He aquí una opinión impopular: el proyecto de ley recientemente aprobado que pretende subvencionar gran parte de la matrícula de los soldados veteranos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) es ridículo.
Nunca tuvo sentido relacionar el servicio militar con la asistencia social. ¿Son los excombatientes los únicos que no pueden pagar su matrícula académica? ¿Qué pasa con los parapléjicos, árabes y ultraortodoxos? ¿Qué pasa con los hombres y mujeres que dieron años de su vida al ejército, pero que no sirvieron en funciones de combate? ¿No merecen apoyo financiero?
Lo más probable es que el proyecto de ley sea la forma que tiene el gobierno de animar a los jóvenes, que sólo quieren servir en unidades cibernéticas para asegurar su futuro, a alistarse en funciones de combate. Y aunque es un objetivo importante y digno -sobre todo en un país como el nuestro- hay que hacerlo correctamente.
Una posibilidad de hacerlo es aumentar los bajos salarios mensuales de las mismas tropas de combate. Otra: darles una generosa subvención económica al licenciarse como agradecimiento por su servicio, que los ayudará más adelante en su vida civil. Pero, ¿financiación de matrículas? ¿Sólo para ellos?
Este matrimonio impío entre el servicio militar y prestaciones sociales forma parte del zeitgeist israelí desde hace años. Antes se llamaba "subsidio para veteranos", y se concedió entre 1970 y 1996 a las familias de las personas que servían en las FDI, y variaba según el tamaño de cada familia.
El programa de subsidio para veteranos dominó el sistema de subvenciones del Estado durante 26 años antes de ser desechado. Sin embargo, en realidad se utilizaba como herramienta para discriminar a los árabes y excluirlos de las ayudas de asistencia social, ya que no sirven en las FDI (al igual que los ultraortodoxos, pero se les concedían prestaciones propias).
Pero, como se dijo antes, en 1996 fue eliminado. La Knesset de ese entonces estaba convencida de que el criterio para la ayuda debía ser únicamente el nivel de necesidad de cada uno.
El último proyecto de ley de becas para veteranos no hace más que hacernos retroceder en el tiempo a los años de la discriminación desenfrenada.
En la actualidad, los soldados licenciados de las FDI son los únicos que tienen sus licenciaturas subvencionadas por el gobierno en cierta medida, por lo que el trato preferente en el ámbito de la educación superior no es nada nuevo.
Sin embargo, son precisamente los sectores de la población que no suelen servir en el ejército, es decir, los ultraortodoxos y los árabes, los que más necesitan las subvenciones a la educación.
Estos sectores necesitan una educación superior para mejorar su estatus socioeconómico e integrarse en la fuerza de trabajo.
Por lo tanto, es probable que este proyecto de ley sólo sirva para aumentar las ya grandes brechas sociales que asolan a la sociedad israelí.
Amnon Levy es un periodista israelí y presentador de televisión.