves pasado, donde hizo promesas con profunda determinación.
Esta semana, se supone que el dinero se transferirá finalmente a las cuentas bancarias de todos los afectados por la crisis del coronavirus, algo que Estados Unidos, que tanto admira, hizo hace mucho tiempo.
¿Algún plan adicional? ¿Algo sobre el crecimiento económico? Nada. Después de todo, todo se hizo a toda prisa en el último minuto. Simplemente está derramando dinero para calmar a las masas enfurecidas.
Ahora, veamos si el dinero se transfiere a nuestras cuentas bancarias, como lo prometió durante la primera ola de COVID-19, o simplemente señalará con el dedo acusador a "Eran", un nombre en clave para empleados sin nombre que son fáciles de atacar, porque estos "Erans" no pueden responder.
Y aquí hay un consejo para la oposición de Netanyahu, quienes se preguntan "¿cómo puede ser que el público continúe votando por Netanyahu a pesar de las serias acusaciones penales que pesan en su contra y las investigaciones en curso?". Bueno, hasta el estallido de la epidemia, el público estaba satisfecho. Netanyahu ha sido primer ministro desde 2009 y la vida fue buena, y todo este bien se atribuyó principalmente, y no siempre con justicia, a Netanyahu.
Mientras el desempleo permanecía por debajo del 4% y los israelíes podían irse de vacaciones al extranjero una o incluso dos veces al año, no les importaban sus cigarros y champanes. Mientras un coche nuevo y reluciente, y a veces incluso dos, estuviese estacionado fuera de su casa, no les importaba ninguno de los escándalos en torno al primer ministro o su familia.
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Un manifestante detenido durante los enfrentamientos con la policía tras las manifestaciones contra el gobierno del sábado.
(Reuters)
Por el contrario, cuanto más atacaban a Netanyahu, más enojaban a sus seguidores. Según ellos, él es un primer ministro brillante. El estado de la economía era excelente, y las relaciones exteriores de Israel estaban en su mejor momento, con estrechos vínculos con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente ruso, Vladimir Putin.
Sin embargo, de la misma manera que todo lo bueno se atribuyó a Netanyahu, ahora su nombre está atado a una crisis financiera sin precedentes. A medida que la economía se desmorona ante nuestros ojos, culpan al primer ministro.
Netanyahu no estaba concentrado, o como dijo en el pasado sobre situaciones similares, pasó bajo su radar.
Pero ahora se ha dado cuenta, y con sus agudos sentidos políticos comprende que esto no es una "tontería". Ese millón de desempleados que no ven ninguna esperanza en el horizonte es su problema.
¿Es demasiado tarde? Solo el tiempo dirá.
