A los nacidos después del 11 de septiembre de 2001 seguramente les resultará difícil creer que hasta esa mañana era posible llegar al aeropuerto una hora antes del vuelo, entregar la maleta incluso antes de ingresar a la terminal y caminar directamente al Duty Free casi sin detenerse en el camino. Desconoce una realidad en la que no es necesario quitarse el calzado y no es obligatorio beber toda el agua de la botella antes de someterse a un control de seguridad.
La seguridad en los aeropuertos de Estados Unidos antes del 11 de septiembre era ridícula, y en muchos aspectos era sorprendente que tal ataque no hubiera ocurrido antes, pero las medidas extremas tomadas tras el atentado, como la de los chequeos interminables, se tomaron más por fines "teatrales" que por consideraciones de seguridad realistas.
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Los pasajeros deben quitarse el calzado y beber toda la botella de agua antes de abordar el avión.
(shutterstock)
La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) se estableció dos meses después del 11 de septiembre. Esos oficiales de camisa azul, que hoy llevan a cabo los controles de rutina antes abordar un avión en todo Estados Unidos, no estaban en los aeropuertos antes del 2002. ¿Es realmente necesario que cinco personas nos revisen antes de llegar a la fila del control de seguridad? Probablemente no, pero como muchas decisiones gubernamentales tomadas después del peor ataque terrorista de la historia, la TSA también genera empleos que enorgullecen a los congresistas, por lo que estos trabajadores seguirán allí.
Hasta el 11 de septiembre, la mayoría de los estadounidenses solo habían visto detectores de metales en los aeropuertos. Ahora no hay sitio turístico, museo, juego de la NBA o concierto gratuito en el Central Park en el que no tengan que vaciar los bolsillos en la entrada y atravesar por controles similares a los que los israelíes están acostumbrados.
Espionaje a civiles
Las dos lecciones más importantes del caso Watergate fueron que al gobierno de los Estados Unidos no se le permitió espiar a sus ciudadanos y que la transparencia de las autoridades era primordial. El 11 de septiembre cambió el asunto drásticamente y le dio al FBI la libertad de registrar una casa o un negocio sin el consentimiento del propietario, y en muchos casos de recibir registros telefónicos y correos electrónicos sin una orden judicial. Además, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) recibió luz verde para escuchar llamadas telefónicas. A lo largo de los años, se han impuesto restricciones a estas actividades, pero la "Ley Patriota" todavía existe y nadie tiene la intención de derogarla.
Ministerio de Seguridad Nacional
Una oficina creada por el presidente George W. Bush el 1 de enero de 2003 que tiene poderes casi ilimitados en todas las áreas de seguridad: terrorismo, seguridad fronteriza, inmigración y aduanas, defensa cibernética y prevención y gestión de desastres. Estas definiciones eran tan amplias que muy rápidamente sucedió lo que se esperaba: el ministerio se volvió ineficiente, falto de transparencia, contaminado con la política y operaba sin respetar la Constitución. El hecho de que, incluso 20 años después, nadie esté pensando en abolir esta oficina es indicativo de la magnitud del trauma político de Washington.
Militarización de la policía
Las unidades de policía en Estados Unidos después del 11 de septiembre no son como las anteriores. El Departamento de Seguridad Nacional les ha suministrado equipamiento de combate que había sido utilizado en Irak y Afganistán, por lo que los azules uniformados han comenzado a parecerse cada vez más a los marines. Grupos de policías conduciendo tanques y equipados con armas de asalto, que deambulan principalmente por barrios negros, son ahora una rutina. Aquellos que se supone deben "proteger y servir a las comunidades" se han convertido en una fuerza de ocupación en las últimas dos décadas.
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Tras el atentado a las Torres Gemelas, los policías estadounidenses comenzaron a ser equipados con armamento de guerra.
(Reuters)
Presidente-rey
Una semana después del 11 de septiembre, George W. Bush firmó la llamada AUMF (Autorización para el Uso de la Fuerza Militar), una ley que efectivamente le dio al presidente la libertad de decidir él mismo sobre las operaciones militares. Si bien el presidente de Estados Unidos por lo general tiene un margen de maniobra relativamente grande en los asuntos exteriores, las operaciones militares y, ciertamente, las declaraciones de guerra, deben ser decisiones aprobadas por el Congreso. La AUMF de 2001 (renovada un año después, antes del inicio de la Guerra de Irak) fue tan amplia en la definición de los objetivos que un presidente puede aprobar para atacar, que en realidad convirtió al presidente en una especie de rey.
En los 20 años transcurridos desde entonces, ningún presidente ha tenido interés en intentar derogar la ley. Barack Obama pidió al Congreso que lo hiciera, pero realmente no luchó por ello, e incluso los congresistas prefirieron mantener el status quo para no emitir votos polémicos por el que podrían pagar un costo político. El mes pasado, la Cámara de Representantes, por una amplia mayoría bipartidista, votó a favor de derogar la AUMF, y parece que también hay mayoría en el Senado. El presidente Joe Biden ha prometido firmar la derogación si se aprueba.
Islamofobia
Los musulmanes representan un poco más del 1% de la población de Estados Unidos, pero son, por un amplio margen, el grupo demográfico más perseguido, tanto por los simples estadounidenses ignorantes como por los servicios de seguridad. En los últimos 20 años, se han presentado cientos de demandas por violaciones de los derechos humanos contra musulmanes-estadounidenses en el país: desde escuchas telefónicas en mezquitas hasta registros sin una orden judicial. También ha habido miles de agresiones físicas contra miembros de esa comunidad, incluidos ataques contra miembros de otras religiones, sobre todo sijíes, que los agresores confundieron con musulmanes.
En los primeros meses después de los ataques del 11 de septiembre, George W. Bush hizo un gran esfuerzo para dejar en claro que Estados Unidos no estaba en guerra contra el islam, e incluso visitó una mezquita, pero no es así como se sentían los musulmanes estadounidenses, y las tensiones continúan hasta el día de hoy.
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Bush dijo que Estados Unidos no estaban en guerra contra el islam, pero eso no era lo que los musulmanes sentían.
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Enfermedades
El número real de víctimas de los ataques del 11 de septiembre es mucho mayor que el número oficial, que es de 2.977. Al menos 400.000 personas estuvieron expuestas al polvo tóxico que dejaron los edificios destrozados y 18.000 contrajeron enfermedades que estaban directamente relacionadas con los ataques. Según el Programa de Salud del World Trade Center, una rama del gobierno que trata a estos pacientes, hasta el 11 de septiembre de 2020, 3.496 personas murieron por diversas enfermedades relacionadas con el atentado terrorista, principalmente cáncer y afecciones pulmonares graves.
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Marcy Borders, una mujer que fue fotografiada cubierta de polvo mientras huía del área del ataque a las Torres Gemelas, murió de cáncer 14 años después.
(AFP)
Televisión y cine
La serie "24" fue filmada antes del 11 de septiembre, y la emisión de su episodio de estreno se pospuso unas semanas debido a los ataques terroristas. El atentado abrió la puerta a todo un género de películas y series de televisión en las que Estados Unidos lucha contra extremistas musulmanes, y los protagonistas siempre fueron hombres atormentados, duros pero sensibles que tuvieron que tomar decisiones inmorales para defender al país. “Homeland” fue la primera serie en la que se mostraron remordimientos respecto del daño que Estados Unidos se había hecho a sí mismo y había causado al mundo debido a la forma en que respondió a los ataques.
Fox News
El canal de televisión de derecha se fundó a mediados de la década de 1990, cuando Rupert Murdoch vio que al sector conservador de Estados Unidos le faltaba un canal de noticias. El éxito de "Fox News" aumentó durante los días del escándalo de Bill Clinton y Monica Lewinsky, pero después del 11 de septiembre se convirtió en el canal de noticias por cable más visto en Estados Unidos. Lo que comenzó con el lema "Informamos, tú decides", se ha convertido en los últimos 15 años en un brazo propagandístico del Partido Republicano y en uno de los catalizadores más importantes de la fuerte división política en los Estados Unidos de hoy.
Guantánamo
Como parte de la libertad irrestricta otorgada a George W. Bush en nombre de la "guerra contra el terrorismo", la Bahía de Guantánamo, un área oficialmente perteneciente a Cuba, se convirtió en una prisión para terroristas. Debido a que se encuentra fuera del territorio de Estados Unidos, sus actividades no estaban sujetas a la Constitución ni a los tribunales, y miles de sospechosos fueron encarcelados allí durante años sin juicio. Veinte años después, la cárcel todavía existe.
Torturas
En 2006, George W. Bush admitió por primera vez que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) había operado centros clandestinos de detención desde el 11 de septiembre de 2001. Las investigaciones periodísticas revelaron que se trataba de celdas de detención improvisadas, ubicadas en países aliados de Estados Unidos en Oriente Medio o incluso en barcos militares estadounidenses, donde sospechosos de terrorismo eran interrogados sin ningún tipo de control o limitaciones. Debido a los testimonios sobre las espantosas torturas llevadas a cabo en esos lugares y a las condenas en todo el mundo, el uso de esos sitios se detuvo, al menos oficialmente.
Inmigración
El 11 de septiembre marcó el comienzo de una ola de oposición a la inmigración, que finalmente dio lugar a la presidencia de Donald Trump. Como parte del pánico general que se apoderó del país, Estados Unidos arrojó a la basura su ADN de “tierra de inmigrantes” y, desde entonces, la oposición de la derecha a la inmigración desde determinados países aumenta año a año. De las 90 mil personas que llegaron al país el año anterior al 11 de septiembre, el número se redujo a solo 10 mil el año pasado.
Bin Laden
Exactamente diez años después de perpetrar el fuerte ataque terrorista, Estados Unidos finalmente ha logrado castigar al líder de Al-Qaeda Osama bin Laden. Tras 20 años del atentado, parece que el éxito del terrorista ese día fue mucho mayor de lo que hubiera soñado. El daño hecho al alma de Estados Unidos parece irreversible.
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Osama Bin Laden, el líder de Al-Qaeda eliminado por Estados Unidos 10 años después del atentado a las Torres Gemelas.
(AP)
Guerras interminables y ninguna victoria
Veinte años en Afganistán y más de una década en Irak no les han dado a los estadounidenses ni siquiera una imagen de victoria que los reconfortara. La eliminación de Osama bin Laden pudo haber sido uno de esos momentos, pero pasó rápidamente y las guerras se mantuvieron.
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El Talibán volvió a tomar el poder en Afganistán tras la retirada de Estados Unidos.
(EPA)
El déficit nacional
El 11 de septiembre de 2001, el déficit de Estados Unidos era de 5.700 millones de dólares. Pero después de dos guerras y dos crisis económicas, la deuda asciende a 28.000 millones de dólares y crecerá en decenas de miles de dólares durante el tiempo que le lleve leer este artículo.
Última unión nacional
En los Estados Unidos del 12 de septiembre parecía haberse cumplido el sueño de la unión estadounidense. 300 millones de personas que generalmente no están de acuerdo en nada dejaron todos los desacuerdos a un lado y lloraron juntas. El apoyo a George W. Bush después de los ataques terroristas alcanzó el 95%, Rudy Giuliani (entonces alcalde de Nueva York) se convirtió en el "alcalde de Estados Unidos", y todos prepararon pasteles para bomberos y policías. No obstante, todo terminó pronto: Bush desperdició toda ese apoyo en la Guerra de Irak, y durante 19 años el país ha estado dividiendo hasta alcanzar la enorme grieta actual.
La respuesta a la pregunta de si los Estados Unidos de hoy pueden unirse para que, Dios no lo quiera, vuelva a sufrir otra catástrofe es "probablemente no". No puede unirse ni siquiera detrás de la lucha contra el coronavirus.
