Cuando el primer ministro Benjamín Netanyahu le ofreció cargo de ministro de Defensa al parlamentario de HaYamin HaHadash Naftali Bennett, es altamente probable que no haya mencionado todas las amenazas y desafíos a los cuales se enfrenta Israel.
Bennett no es un miembro del gabinete de seguridad, y desde que dejó el gobierno hace seis meses han habido varios cambios estratégicos ante el empeoramiento de la situación de seguridad de Israel.
Es cierto que algunos de estos cambios son conocidos por todos, pero hay algunos asuntos sensibles que no hay sido difundidos.
Bennett probablemente sea lanzado a la parte profunda de la piscina mucho más rápido de lo que imagina, por lo que deberá tomar decisiones importantes sin entrenamiento práctico u orientación detallada.
Bennett asume el puesto en un momento crucial para Israel, en el que todos los frentes están hirviendo y amenazando con explotar.
Irán está advirtiendo al mundo que planea acelerar sus planes nucleares, Estados Unidos está abandonando lentamente Medio Oriente, Hezbollah se está volviendo más osado al disparar misiles contra las FDI, y la Jihad Islámica está actuando con libertad en Gaza.
Además de todo esto, hay un nuevo plan para mejorar a las FDI, formulado por el jefe de Estado Mayor Aviv Kochavi en coordinación con Netanyahu. Bennett tendrá que estudiar rápidamente este proyecto, y trabajar duro para que sea aprobado.
Para efectivamente poder enfrentar a todos estos asuntos, el nuevo ministro de Defensa también tendrá que luchar por un presupuesto más grande.
Bennett ha declarado que siente que debe dejar su marca en la historia de Israel, pero el tiempo para lograr su gran meta se está agotando. No quiere ser recordado como el líder de Avodá Amir Peretz, quien ocupó el puesto durante la Segunda Guerra del Líbano y cuyo desempeño es visto como incompetente.
Sin duda preferiría ser recordado como Moshe Arens, quien sirvió como ministro de Defensa más de una vez y es recordado afectuosamente por los israelíes como un líder fuerte.
Pero teniendo en cuenta todos los desafíos políticos y de seguridad a los que Bennett se enfrenta, las posibilidades de que tenga éxito en dejar una marca parecen pequeñas.
El nuevo ministro tendrá de todas formas a un excelente secretario militar a su disposición. El brigadier general Ofer Winter es un gran amigo suyo, también ha sido el secretario militar de Netanyahu, y posee la confianza del primer ministro.
Dependerá de Winter poner a Bennett al día y al mismo tiempo gestionar su relación con su antiguo jefe y el nuevo.
De todos los miembros del gobierno, es claro que Bennett es de hecho el más versado en asuntos de seguridad, lo cual fue demostrado como miembro del gabinete de seguridad durante el conflicto con Gaza en 2014.
En ese entonces, demostró entender el conflicto mejor que el entonces ministro de Defensa Moshe Ya’alon, Benny Gantz, y el ex jefe del Directorio de Inteligencia Militar, un cierto Aviv Kochavi.
Desde que ingresó a la política, Bennett ha expresado una postura estrictamente de derecha en lo que respecta a las actividades de Hamás en Gaza, pero cuando la ciudad de Sderot sufrió un ataque de cohetes la semana pasada, Bennett de repente comenzó a entonar una canción de mesura.
Parece que su postura de larga data se disolvió en un instante junto con sus críticas a la política de autocontrol de Netanyahu, y ambas desaparecieron al aceptar la oferta del primer ministro de convertirse en ministro de Defensa.
Aparentemente, Bennett, al igual que muchos antes que él, entiende que cuanto más alto uno escala, mejor es la vista.
