Amir Peretz, ¿por qué te apresuras a unirte a una coalición del Likud y Kajol Labán? ¿Para qué lo haces antes de que se firme un acuerdo, antes de que las secciones de ese acuerdo estén claras, y en un momento en que todo este romance puede terminar en un gran fiasco? No encuentro ningún motivo razonable por el cual este hombre, que prometió no unirse a un gobierno encabezado por Netanyahu, haga esto ahora, y tan apresuradamente.
De alguna manera puedo entender la decisión tomada por Benny Gantz. Después de todo, es la opción menos mala; es preferible establecer una coalición con Netanyahu a formar un gobierno minoritario o celebrar una cuarta ronda electoral. Me permito creer que Gantz tomó la determinación por motivos válidos, a pesar de que se trate de una maniobra irritante.
Es irritante porque. según el acuerdo, este gobierno incluiría entre 32 y 36 ministros, cuyo fin no es el bienestar de los ciudadanos, sino obtener los cómodos asientos de las oficinas de gobierno.
Sin embargo, la decisión de Gantz, para bien y para mal, no autoriza a todo aquel que se encuentra en la arena política a incumplir con la promesa expresada a sus votantes. Y, por si fuera poco, a acabar con la esencia de la democracia israelí que está compuesta por una serie de equilibrios en los que la oposición juega un papel fundamental.
No es necesario ser un genio de la política para entender qué se esconde detrás de esta maniobra, detrás de las expresiones sobre los tiempos de emergencia que atraviesan los ciudadanos. Peretz, creo, sabe que está en la última parte del camino de su carrera política, y no me refiero a su edad, sino a que todas las demás alternativas están por desaparecer.
En las próximas elecciones, Avodá se presentará en un nuevo formato que hoy es difícil de predecir cómo será, pero se puede afirmar con seguridad que Peretz no podrá liderar.
Seguramente no debe ser muy placentero estar en la oposición o presidir un comité de escasa importancia o levantar la mano en votaciones que perderás frente a una coalición de 73 miembros de la Knesset. Pero esto es lo que se espera de él; que luche desde ese lado aprovechando su vasta experiencia para proteger los valores en los que él y sus votantes creen.
Esta expectativa es correcta, a pesar de que también sea aceptable la opinión de aquellos que señalan que es preferible que haya en el gobierno un hombre con experiencia política como Peretz, a que esté al frente de un ministerio uno de los parlamentarios que se encuentra en la parte inferior de la lista de Kajol Labán.
Peretz y Shmuli dieron la espalda a la voluntad de sus votantes, incluso en estos días difíciles en los que se permite romper promesas. Con esta maniobra, ambos les están diciendo a sus votantes que están aprovechando la oportunidad para subirse al tren porque es más agradable estar adentro que afuera soportando los fuertes vientos.
Tal vez éste sea el único motivo por el cual se apresura, o mejor dicho se apresuran, a ingresar al gobierno.
* Ariela Ringel Hoffman es periodista del periódico Yediot Ahronot