Thomas Jefferson, tercer presidente de la historia de Estados Unidos, dijo que "periódicos sin Gobierno son mejores que un Gobierno sin periódicos”. Desde entonces la prensa libre se convirtió en una piedra fundamental de la democracia norteamericana.
Pero las redes sociales dieron vuelta algunas cosas. Mark Zuckerberg, creador de Facebook, era un nerd académico que buscaba el amor y no la guerra, y según leyendas populares inicialmente su red estaba destinada a mejorar su capacidad para conocer mujeres. Hoy Facebook está más vinculado al odio que al amor.
Los políticos recurren con entusiasmo a las redes sociales. Se trata de dispositivos de comunicación gratuitos cuya ventaja radica en que todo se puede publicar sin mediación de periodistas. Pero la prensa insistió caprichosamente en seguir verificando los hechos antes de publicar y se encarga de desnudar las mentiras de los políticos. En las redes sociales no se ocupan de eso. Como suele decir Zuckerberg: “Somos solamente una plataforma”.
Donald Trump y Benjamín Netanyahu son dos políticos que se aprovecharon de esta laguna legal. Dos genios del marketing político, liberados de la necesidad de lidiar con la ética periodística de publicar solamente hechos verídicos, se convirtieron en gobernantes sin medios.
La asunción de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos es la primera prueba del fracaso de este sistema. Biden es un político canoso y veterano que hasta la fecha había fallado en sus intentos presidenciales. Pero logró sumar la mayor cantidad de votantes en un siglo no por mérito propio, sino por el deseo de los votantes de deshacerse de Trump. El sistema inmunológico estadounidense, fundado por la frase de Jefferson, vomitó una bacteria que amenazaba con la destrucción democrática.
¿Netanyahu sigue sus pasos? El sistema electoral norteamericano es diferente al israelí, pero los resultados serían similares si en Israel hubiera elección directa para determinar al primer ministro: la mayoría de los israelíes, según se desprende de las últimas tres campañas electorales y de las encuestas actuales, se oponen a que Netanyahu continúe en el cargo.
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Netanyahu y las redes sociales, una forma de interacción directa con el votante, sin filtros periodísticos.
(Ohen Tzvigenberg)
Uno de los principales motivos de rechazo a Netanyahu es su conducta mediática. Mucho se escribió sobre sus dotes de súper propagandista y su capacidad de reinventarse. Pero tras dos derrotas electorales en 1999 y 2006 logró mantener su status político gracias al uso de redes sociales, a través de un contacto directo con el electorado, sin la mediación de la prensa tradicional.
Como ocurrió con Trump, un fracaso de este recurso lo hundiría en una profunda crisis ya que en los últimos años agotó cualquier otra instancia. Desde el comienzo de su carrera Netanyahu intentó mantenerse cerca de los formadores de opinión. El periodista Ehud Asheri contó cómo conoció a Netanyahu hace ya muchos años. “Ocurrió en un evento social, cerca de la barra de un catering. Me abordó e inmediatamente comenzó a hablarme de política. No recuerdo los detalles, pero no olvido el desmedido esfuerzo que puso para impresionarme, como si su destino dependiera de mi opinión sobre él”, relató.
Los intentos de Netanyahu fueron en vano y los medios continuaron con sus críticas. En diversas entrevistas se defendió argumentando que “la mayoría de los periodistas son de izquierda, entre moderada y dura”. Por eso el siguiente paso en su relación con los medios fueron sus intentos de controlarlos.
Sheldon Adelson, magnate del juego estadounidense, fundó el diario Israel Hayom para él. Y esta fue la génesis de algunas de las causas judiciales que afronta el primer ministro, además de otras publicaciones periodísticas que revelan su poder de influencia en el Canal 20 y la estación Galei Tzahal, entre otros medios.
Luego decidió apostar por las redes sociales. La ventaja, como se mencionó, es que no hay supervisión periodística sobre sus mensajes. Pero también es su mayor desventaja. Perseguidos por los medios y la oposición, tanto Netanyahu como Trump elevaron la tensión de sus ataques por las redes y eso les ayudó a unir a su base electoral cercana, pero también les generó una profunda brecha con los sectores liberales.
Como resultado, las redes sociales se convirtieron en un arma de doble filo. Trump perdió su presidencia y el liderazgo de Netanyahu se ve amenazado, especialmente cuando ya no le quedan recursos argumentales para sus mensajes, más allá de la campaña de vacunación.
