Raz Zimmt
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Ynet
Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica.

Ventana de oportunidad: desafíos y dilemas de Israel ante la estrategia iraní

Análisis. La reconstrucción militar de Irán y sus aliados exige respuestas más allá del plano operativo: acuerdos, estabilidad regional y contención diplomática. 

Raz Zimmt* |
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En los últimos días se han recibido varios informes que refuerzan la evaluación de que Irán no tiene intención de abandonar su política estratégica, a pesar de los golpes sufridos por ella y sus aliados regionales en los últimos dos años, especialmente tras la guerra de 12 días en junio de 2025.
El director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Rafael Grossi, reveló en una entrevista con la agencia AP que sus inspectores —sin autorización para realizar supervisiones en Irán desde el conflicto— detectaron mediante imágenes satelitales “movimientos” en torno de los sitios donde se almacena uranio enriquecido al 60 %, que permanece en manos iraníes aun después de los ataques a las instalaciones nucleares. Aunque por ahora no hay pruebas de que Teherán esté intentando restaurar sus capacidades de enriquecimiento dañadas durante la guerra, no se descarta que en el futuro intente utilizar ese uranio para avanzar en un programa secreto de armamento nuclear.
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Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica.
Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica.
Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica.
(AFP)
En paralelo, CNN informó —basándose en fuentes de inteligencia europeas— que Irán ha incrementado los envíos marítimos desde China de perclorato de sodio, sustancia utilizada para fabricar combustible sólido para misiles balísticos. Este reporte se suma a otros que señalan los esfuerzos iraníes por reconstruir y modernizar sus sistemas militares, en particular el arsenal de misiles de largo alcance, considerado por Teherán —incluso después de la guerra— como un activo estratégico capaz de dañar a Israel, desgastarla y limitar su capacidad para sostener una campaña prolongada, dadas las restricciones de sus sistemas de interceptación.

Reorganización regional y fortalecimiento de aliados

En el plano regional, también se han registrado indicios de que la República Islámica busca restaurar las capacidades de sus aliados, especialmente Hezbolá. Aunque la Fuerza Aérea israelí continúa con ataques casi diarios en Líbano, el grupo terrorista libanés sigue reconstruyendo su fuerza y acumulando misiles, cohetes, artillería y otros equipos militares, parte de los cuales son introducidos desde Siria, pese a los esfuerzos de las fuerzas de seguridad sirias e israelíes por frustrar los intentos de contrabando.
En Irak, Irán continúa fortaleciendo las milicias chiitas bajo su patrocinio y enviando armamento que podría ser utilizado en futuras ofensivas contra Israel. Además, el Shin Bet y las FDI frustraron recientemente un intento de contrabando de armas avanzadas provenientes de Irán, destinadas a operativos terroristas en Cisjordania. Por su parte, fuerzas leales al gobierno yemení interceptaron un barco iraní que transportaba armamento —incluidos misiles Kornet— destinado a zonas bajo control hutí cerca del estrecho de Bab el-Mandeb.

Debate interno en Teherán

Desde el conflicto, se desarrolla un intenso debate interno en Irán sobre las lecciones que deben extraerse. Los sectores más moderados abogan por un cambio de enfoque, centrado en la necesidad urgente de enfrentar los desafíos internos mediante reformas profundas en política doméstica, reanudar negociaciones con Estados Unidos y reducir tensiones con sus vecinos árabes y con Europa.
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La amenaza iraní no se disipó.
La amenaza iraní no se disipó.
La amenaza iraní no se disipó.
(Ynet)
En contraste, los sectores conservadores y radicales —que aún controlan la mayoría de los centros de poder en Teherán— sostienen que no es necesario renunciar a los principios fundamentales, pese a las fallas expuestas durante la guerra, sino aplicar ajustes limitados dentro del marco estratégico vigente. Por ahora, todo indica que el liderazgo iraní, encabezado por el ayatola Alí Khamenei, de 86 años, no planea cambiar de rumbo. Es más: la preservación de la opción nuclear, la reconstrucción militar y el respaldo a la “frente de resistencia” son vistos por la cúpula iraní como aún más esenciales para mantener y reforzar su capacidad de disuasión frente a sus enemigos, especialmente Israel.

Vulnerabilidades y oportunidades

Esto no significa que Irán no se haya debilitado tras los eventos dramáticos de los últimos dos años. En efecto, enfrenta desafíos significativos: una crisis interna creciente, escasez de agua y electricidad, inflación galopante, daños severos a sus sistemas nucleares y misilísticos, mayor presión internacional y una seguridad nacional erosionada por la derrota de Hezbolá, el colapso del régimen de Asad y la caída de Hamás.
Sin embargo, también puede beneficiarse de una serie de oportunidades: la supervivencia de Hamás en Gaza; los obstáculos para desarmar a Hezbolá; la inestabilidad en Siria; la rivalidad entre EE. UU., Rusia y China, que le permite mantener alianzas; el deterioro del prestigio internacional de Israel; y la creciente percepción regional de Israel como una amenaza militar para la estabilidad.
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Abbas Araghchi, ministro de Relaciones Exteriores de Irán.
Abbas Araghchi, ministro de Relaciones Exteriores de Irán.
Abbas Araghchi, ministro de Relaciones Exteriores de Irán.
(Ynet)

Implicancias estratégicas para Israel

Por lo tanto, no se puede asumir que el debilitamiento de Irán sea irreversible. Ante esta realidad, Israel debe prepararse para un posible nuevo enfrentamiento, especialmente si Irán logra restaurar sus capacidades nucleares, y continuar con acciones de control para impedir la reactivación del eje proiraní, encabezado por Hezbolá.
Al mismo tiempo, está más claro que nunca que los logros militares y operativos no son suficientes. Es dudoso que se pueda bloquear el camino de Irán hacia el armamento nuclear sin un acuerdo estable y duradero que limite significativamente sus capacidades de enriquecimiento, permita una supervisión más eficaz por parte de la AIEA y aborde el material fisible que quedó tras la guerra.
Asimismo, es incierto que se pueda evitar la reconstrucción del eje proiraní sin fortalecer los gobiernos centrales del mundo árabe, generar alternativas a la influencia iraní y promover procesos de estabilización regional y acuerdos políticos que ayuden a contener a Irán, que aprovecha la debilidad de los Estados vecinos y los contextos de conflicto para consolidar su poder.
En definitiva, el éxito de Israel en su campaña contra Irán dependerá en gran medida de su capacidad para aprovechar la actual ventana de oportunidad y traducir sus logros militares y operativos en avances concretos hacia una nueva realidad regional que contribuya a debilitar aún más a Irán y limitar su capacidad de recuperación.

(*) Director del Programa Irán y del eje chiita en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS), e investigador en el Centro Alliance de Estudios Iraníes de la Universidad de Tel Aviv.
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