Tzachi Sadeh, editor de Ynet.
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Ynet
Propietarios de pequeñas empresas y trabajadores independientes protestan en Tel Aviv.

Los agentes del caos engañaron a Israel

Opinión. Las idas y vueltas con la apertura de los restaurantes son un síntoma de la gestión vergonzosa de la crisis del coronavirus: sin datos ni adultos responsables, pero con procedimientos opacos y millones de ciudadanos desorientados.

Tzachi Sadeh - Adaptado por Adrián Olstein |
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“Lo que vimos ayer es la anarquía, agentes del caos que buscan sembrar pánico y caos entre el público”, expresó el ministro de Seguridad Pública, Amir Ohana, el día posterior a una de las manifestaciones frente a la residencia oficial del primer ministro Benjamín Netanyahu en Jerusalem. Espero que Ohana me perdone si tomo prestada la cita para referirme a otro caos que estuvo ocurriendo en las últimas semanas en un lugar cerca de allí, con sus agentes, aquellos que toman las decisiones que realmente siembran el pánico en el público.
Anoche (lunes), cerca de la medianoche, el dueño de un restaurante que quería irse a dormir sabía que esta mañana no tendría permitido abrir su negocio. Sin embargo hoy se le dio autorización para abrir -ya ayer el Ministerio de Salud estaba listo para aprobar una apertura con 50 clientes en el exterior- pero para el dueño del restaurante eso no ayuda. Parece que nada puede ayudarlo después de todo lo que tuvo que pasar.
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Propietarios de pequeñas empresas y trabajadores independientes que protestan en Tel Aviv por el manejo del gobierno de la crisis financiera causada por la pandemia
Propietarios de pequeñas empresas y trabajadores independientes que protestan en Tel Aviv por el manejo del gobierno de la crisis financiera causada por la pandemia
Propietarios de pequeñas empresas y trabajadores independientes protestan en Tel Aviv.
(Ynet)
La cuestión es que el caos de las decisiones acerca de los restaurantes es solo un síntoma. Se une al caos de las decisiones sobre gimnasios, piscinas, playas, salones de fiestas, al caos de las subvenciones y seguro que olvidé algunos.
De hecho, desde la aprobación de la “Gran Ley del Coronavirus” que le permite al gobierno tomar decisiones por su cuenta que trastornan la vida de los ciudadanos, y permite que la Knesset las apruebe o desapruebe en el plazo de una semana, casi no contó con una medida que no fuese revocada.
La razón de este caos está en que las decisiones de gobierno se toman sobre la base de otro caos, el de datos del Ministerio de Salud, que se basa en otro más, el de las investigaciones epidemiológicas. Esta es la pirámide israelí del caos.
La palabra anarquía, que también fue mencionada por el ministro Ohana, proviene de una antigua palabra griega que significa “carente de gobierno”. Es decir, el significado original de la palabra no significa caos y desorden como suele utilizarse, sino sociedad sin gobernantes.
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Gabinete encargado de la lucha contra la pandemia.
Gabinete encargado de la lucha contra la pandemia.
Gabinete encargado de la lucha contra la pandemia.
(GPO)
El significado original de la palabra es apropiado para describir el bloque superior de la pirámide israelí del caos durante el coronavirus. El extremo abandonado y sin tripulación que arrastra a todos los demás. Han pasado cinco meses desde el estallido de la pandemia en Israel, y esta semana todavía se habla del nombramiento de un “director de coronavirus”. Por suerte todavía no se llevó a cabo, pero se discute.
¿Y de qué más se habla? Acerca de quién es el culpable de todo. Por supuesto, este es un gran momento para que el presidente de la coalición arremeta contra el ministro de Finanzas porque tomó una decisión que no le gustó, y que a cambio este responda que mejor ni mencionar la conexión de su primo con los salones de fiestas, y que entonces obtenga una respuesta acerca de los negocios de su esposa.
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Manifestación en Jerusalem, frente a la residencia oficial del primer ministro.
Manifestación en Jerusalem, frente a la residencia oficial del primer ministro.
Camión hidrante en una manifestación en Jerusalem, frente a la residencia oficial del primer ministro.
(AP)
Todo esto al mismo tiempo que decenas de miles de comerciantes desorientados esperan que se les diga qué está permitido y qué no, y es probable que sean ellos quienes quieran tener un camión hidrante para apuntar con la manguera a quienes realmente generan caos en sus vidas. Agentes del caos, nos hartaron.
Tzachi Sadeh es editor de Ynet.
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