Sofi Ron Moria
Sofi Ron Moria.
Gentileza
El primer ministro Naftalí Bennett y Matan Kahana, ministro de Asuntos Religiosos.

El nuevo gobierno cambió la relación entre religión y Estado

Opinión. El debate por el manejo de la certificación kosher le demostró al liderazgo ortodoxo que ya no juegan con las mismas reglas que cuando gobernaba Netanyahu.

Sofi Ron-Moria - Adaptado por Tom Wichter |
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David Lau, el Gran Rabino ashkenazí de Israel, se reunió recientemente con Matan Kahana, el ministro de Asuntos Religiosos, para conversar sobre posibles reformas en el manejo de las certificaciones kosher y tal vez otros temas inherentes a la relación entre Estado y religión.
El encuentro evidencia que el liderazgo rabínico empieza a comprender que este debate no es un incidente circunstancial que se soluciona con un llamado a Netanyahu, quien ya no está al mando del país, sino que se trata de un nuevo gobierno con ministros dispuestos a ejercer su autoridad.
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Bennett Kahana
Bennett Kahana
El primer ministro Naftalí Bennett y Matan Kahana, ministro de Asuntos Religiosos.
(AFP)
El cambio en la relación entre el Estado y la religión tal vez sea la diferencia más evidente entre Netanyahu y el gobierno de Bennett. Y no se trata de una cuestión estratégica política o consideraciones personales, sino de un cambio estratégico dictado por la realidad israelí.
Las grandes concesiones a los partidos ortodoxos que se hicieron en los últimos años ubicaron al Estado de Israel y a la sociedad israelí frente a dos amenazas existenciales: una económica y otra social.
El cambio en la relación entre el Estado y la religión tal vez sea la diferencia más evidente entre Netanyahu y el gobierno de Bennett.
La amenaza económica nace de la insistencia del liderazgo ortodoxo de perpetuar un estado de situación de la época posterior a la segunda guerra mundial, en la que la mayoría de los hombres ingresan a una ieshivá para estudiar sobre el judaísmo por el resto de sus vidas, mientras las mujeres deben mantener a la familia. En el mundo actual esto es una amenaza para el propio sector ortodoxo, que se va volcando hacia la pobreza, y también para todo el Estado de Israel que ya no puede soportar esa carga económica.
La amenaza social es la visión de un liderazgo ortodoxo conservador que plantea dos países con muy pocos puntos de encuentro, de comunidades ultraortodoxas herméticamente cerradas junto a ciudades claramente seculares. En ese escenario, cuando un ortodoxo debe salir al espacio público se le deben crear condiciones especiales. La segregación de género, que exige eliminar a las mujeres de toda publicidad o cartelería pública, inhabilita toda convivencia posible con el resto de los israelíes.
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David Lau, gran rabino de Israel
David Lau, gran rabino de Israel
David Lau, gran rabino de Israel, representante la corriente ashkenazi.
(Ynet)
Después de años de ser un socio político de Bezalel Smotrich, quien siempre lo empujó a favorecer los intereses ortodoxos, Bennett llegó a un punto en el que puede decidir con independencia en cuestiones de religión. Y la visión de dos mundos desconectados no es algo con lo que esté dispuesto a convivir.
Se puede debatir si es mejor un monopolio del rabinato o la privatización de los servicios religiosos, pero eso solamente es posible si el rabinato principal forma parte del Estado y no está controlado por grupos que se niegan a reconocer cuáles son sus intereses.
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