Cuando asumió la presidencia en 2017, Donald Trump prometió traer la paz entre Israel y los palestinos con lo que llamó el "Acuerdo del siglo", y nombró a su asesor principal y yerno Jared Kushner para dirigir su equipo de negociación, dejando en claro que "si Jared no puede tener éxito, nadie puede".
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Jason Greenblatt, David Friedman, Jared Kushner y Benjamín Netanyahu.
(Embajada EE.UU.)
Tres años han pasado desde entonces, y Trump se encuentra en medio de su campaña de reelección, con la nube negra de su juicio de destitución sobre su cabeza.
Aunque los republicanos son la mayoría en el Senado, y las posibilidades de destituir al presidente del cargo son escasas, la mancha de juicio político ha mancillado su presidencia.
Así, ha desviado la mayor parte de su atención a la arena diplomática, tratando de quitarle el foco a sus problemas legales con una actividad internacional vigorosa, mientras que al tiempo que aprovecha la oportunidad para ayudar a su amigo Benjamín Netanyahu, quien está bajo una imputación penal.
Esto explica la urgencia del presidente y Netanyahu de poner el plan sobre la mesa este martes.
Los gobiernos de Estados Unidos han intentado durante décadas promover los planes de paz en Medio Oriente. Dennis Ross trabajó casi 15 años y al servicio de dos presidentes para lograr tal acuerdo.
Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama lo intentaron y fracasaron en este esfuerzo y Trump está desesperado por demostrar que, donde ellos fallaron, él trajo magia.
De todas formas, no se ve así por el momento. El propio Trump afirmó el lunes durante su reunión con Netanyahu en la Casa Blanca que si los esfuerzos de paz no logran resultados, "la vida continúa". Y si realmente falla, el trabajo del equipo responsable de preparar el plan, dirigido por Kushner, se irá por el desagüe.
Cuando se embarcó en su misión, el yerno del presidente dijo que "tenía que pensar fuera de la norma". Entonces arrojó el dinero sobre la mesa y pidió a las partes interesadas que lo siguieran, es decir, con inversiones de rehabilitación anticipadas en la región.
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Jared Kushner, durante una conferencia sobre Paz y Seguridad en Medio Oriente, en Polonia.
(AP)
En junio de 2019, Kushner convocó el Taller de Bahrein, presentando planes ambiciosos de inversión que mejorarían la vida de los palestinos. Su objetivo era obtener el dinero de los países árabes ricos.
Kushner usó sus buenas relaciones con la realeza saudita para asegurar promesas de inyecciones masivas de dinero para "lubricar" el plan de paz. Pero el plan de Trump no iniciará las conversaciones de paz: los palestinos ya lo han rechazado, y los Estados árabes también lo harán.
Kushner tenía un equipo de abogados, todos ellos judíos, para ayudarlo en su misión. En su centro está David Friedman, el embajador estadounidense para Israel y antiguo abogado de bancarrota de Donald Trump.
Friedman, un firme defensor de los asentamientos y estrechamente alineado con las opiniones de los colonos, se ve a sí mismo como parte integral del Estado de Israel. Quiere que el plan de paz tenga éxito, pero es la voz de los colonos en el equipo y se aseguró de que sus intereses fueran salvaguardados.
Otro miembro de alto rango del equipo fue el enviado especial de los Estados Unidos a la región, Jason Greenblatt. Judío observante, se desempeñó como director principal de la Corporación Trump y fue asesor legal de Trump antes de su presidencia.
Greenblatt visitó las capitales de los Estados árabes y Jerusalem para producir un proceso inverso: primero, el reconocimiento de Israel por parte de los Estados árabes y el establecimiento de lazos entre ellos, y solo entonces comenzó a trabajar en el conflicto israelí-palestino.
Greenblatt renunció a su cargo hace unos pocos meses y fue reemplazado por el abogado de 30 años Avi Berkowitz, quien conocía a Kushner por jugar baloncesto. Encontraron un lenguaje común y Kushner lo reclutó para la misión. Hoy, él también sirve como el sustituto de Kushner.
Antes de su nombramiento como asesor principal del presidente, Kushner era un jugador importante en el mercado inmobiliario de Nueva York, y ganaba mucho dinero trabajando con su padre en su empresa de construcción.
De todo el personal que trabaja en el plan de paz, es considerado el más cercano a Trump, no solo por su matrimonio con Ivanka, sino también porque el presidente aprecia sus habilidades profesionales y cree que es uno de los mejores negociadores.
Si el plan de paz tiene éxito, Kushner ganará elogios como su arquitecto y Trump intentará cada maniobra para conseguir un Premio Nobel de la Paz (como su predecesor, Barack Obama). Aquellos cercanos a la familia Trump dicen que Kushner a menudo le dijo a Trump: "No te preocupes, te conseguiré ese Nobel".
Por supuesto, las posibilidades de que el plan tenga éxito son escasas, pero ahora es público, oficial y lleva la marca Trump.
