Representantes de Irán, Estados Unidos y los signatarios del acuerdo nuclear iraní de 2015 acordaron reunirse en Viena el martes, en lo que se considera el primer esfuerzo significativo para volver al acuerdo desde que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, asumiera el cargo en enero.
El regreso norteamericano al acuerdo se discutió en una conferencia virtual celebrada el viernes con la participación de Irán y las potencias mundiales que fueron socios del tratado firmado en 2015.
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Diplomáticos iraníes asistieron, el viernes, a la conferencia virtual con las potencias firmantes del acuerdo de 2015.
(EPA)
El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se retiró del acuerdo nuclear en 2018. Luego, su administración impuso sanciones a la República Islámica en lo que llamó una campaña de "máxima presión" para obligar a Teherán a aceptar cambios sustanciales en el acuerdo.
La Unión Europea dijo después de la conferencia que su objetivo era identificar cómo levantar esas sanciones de Estados Unidos y llevar a Washington y Teherán nuevamente a la mesa de negociaciones.
La semana pasada la Casa Blanca estaba preparada para aliviar algunas sanciones a cambio de que Irán suspendiera parcialmente sus actividades nucleares, incluido el enriquecimiento de uranio al 20% de pureza.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, informó el viernes al ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Gabi Ashkenazi, sobre el plan de la administración norteamericana para conversaciones indirectas con los iraníes en Viena, pero dijo que no cree que estas reuniones den frutos.
Ashkenazi le dijo a Blinken que Israel quería garantías de seguridad y armas por parte de los estadounidenses, así como inspecciones verificables de todas las instalaciones nucleares iraníes si se trataba de un regreso al acuerdo de 2015.
Pero la nueva política de Estados Unidos hacia Irán no es el único cambio anunciado por la administración Biden con respecto a Israel y Oriente Medio.
El viernes, Estados Unidos anunció que levantaría las sanciones impuestas a los miembros de la Corte Penal Internacional en La Haya, sólo un mes después de que la CPI dijera que investigaría posibles crímenes de guerra cometidos por Israel en Cisjordania, Jerusalem Este y la Franja de Gaza. .
Ashkenazi reiteró a Blinken que Israel condena ferozmente la investigación de la CPI y está comprometido a proteger a sus ciudadanos y miembros de su ejército. También destacó el papel de la Autoridad Palestina en la decisión de la CPI, que dañaría los esfuerzos para reanudar las conversaciones de paz.
Fuentes en Jerusalem señalaron que, aunque estaban preocupados por la decisión de Estados Unidos de levantar las sanciones a la fiscal jefe saliente de la CPI, Fatou Bensouda, la administración puede estar en una mejor posición para influir en las decisiones de la corte una vez que se eliminen las sanciones.
Y éste no es el único cambio importante en la política exterior de Estados Unidos sobre Oriente Medio, ya que la administración de Joe Biden decidió reanudar la ayuda financiera a la Autoridad Palestina.
En un informe anual de derechos humanos emitido por el Departamento de Estado la semana pasada, Cisjordania fue descripta una vez más como "territorio ocupado", abandonando la política de la administración Trump.
Las medidas recientes de la Casa Blanca y el Departamento de Estado son una clara indicación de que las relaciones de la era Trump entre Jerusalem y Washington han llegado a su fin.
Biden está señalando el comienzo de una nueva era en la que la administración escuchará las preocupaciones de Israel y le informará sobre las decisiones con anticipación, pero ya no basará sus políticas en las posiciones de Jerusalem. Aquellos días se han ido.
