El trágico incidente que tuvo lugar el lunes por la noche, en el que el sargento de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Nathan Fitoussi, fue abatido por su compañero de armas, es la tercera vez en el último año que un soldado muere o resulta herido por fuego amigo.
Puede que la definición exacta de fuego amigo no se aplique exactamente a los tres casos, pero la tendencia recurrente entre ellos es la falta de disciplina y la incapacidad de seguir las directrices exhibidas por las tropas.
El último lunes, cerca de la ciudad cisjordana de Tulkarm, se nos recordó de forma brusca las consecuencias del descuido en las ordenes estrictas.
El primero de los tres incidentes mencionados tuvo lugar en septiembre, cuando un comandante de alto rango y un sargento de la unidad de élite Duvdevan resultaron heridos durante una operación de detención en la aldea cisjordana de Bruqin. Ambos entraron accidentalmente en la línea de fuego como consecuencia de la falta de coordinación entre las fuerzas. Este suceso, sin embargo, tuvo lugar durante el combate y es al menos comprensible.
El segundo, y el más mortífero, tuvo lugar en la Unidad 621, también conocida como Egoz. El mayor Ofek Aharon y el mayor Itamar Elharar murieron en el suceso, y la comisión de investigación posterior encontró graves discrepancias disciplinarias en la conducta de las tropas implicadas.
El jefe de la comisión recomendó que el jefe de la unidad fuera destituido de su cargo para dar ejemplo a todos los comandantes de las FDI. A pesar de la decisión del Jefe del Estado Mayor, Aviv Kochavi, de permitirle mantener su puesto, el jefe de Egoz se vio fuera. Esta catástrofe, y la gestión de la misma por parte de las FDI, suscitó numerosas críticas entre las familias de los soldados caídos, así como entre el público en general.
El incidente más reciente, que se cobró la vida de Fitoussi, de 20 años de edad, no entra en la definición oficial de fuego amigo, porque las balas que acabaron con su vida fueron disparadas por una sola arma durante una actividad rutinaria convencional con directrices claras. En contra de lo que se dijo en un principio, el descuido de las directrices por parte de los soldados implicados no se debió a que estuvieran agotados tras semanas de turnos extenuantes, dado que sólo habían llegado al lugar del hecho el jueves.
3 צפייה בגלריה
Itamar Elharar y Ofek Aharon - los dos oficiales de Egoz muertos en el incidente.
(FDI)
La investigación preliminar reveló que la víctima abandonó su puesto para rezar, y a su regreso fue confundida con un intruso por un compañero. Como resultado, recibió dos disparos. Aunque el soldado que disparó a Fitoussi afirmó haber actuado de acuerdo con las directrices, tiene que dar algunas explicaciones.
Su afirmación de que sintió que su vida estaba en peligro es, en el mejor de los casos, cuestionable. Si le hubiera pedido al "sospechoso" que se quedara quieto, o si hubiera disparado al aire y luego hacia sus piernas -según las directrices de las FDI- la muerte podría haberse evitado.
Las Fuerzas no disponen de imágenes del incidente ni de testigos que puedan testificar, por lo que la narración queda en manos del tirador. ¿Qué ocurrió mientras Fitoussi estaba rezando? ¿Por qué no supuso que su compañero estaba volviendo al puesto? ¿Qué se le pasó por la cabeza y si realmente siguió los procedimientos?
Obtener respuestas a estas preguntas es una tarea difícil, sobre todo teniendo en cuenta que Fitoussi y el tirador eran amigos íntimos y sirvieron juntos durante dos años.
En la investigación preliminar del incidente de Egoz, que a diferencia del caso de Fitoussi incluía testigos, la narración del tirador cambió varias veces antes de que quedara claro lo que realmente ocurrió. Imagínense llegar a la verdad sin testigos que corroboren o descarten los testimonios.
En el reciente estallido en Gaza, bautizado como Operación Amanecer, la Fuerza Aérea y el Cuerpo de Inteligencia israelíes se lucieron y mostraron su supremacía sobre las fuerzas terrestres de las FDI.
Pero, con el debido respeto, en una guerra "real", como la que quizá tengamos que librar contra el Hezbollah libanés en el futuro, Israel necesitará sus fuerzas terrestres más que cualquier otro cuerpo.
Quien piensa que las FDI están preparadas para una guerra real, tal vez quiera dejar que la muerte de Fitoussi lo despierte de sus ilusiones.
