Es un enigma: en Irán, miles de jóvenes, en su mayoría estudiantes, se han manifestado en los últimos días. Protestan por el asesinato innecesario de sus amigos en el avión de pasajeros ucraniano, el cual fue derribado por el régimen de los ayatolas la semana pasada.
Los videos transmitidos en los últimos días muestran que la mayoría de estos estudiantes caminaron junto a banderas estadounidenses e israelíes, colocadas en el suelo por las autoridades precisamente para que las pisaran.
(Manifestantes se niegan a pisar las banderas de Estados Unidos e Israel)
Sin embargo, los manifestantes se negaron a hacerlo, e incluso se enfurecieron con los pocos que pisaron las banderas.
Los manifestantes han logrado sostener un pensamiento libre e independiente a pesar de vivir bajo un régimen que intenta lavarles el cerebro.
Imaginemos que esto hubiera sucedido en la Universidad de California, en Berkeley, donde muchos estudiantes hubieran estado encantados de pisotear estas banderas.
Después de todo, el odio hacia Estados Unidos e Israel se ha convertido en parte de la identidad de aquellos que parecen ser progresistas e ilustrados. Sin embargo, son precisamente los jóvenes iraníes quienes se niegan a participar en tal muestra de odio. La esperanza aún no se ha perdido.
No nos dejemos engañar; no son mayoría. Hay más jóvenes que optan por quedarse en casa que aquellos que salen a la calle. Después de todo, éstas son demostraciones de cientos, quizás miles, no millones. Estas son las protestas de los valientes.
Pero, qué gran diferencia entre los manifestantes en Irán y los radicales en los campus de Occidente, donde la vanguardia radical se caracteriza por un odio hacia Occidente e Israel, mientras que la vanguardia de Irán se caracteriza por un odio hacia los ayatolas.
Mientras la vanguardia occidental se une a las coaliciones de odio con los yihadistas y los antisemitas, la vanguardia iraní aborrece esas alianzas.
Cuando los radicales en Occidente realizan manifestaciones en solidaridad con el régimen de Hamas, los manifestantes de Irán se manifiestan contra las inversiones del régimen en Gaza.
El grupo feminista e izquierdista radical Code Pink, cuyos líderes han mantenido conversaciones con Hamás y los talibanes, publicaron un artículo en su sitio web titulado "¿Es Irán el único adulto en la sala?".
Irán, reza el escrito, bombardeó dos bases iraquíes que albergan estadounidenses, en Al-Asad e Irbil, pero en realidad realizó un esfuerzo para no provocar daños a vidas humanas. Es sólo cuestión de tiempo antes de que estos radicales propongan otorgar el Premio Nobel de la Paz al ayatolá Alí Jamenei.
¿Pero, qué sucede con los miles de manifestantes asesinados en Irán e Irak por las Guardias Revolucionarias y las milicias proiraníes?
Lo más importante para los progresistas es levantar otro grito de indignación contra Donald Trump, quien ordenó la eliminación de Qasem Soleimani, mientras que simultáneamente pide alcanzar la paz con el régimen de los ayatolas.
El problema no es la diferencia entre los manifestantes de Irán y los radicales occidentales. Cuando se trata de Occidente, el problema es mucho más amplio.
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La ex alta representante de Asuntos Exteriores de la UE, Federica Mogherini, con el canciller Iraní, Mohamad Zarif
(AFP)
Fueron Barack Obama, John Kerry y la ex alta representante de Asuntos Extranjeros de la Unión Europea Federica Mogherini quienes legitimaron el régimen oscuro de Teherán.
No sólo nunca ofrecieron su apoyo a los valientes manifestantes contra el régimen, sino que incluso lo salvaron con el acuerdo nuclear de 2015.
Ellos le dieron luz verde a Soleimani para continuar su subversión imperialista. Le enviaron miles de millones de dólares que dieron un fuerte impulso a la industria de represión y muerte de Irán.
Gracias al acuerdo nuclear obtuvimos más armas para Hezbollah, más desarrollo de misiles balísticos, más armas para los asesinos hutíes en Yemen.
La brecha entre Barack Obama y Code Pink es mucho más estrecha que lo que parece. Jodie Evans, una de las fundadoras de la organización, recaudó fondos para Obama.
El presidente continuó reuniéndose con ella en la Casa Blanca aun después de que ella se encontrara con miembros de los talibanes. Y las mujeres y los hombres del grupo de Evans no pueden pronunciar una sola palabra de apoyo a los valientes manifestantes en Teherán.
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Sangre en las calles de Teherán por la represión del régimen contra manifestantes iraníes
(AP)
Para ellos, el problema es Trump, no los ayatolas. Las declaraciones que expresan apuntan principalmente al levantamiento de las sanciones iraníes.
Uno tiene que preguntarse cómo es que Occidente produce tantos idiotas útiles, agentes de propaganda del régimen oscuro iraní, en tanto que en el propio Irán hay una generación de jóvenes que luchan contra este reino del terror y por la libertad y los derechos humanos.
¿Por qué demonios los progresistas occidentales dan la espalda a los valientes jóvenes de Irán?
Estamos acostumbrados a este fenómeno cuando se trata de Israel, donde los progresistas apoyan el boicot al Estado judío y la eliminación de las sanciones contra el régimen de Hamás en Gaza.
Los progresistas no operan de forma aislada; reciben financiación de la Unión Europea en su conjunto y de otros países del Viejo Continente.
Esta es la paradoja de los radicales: son progresistas que apoyan a regímenes racistas de corazón negro. Se oponen a quienes luchan contra elementos malvados, y ahora están dando la espalda a los manifestantes iraníes.
