Cuando eres hija de un padre caído en las FDI tienes dos padres: el padre privado que se suponía que debía enseñarte a andar en bicicleta, acompañarte a un campamento e interrogar al primer novio que llevas a casa; y el padre soldado que cayó sirviendo a la patria, a quien todos recuerdan con expresiones heroicas.
El problema en cada Yom Hazikaron (Día del Recuerdo de los soldados caídos) es que todos esperan que seamos hijos de nuestro padre militar. Y que seamos como él. Pues yo no soy como él: ni tan fuerte, ni tan heroína, ni tan sacrificada por el país.
Me asusta el ruido de los cañonazos en las ceremonias conmemorativas, los soldados uniformados me entristecen, los discursos políticos me aburren y las jornadas ajetreadas de Yom Hazikarón me agotan. Después de todo, en mis sueños mi padre aparece con una camiseta, no con uniforme.
No quiero ser tan sionista y patriotica. No quiero pelear sus batallas. Quiero que sostenga a su nieta en brazos, Quiero llamarlo para ver si necesita algo. Quiero que envejezca como mi madre. Quiero paz y no guerras.
Ser hija de un soldado caído es una mochila. Todos hablan en nombre de ellos y de las familias en duelo. Todos nos atribuyen una sabiduría como si tuviéramos una comprensión adicional sobre lo que ocurre en el país. Así que vale la pena advertir: no sabemos nada. Si el Estado hubiera confiado en mis opiniones, estaríamos devastados.
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Acto oficial en recuerdo de los soldados caídos del ejército israelí.
(Central prdocutions)
En el Día del Recuerdo a los Caídos solo soy una huérfana que extraña. Por eso cuando te encuentres con un huérfano de las FDI como yo no le preguntes en qué guerra cayó su padre, o qué diría él sobre la situación política del país. Pregúntale qué le gustaba hacer y qué música escuchaba.
Tal vez no sepamos qué responder, porque muchos de nosotros apenas lo conocimos a nuestro padre. Pero al menos en ese momento será un padre sin todos los rituales que suelen rodearlo.
*Michal Dayan Talker es hija del difunto general Klimo Dayan, a quien le encantaban las sandías y las mandarinas sin semillas.