Merav Batito.
Merav Batito.
Yair Lapid, líder de Yesh Atid (izquierda), y el presidente Reuven Rivlin.

La coalición por el cambio debe prestar atención a los ataques de Netanyahu

Análisis. Después de no poder formar un gobierno propio, el primer ministro acusó a Yair Lapid y Naftali Bennett de querer construir una coalición de "izquierda peligrosa'', lo que podría hacer dudar a varios legisladores de derecha de formar parte de la alianza.

Merav Batito - Adaptado por Juan Martín Fernández |
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Las facciones de la Knesset que buscan formar la coalición para el cambio y desplazar de una vez por todas a Benjamín Netanyahu se enfrentan a su primera prueba real. Después de largos meses de preparación, reuniones de estrategia y escenarios, el líder de Yesh Atid, Yair Lapid, finalmente recibió el mandato para formar una alianza que alcance los 61 escaños. Sin embargo, el camino que tiene por delante no es nada fácil.
Lapid y el líder de Yamina, Naftali Bennett, quienes podrían llegar a un acuerdo para compartir el poder, deberán navegar por un campo minado creado por 12 años de gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu. Y pueden encontrar su camino hacia el gobierno peligrosamente comprometido.
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Yair Lapid, líder de Yesh Atid (izquierda), y el presidente Reuven Rivlin.
Yair Lapid, líder de Yesh Atid (izquierda), y el presidente Reuven Rivlin.
Yair Lapid, líder de Yesh Atid (izquierda), y el presidente Reuven Rivlin.
(Oficina de Prensa del Gobierno de Israel)
Los partidarios enojados del Likud se están haciendo escuchar en manifestaciones fuera de las casas de ambos líderes y de algunos de sus socios políticos. Los insultan, amenazan a sus familias y advierten que cualquier gobierno que no esté encabezado por Netanyahu traerá una catástrofe sobre la Nación.
Pero no es solo la presión de la base de partidarios de Netanyahu lo que podría frustrar sus esfuerzos. El propio primer ministro, en un discurso pronunciado el miércoles después de que no pudo formar una coalición y la tarea fue entregada a Lapid, dijo que el líder de Yesh Atid estaba trabajando con Bennett para formar un "gobierno de izquierda peligroso", que sería una "combinación tóxica de ineptitud, irresponsabilidad y falta de propósito".
Las palabras del líder del Likud goteaban desesperadas, mostrándolo como un hombre a punto de perder el escudo que hasta ahora lo ha protegido de las consecuencias de su juicio penal por corrupción. Pero sus palabras podrían resultar mortales para aquellos que aspiran a reemplazarlo.
Esto es especialmente cierto para Bennett y el líder de New Hope, Gideon Saar, quienes han pasado años perfeccionando su imagen pública de verdaderos devotos de la derecha, pero que ahora están considerando asociarse con la izquierda.
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El primer ministro Benjamín Netanyahu en una sesión de la Knesset la semana pasada discutiendo la tragedia de Merón.
El primer ministro Benjamín Netanyahu en una sesión de la Knesset la semana pasada discutiendo la tragedia de Merón.
El primer ministro Benjamín Netanyahu en una sesión de la Knesset la semana pasada discutiendo la tragedia de Merón.
(Canal de la Knesset)
Sucede que entre sus seguidores se encuentran algunos diputados que ya han mostrado una lealtad sospechosa, no solo uniéndose a la última coalición de Netanyahu sino también bloqueando cualquier legislación destinada a restringir los poderes del primer ministro. En la misma línea, por estos días, un legislador de Yamina ya anunció que desertará si la coalición para el cambio logra formar un gobierno con la izquierda. Y podrían aparecer más.
Netanyahu está tratando de atraer a estos legisladores del campo de sus oponentes, prometiendo escaños parlamentarios garantizados en la lista del Likud en las próximas elecciones y puestos ministeriales. Dado el éxito que ha tenido en el pasado y lo difícil que es resistir sus persistentes avances, Bennett y Saar deben ser conscientes de este riesgo.
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