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Benjamín Netanyahu
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Israel tiene una oportunidad única

El plan de paz de Trump es una oportunidad única para Israel

Opinión: El denominado Acuerdo del Siglo le da a Israel un "cheque en blanco" para anexar ​​el Valle del Jordán y otros asentamientos en Cisjordania. Si bien la iniciativa generará polémica en todo el mundo, es una ventana de oportunidad que podría cerrarse para siempre.

Shimrit Meir - Adaptado por Leandro Fleischer |
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El futuro Estado palestino, según lo previsto por el plan de paz para el Medio Oriente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece un lugar tan agradable que casi hace que quieras empacar tus maletas y mudarte allí. Se trata de un Estado desmilitarizado, donde Hamás no cuenta con su brazo militar ni cohetes, no se pagan salarios a las familias de los terroristas e Israel es reconocido como un Estado judío con Jerusalem como su capital. Un sueño.
Sin embargo, no hay un Estado palestino, por supuesto, y parece que tampoco habrá uno en el futuro próximo.
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Trump
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Israel tiene una oportunidad única
(GPO)
Afirmar que el denominado Acuerdo del Siglo es un "plan de paz", sería engañoso, porque es algo completamente diferente. Su objetivo es sacudir la perspectiva con la que nos acostumbramos a ver el conflicto durante décadas y le otorga a Israel una oportunidad real de expandir sus fronteras.
Los intereses políticos aquí son claros como el cristal. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, quiere incrementar sus posibilidades de ganar las elecciones antes de los comicios del 2 de marzo, en tanto que Trump quiere obtener el voto evangélico en los Estados Unidos antes de la votación nacional del 3 de noviembre.
Israel tiene una oportunidad única para obtener un “cheque en blanco” de la Casa Blanca para anexar el Valle del Jordán y aplicar la soberanía israelí sobre todos sus asentamientos en Cisjordania, independientemente de cómo se sientan los palestinos al respecto. Si no se hace ahora, nunca se hará.
La próxima administración de los Estados Unidos podría revertir fácilmente su política con respecto al conflicto y proponer planes de paz más "tradicionales", como el presentado por el exsecretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, o peor, uno que favorezca a los palestinos.
Sin embargo, este es un proceso de gran alcance que podría tener graves consecuencias, especialmente en las relaciones entre Israel y Jordania.
La atmósfera tóxica en la política israelí hizo que pareciera que la voluntad de Netanyahu de compartir el escenario en Washington con su principal rival político, el líder de Kajol Labán, Benny Gantz, era una trampa. Bien podría serlo, pero es poco probable.
Netanyahu entiende que Trump puede aprobar la anexión del Valle del Jordán sin tener que lidiar con las consecuencias, tales como el deterioro de las relaciones con los jordanos, los europeos, el Partido Demócrata de Estados Unidos y, por supuesto, con los palestinos, que podrían salir a las calles en masa para manifestarse violentamente.
Esta es una oportunidad que exige coraje israelí, y Netanyahu encontrará esta tarea difícil de lograr por sí mismo, especialmente a raíz de sus problemas legales.
La relativa indiferencia con la que se ha recibido todo este asunto en el mundo árabe se debe precisamente a esta situación. "Se trata de elecciones israelíes. Pasará", expresaron casi todos los funcionarios árabes, y podrían tener razón. Netanyahu y Gantz deben demostrar que no es así.
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