Las abundantes lluvias de los últimos meses vislumbraban una temporada de turismo sin igual alrededor del Mar de Galilea, en el norte de Israel. Pero el coronavirus cambió los planes, las pérdidas en turismo se calculan en millones y los más afectados por esta situación buscan alternativas.
“Estábamos preparados para recibir visitantes de todo Israel y el extranjero, pero en las últimas semanas estuvimos completamente vacíos”, describió Jaim Stetyahu, director de Turismo de Ein Gev, un asentamiento lindante con el Mar de Galilea que explota el turismo en la zona.
De todas formas, pese a los números rojos, las autoridades de Ein Gev prefieren mirar hacia adelante. “Nos recuperaremos como lo hemos hecho en crisis anteriores, nuestro personal es excelente, hay 150 empleados licenciados esperando un llamado para regresar al trabajo”, asegura Stetyahu.
Junto Playa Ginosar y Mahagan Eden, otros dos complejos cercanos, desde Ein Gev planean un proyecto que permita un regreso gradual de la actividad turística a la región. “Queremos presentarnos como una prueba piloto, por supuesto que respetando las pautas de salud”, afirma el funcionario.
¿De qué manera? “El checkin de los huéspedes se puede realizar sin ingresar al lobby, los automóviles pueden llegar hasta la entrada de las habitaciones y quienes pidan comida podrán recibirla allí mismo. Además las playas son lo suficientemente espaciosas como para evitar aglomeraciones de gente”, describe el encargado de elaborar esta propuesta.
“El área del Mar de Galilea es una zona grande y poco poblada, y lo más importante es que disponemos de las herramientas para ejecutar el programa, así que quienes toman las decisiones podrían comenzar a liberar la economía al menos en esta región”, enfatizó Stetyahu.
La propuesta de las autoridades de Ein Gev coincide con la intención del gobierno israelí de implementar, a partir de la semana que viene, una gradual reapertura de la actividad económica del país.