La retirada estadounidense de Afganistán, que se completó en la oscuridad de la noche con el último soldado subiendo a un avión que despegó de Kabul, es una gran preocupación para Israel debido al peligro inherente a otra posible retirada estadounidense, en este caso de Irak.
Una retirada apresurada y descontrolada, sin la suficiente planificación, podría conducir a un colapso total en Irak. Una triste consecuencia de ello podría ser que Irán refuerce su presencia militar, política y terrorista en ese país.
El poder iraní en Medio Oriente, combinado con una posible retirada de Estados Unidos y la horrible imagen que dejó la rápida caída en manos de los talibanes, requieren que Israel se prepare para un movimiento similar en el que los estadounidenses se retiren de una zona estratégicamente central de un Medio Oriente de por sí frágil.
Mientras se escriben estas líneas Irán continúa desplegando elementos terroristas en todo el mundo, inclusive fuera de Medio Oriente. Irán no se detuvo ni un momento en sus intentos de posicionarse en la región. Arma a Hezbollah en el Líbano y la Guardia Revolucionaria iraní mantiene una presencia activa en Siria, acercando armas al país mientras continúa la producción.
La retirada estadounidense de Afganistán es una gran preocupación para Israel debido al peligro inherente a otra posible retirada, en este caso de Irak.
La decisión del presidente estadounidense Joe Biden de retirarse de Afganistán está acompañada de un factor igualmente dramático: las conversaciones entre las potencias mundiales e Irán para revivir un acuerdo nuclear destrozado. El deseo intransigente de la Casa Blanca de establecer un diálogo con Irán impone a Israel una coyuntura crítica.
Todas las potencias mundiales saben y aceptan que los iraníes continuarán buscando y desarrollando capacidades nucleares avanzadas, ya sea a través de instalaciones subterráneas como las de Fordow y Natanz, como con tecnologías avanzadas de enriquecimiento y desarrollo de centrifugadoras de última generación.
En la exitosa reunión que mantuvo con el primer ministro Bennett, Biden dijo que nunca permitirá que Irán obtenga armas nucleares. A la luz de ese anuncio, el acuerdo nuclear actual debe ser desafiado, ya que otorga a los iraníes la posibilidad de avanzar en su programa nuclear con el consentimiento de las potencias mundiales, y sólo podría restringir temporalmente algunas partes del programa iraní hasta que entre en vigor la cláusula de extinción del acuerdo.
Israel debe diseñar una estrategia integral actualizada y establecer objetivos diplomáticos claros. Debemos exigir un Medio Oriente estable, que neutralice la influencia iraní en la región y no permita que Irán se convierta en un país nuclear. Gracias a las buenas relaciones entre Jerusalem y Washington, y entre el primer ministro Bennett y el presidente Biden, este mensaje puede ser bien recibido por los políticos estadounidenses.
*Yossi Cohen fue director del Mossad, agencia de inteligencia de Israel, entre enero de 2016 y junio de 2021.