La caracterización para nada agradable de un periodista, y les pido disculpas a mis colegas, es de aquel que casi no sabe nada sobre casi todo. No es necesario tomarse esta definición con demasiada seriedad. Sin embargo, la mayoría de los periodistas se encargan principalmente de recolectar información y publicarla. Ellos hacen su trabajo con dedicación, pero por supuesto que no saben todo.
La crisis del coronavirus es un momento de prueba. Los políticos, al igual que los periodistas, no saben todo. Ellos necesitan tomar decisiones difíciles en momentos de incertidumbre. En Gran Bretaña se resolvió que es preferible que el virus contagie a las masas, con la esperanza de que se produzca el efecto “inmunidad de grupo”. Sin embargo, en Israel se decidió ir en otro dirección para intentar evitar el contagio entre las personas. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, es quien tiene la última palabra. Él escucha las diversas recomendaciones, que a veces se contradicen unas con otras, y toma decisiones.
¿Acaso hay un aprovechamiento político de la crisis? No creo que esta sea la pregunta más importante. Es muy posible que Netanyahu aproveche la oportunidad para darnos otra muestra de autoridad y decisión, ya que él está al mando y tiene en sus manos los destinos de todos.
La pregunta más importante es si sus decisiones están contaminadas por influencias externas. Permítanme decirles que la respuesta es negativa. Absolutamente negativa. No es que el primer ministro no tenga intereses personales y políticos. Él ha demostrado en reiteradas oportunidades que es capaz de incitar al odio y generar conflictos, ya que ese comportamiento le conviene. Pero el coronavirus es otro tema. Netanyahu no quiere bajarse del escenario tan pronto, él quiere triunfar. Tal vez sea un timador político, pero no tomará decisiones que lleven a la muerte masiva de personas. Esta situación no le serviría políticamente.
Por lo tanto, me parece que los periodistas en Israel deben mostrar moderación. Y cuando una importante periodista afirma que “Netanyahu quiere tomar medidas extremas porque tiene intereses políticos y personales” cruza la línea roja. Pero ella no está sola. La mayoría de los periodistas no tiene idea acerca de lo que habla. No son especialistas en el asunto. Ellos pueden y deben mostrar la situación mundial. También pueden criticar, pero no de forma irresponsable porque tienen una obsesión contra Netanyahu. Es irrelevante lo que decida o haga el primer ministro, ellos se opondrán.
Es conveniente observar que China y Corea del Sur han logrado detener la propagación del brote del coronavirus implementando medidas extremas. Y Europa está yendo en la misma dirección. Por lo tanto, a pesar de no saber mucho sobre el asunto, está claro que las decisiones de Netanyahu son razonables.
Todavía no hay resultados, los contagios continúan, por lo que aún no se sabe si todas las medidas tomadas son las mejores, pero claramente no hay intereses políticos en las decisiones de Netanyahu.
En el pasado, el primer ministro ha demostrado que toma decisiones por presiones políticas e intereses personales. Pero hay que separar la política de la crisis del coronavirus. Cuando era ministro del Tesoro, Netanyahu llevó a cabo políticas que no eran populares, ni siquiera para sus partidarios. Por lo tanto, se puede criticar a Netanyahu desde un punto de vista político, pero no hay necesidad de generar desconfianza en las determinaciones difíciles que el primer ministro debe tomar en estos días sólo porque no les gusta su manera de hacer política o su corrupción.
Es probable que en las próximas semanas la situación empeore. Netanyahu no debe quedar solo al mando. El pueblo necesita un gobierno de unidad. Pero mientras el primer ministro esté a cargo de las decisiones que se deben tomar para luchar contra el coronavirus, no hay motivo para sospechar que él actúa sólo para sí mismo y contra los ciudadanos. Y me parece que los periodistas que no quieren a Netanyahu deben mostrar algo de moderación. Antes de culpar al primer ministro sin fundamento deberían mirarse a sí mismos en el espejo.