Benjamin Netanyahu en el Tribunal de Magistrados de Jerusalén para una audiencia sobre el llamado Caso 4000.
Benjamin Netanyahu en el Tribunal de Magistrados de Jerusalén para una audiencia sobre el llamado Caso 4000.
Reuters
Benjamin Netanyahu en el Tribunal de Magistrados de Jerusalén para una audiencia sobre el llamado Caso 4000.

Acuerdo de culpabilidad de Netanyahu: un precedente peligroso

Opinión. Si bien el acuerdo con el ex primer ministro puede servir para reparar la división que afecta a la sociedad y su sistema político, también privará al público de una resolución que restauraría la confianza en el sistema de justicia.

Nadav Eyal - Adaptado por Rubén Pereyra |
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El inminente acuerdo de culpabilidad entre el ex primer ministro Benjamín Netanyahu y el fiscal general Avichai Mandelblit tiene mucho sentido.
Un posible resultado del juicio, que ciertamente habría durado unos años, habría sido la condena de Netanyahu por al menos dos de los tres cargos de corrupción, lo que lo alejaría de la vida política durante al menos siete años.
Este habría sido un resultado aceptable, pero ahora que el acuerdo de culpabilidad está sobre la mesa ambas partes arriesgarían mucho de continuar con el juicio.
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Benjamin Netanyahu en el Tribunal de Magistrados de Jerusalén para una audiencia sobre el llamado Caso 4000.
Benjamin Netanyahu en el Tribunal de Magistrados de Jerusalén para una audiencia sobre el llamado Caso 4000.
Benjamin Netanyahu en el Tribunal de Magistrados de Jerusalén para una audiencia sobre el llamado Caso 4000.
(Reuters)
Netanyahu corre el riesgo de ser condenado por fraude, abuso de confianza y soborno, lo que lo conduciría a un tiempo real en prisión.
El Estado, por su parte, corre el riesgo de una batalla prolongada que muy probablemente encontrará su camino a la Corte Suprema, y la continuación del ácido debate político que impregna y roe la confianza del público en el sistema de justicia.
Con todo, ambas partes están menos que seguras del resultado final de un juicio prolongado.
El público, mientras tanto, está ocupado debatiendo si el acuerdo de culpabilidad implicará el alfiler de desgracia que es la cláusula de vileza moral.
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El ex primer ministro Benjamin Netanyahu y el fiscal general Avichai Mandelblit.
El ex primer ministro Benjamin Netanyahu y el fiscal general Avichai Mandelblit.
El ex primer ministro Benjamin Netanyahu y el fiscal general Avichai Mandelblit.
(Moti Kimchi, Alex Kolomoisky)
Tal debate es innecesario. Desde el momento en que Netanyahu admita los delitos de fraude y abuso de confianza, la cláusula de vileza moral se evocará automáticamente, prohibiéndole la vida política durante la mayor parte de una década, ya sea por la corte o por el Comité Central de Elecciones.
La pregunta principal que debería estar en la mente de todos es cómo estarán de acuerdo las dos partes en la acusación enmendada, pero esto también es un problema solucionable.
Dadas las circunstancias, un acuerdo de culpabilidad es la opción obvia. Pero lo que es más obvio e imparcial no siempre es correcto.
Un acuerdo de culpabilidad de este tipo con Netanyahu sólo erosionará aún más la base sobre la que descansa la confianza del público.
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Protesta contra el acuerdo de culpabilidad con Netanyahu frente a la casa de Mandelblit.
Protesta contra el acuerdo de culpabilidad con Netanyahu frente a la casa de Mandelblit.
Protesta contra el acuerdo de culpabilidad con Netanyahu frente a la casa de Mandelblit.
(Tal Shahar)
Hace casi tres años, publiqué un artículo en el que propuse a Mandelblit llegar a un acuerdo similar con el entonces primer ministro.
En aquel entonces, aún no había acusación, por lo que la propuesta no era para un acuerdo de culpabilidad, sino para un indulto presidencial a cambio de su renuncia y una admisión de culpabilidad.
Mi mayor temor era que Netanyahu hiciera lo que terminó haciendo: no dejar nada más que tierra quemada a su paso, crear una división interna sin precedentes y arrastrar al país y su política a una olla gigante de intriga y una sensación de persecución.
El artículo se encontró con una variedad de respuestas, a veces tóxicas, de todo el espectro político.
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Manifestantes en contra del acuerdo de culpabilidad de Netanyahu.
Manifestantes en contra del acuerdo de culpabilidad de Netanyahu.
Manifestantes en contra del acuerdo de culpabilidad de Netanyahu.
(Tal Shahar)
Los opositores de Netanyahu, aquellos que huelen sangre, que pensaban que una revelación al estilo del caso Watergate era inminente, que creían que el ex primer ministro estaba a días de marchar vergonzosamente a prisión, creían que mi propuesta era una señal de concesión.
Los defensores de Netanyahu, aquellos que creían que el asunto simplemente se disiparía, aquellos que no apreciaron adecuadamente la intensidad del proceso legal y sus profundos efectos en nuestra política, creyeron que mi propuesta era una vergüenza y una farsa.
En aquel entonces, un acuerdo habría ahorrado a Israel y a su pueblo la gran división en nuestra sociedad con la que estamos lidiando ahora, gracias a Netanyahu.
Habría ahorrado a Israel las cuatro agotadoras rondas electorales consecutivas, así como la prolongada campaña pública que pinta al sistema de justicia como un colaborador en un esquema sombrío para derrocar al gobierno.
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Un manifestante contra el acuerdo sostiene un cartel con una foto en la que se ve al ex primer ministro junto al fiscal general Mandelblit.
Un manifestante contra el acuerdo sostiene un cartel con una foto en la que se ve al ex primer ministro junto al fiscal general Mandelblit.
Un manifestante contra el acuerdo sostiene un cartel con una foto en la que se ve al ex primer ministro junto al fiscal general Mandelblit.
(Nadav Abas)
Ahora, un acuerdo de culpabilidad dejará todas las preguntas abiertas.
La publicidad de un juicio, la necesidad de llegar a algún tipo de verdad, la sensación de certeza que recibe un individuo absuelto o la disuasión creada con la condena de una figura pública, todo esto se evaporará.
El acuerdo también será visto, simplemente, como un trueque entre élites israelíes que resuelven sus conflictos internos de manera clandestina a puertas cerradas.
También sentará un precedente peligroso al permitir que cualquier futuro delincuente en la arena pública sepa que puede obtener un mejor trato arrojando veneno al público todo el tiempo.
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El ex primer ministro sale de una entrevista con su abogado, donde se habló de los términos del acuerdo de culpabilidad.
El ex primer ministro sale de una entrevista con su abogado, donde se habló de los términos del acuerdo de culpabilidad.
El ex primer ministro sale de una entrevista con su abogado, donde se habló de los términos del acuerdo de culpabilidad.
(Moti Kimchi)
Aquellos que se oponen al acuerdo, como yo, necesitan entender dos cosas.
En primer lugar, existe la posibilidad de que Netanyahu sea absuelto y declarado completamente inocente.
En segundo lugar, existe la posibilidad de que Netanyahu pueda encontrar su camino de regreso a la silla del primer ministro durante su juicio, lo que significaría que dirigiría el país mientras se centra en su futuro legal.
Con todo, el público, e incluso Netanyahu, tienen derecho a recibir de la corte una decisión clara sobre las acciones del primer ministro durante su mandato. No es lo más efectivo, pero es lo correcto.
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