Cupula de Hierro
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Empleado ultraortodoxo en Rafael Advance System.

La división cibernética ultraortodoxa que protege la Cúpula de Hierro

Rafael Advanced Defense Systems cuenta con una división cibernética especial en Jerusalem que incluye 55 empleados ultraortodoxos, algunos antiguos estudiantes de la Yeshivá, que ayudan a garantizar que nadie penetre en el sistema de defensa.

CTech - Adaptado por Marcos Olivera |
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Hace cinco años, 'B.' tenía la vida de un típico jasídico. Estudiaba en una de las grandes yeshivas, se casaba joven y era padre de cuatro hijos.
Cuando cumplió 30, consultó a su rabino sobre cómo ganarse la vida y luego de recibir la aprobación, comenzó a cursar estudios académicos con licenciatura en informática. Con una kipá de terciopelo negro y payot, las largas patillas rizadas, no era precisamente un estudiante universitario corriente de la Universidad Abierta de Israel.
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Empleado ultraortodoxo en Rafael Advance System.
Empleado ultraortodoxo en Rafael Advance System.
Empleado ultraortodoxo en Rafael Advance System.
( Alex Kolomoisky)
'S.', su gerente, cuenta lo que pasó cuando recibió el currículum de B., y echó un vistazo a su foto de perfil, dudando de si se integraría bien en la empresa.
"Si hubiera seguido el camino de la Yeshivá, nunca habría tenido la oportunidad de ocuparme de cuestiones de seguridad del Estado. Igualmente, sigo estudiando Torá por las tardes"
B., empleado de Rafael Advanced Defense Systems
S., que también es ultraortodoxo y que durante toda su carrera recibió el rechazo de la industria de la alta tecnología, decidió invitarlo a una entrevista. Hoy, B. es uno de los empleados más destacados de la división cibernética de Rafael Advanced Defense Systems, que opera desde Jerusalem.
"Si hubiera seguido el camino de la Yeshivá, nunca habría tenido la oportunidad de ocuparme de cuestiones de seguridad. Igualmente, sigo estudiando Torá por las tardes", explicó.
La sucursal de Rafael en Jerusalem es uno de los lugares más fascinantes de la industria de defensa israelí.
No es la típica oficina de alta tecnología: hay sombreros y abrigos negros (clásica vestimenta ultraortodoxa) esparcidos por las perchas. En el exterior del edificio comercial -situado en el corazón de la zona comercial e industrial de Jerusalem-, los guardias de seguridad se sitúan cerca de reuniones de hombres en medio de las oraciones de mincha y maariv.
Además, el sentimiento de responsabilidad flota en el aire: estos hombres y mujeres son responsables de proteger los sistemas de Defensa de Misiles Cúpula de Hierro de Israel contra los ciberataques, y de garantizar que los datos de los sistemas no caigan en manos del enemigo.
El año pasado, cuando muchas empresas de alta tecnología compitieron por las mejores mentes de Rafael ofreciéndoles tentadores salarios y opciones sobre acciones que las típicas empresas controladas por el gobierno no pueden ofrecer, Rafael logró reclutar una impresionante afluencia de mano de obra, contratando a casi 1.000 personas. Esta división atípica -tanto por su ubicación como por su orientación religiosa- duplicó con creces su plantilla, pasando de 25 a 55 empleados en el último año.
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Oficinas de la división cibernética de Rafael.
Oficinas de la división cibernética de Rafael.
Oficinas de la división cibernética de Rafael.
(Alex Kolomoisky)
Un estilo de vida atípico en la alta tecnología
"Ya sabía inglés, ya que mis padres son anglosajones. El inglés es requisito básico para tener éxito en la alta tecnología, y no es menos importante que las matemáticas. Pero es una lucha para muchos ultraortodoxos que no estudian idiomas (aparte del hebreo y el yiddish) en la escuela
B., empleada de Rafael Advanced Defense Systems
'H.', de 52 años, es uno de los empleados más veteranos. Padre de diez hijos, también está lejos de ser el típico experto en cibernética, pero eso no le impidió trabajar para varias empresas de alta tecnología en el pasado, hasta conocer la división cibernética de Rafael. "Acá los retos son diferentes a los de otras empresas, pero me sentí identificada con este lugar", explicó.
Por otro lado, 'S.', es una de las empleadas de la división. Con sólo 23 años, terminó su carrera de informática en el campus de mujeres religiosas de la Escuela Superior de Tecnología de Jerusalem, que también incorpora estudios judíos. "En el seminario, me atraían temas como la ingeniería eléctrica y la programación, pero era difícil encontrar un trabajo. Me alegré de encontrar este lugar", reveló.
"Empecé con conocimientos de matemáticas de nivel elemental", admitió B., "sólo sabía las tablas de multiplicar. Pero una cosa -aparte de la Torá- que se aprende en la Yeshivá es cómo estudiar. Cómo adquirir conocimientos y profundizar. Descubrí que tengo bastante talento para matemáticas, y después de hacer algunos cursos preuniversitarios empecé mi carrera, además de ser padre", remarcó.
H. también descubrió que destacaba en matemáticas, ya que se le daba bien el pensamiento analítico por haber estudiado el Talmud en la Yeshivá.
"Ya sabía inglés, ya que mis padres son anglosajones. El inglés es requisito básico para tener éxito en la alta tecnología, y no es menos importante que las matemáticas. Pero es una lucha para muchos ultraortodoxos que no estudian idiomas (aparte del hebreo y el yiddish) en la escuela. Cuando lo aprenden más tarde, es mucho más difícil ponerse al día", sumó.
"Algunos seminarios femeninos tienen excelentes programas académicos, y hay potencial", agregó S., que es profesora en los campus separados de hombres y mujeres de la Escuela Superior de Tecnología de Jerusalem.
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Prototipos de Rafael Systems presentados en conferencias.
Prototipos de Rafael Systems presentados en conferencias.
Prototipos de Rafael Systems presentados en conferencias.
(Rafael Systems)
"Creo que la incorporación de los ultraortodoxos a la plantilla tiene que ser algo más que un eslogan. Hay que hacerlo de forma significativa. El directivo y el reclutador tienen que ser abiertos y considerados"
B., empleada de Rafael Advanced Defense Systems
"Incluso en los institutos laicos, los estudiantes no están realmente preparados para entrar en la mano de obra de alta tecnología. Creo que en el sector ultraortodoxo, los instructores deben saber identificar el talento y ver quién tiene potencial", aseveró
"Rafael no retrocede al ver mi kipá, y una vez que vio que nuestro equipo hace un trabajo profesional, conseguimos el respaldo para crecer y expandirnos. La empresa también sabe ejercer la flexibilidad, para tener en cuenta a los empleados ultraortodoxos en las salidas o eventos. Una familia ultraortodoxa no se sentiría cómoda tomando vacaciones en Eilat, y Rafael sabe que tiene que ofrecer planes de vacaciones alternativos", explicó.
"Creo que la incorporación de los ultraortodoxos a la plantilla tiene que ser algo más que un eslogan. Hay que hacerlo de forma significativa. El directivo y el reclutador tienen que ser abiertos y considerados. Y quizá sea una forma de animar a más ultraortodoxos a entrar en la plantilla".
Cerrar la brecha educativa
La división en Rafael también plantea la cuestión de por qué no hay más hombres ultraortodoxos que se incorporen al mundo laboral.
Las mujeres estudian materias básicas en el instituto y seminario, para poder mantener a sus familias económicamente, mientras sus maridos estudian Torá en el kollel o las yeshivas la mayor parte del día. Debido a los altos salarios inherentes al sector de la alta tecnología, varias universidades femeninas comenzaron a impartir asignaturas como contabilidad, cada vez más demandadas.
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Prototipos de Rafael Systems presentados en conferencias.
Prototipos de Rafael Systems presentados en conferencias.
Prototipos de Rafael Systems presentados en conferencias.
(Rafael Systems)
"Las escuelas ultraortodoxas necesitan tener cursos especiales de inglés extracurriculares para después de la escuela, algo que no "quite tiempo" al estudio de la Torá y que reciba la aprobación rabínica, para que estos niños crezcan y puedan mantener mejor a sus familias en el futuro"
H., empleado de Rafael Advanced Defense Systems
Mientras tanto, los hombres siguen estudiando la Torá. Los que se plantean entrar en el mundo laboral normalmente sólo lo hacen después de los 25 años, tras consultar con sus rabinos, y entonces tienen que empezar a estudiar materias básicas, como las matemáticas, desde cero.
"Creo que el factor más importante es no involucrarse directamente, ni presionarlos", planteó B. "Estas cosas tienen que ocurrir desde dentro, y recibir la aprobación de los rabinos principales. De lo contrario, se considerará una coacción, y la gente rechazará este concepto. Hay quienes se darán cuenta de que este camino les conviene, y encontrarán su camino. Pero hay que abrir la puerta a esas personas", indicó.
"Mis hijos estudian en instituciones asquenazíes-lituanas, y algunas de mis hijas decidieron ser profesoras, mientras que otras eligieron la vía tecnológica", añadió H. "Los chicos no pueden seguir la vía tecnológica si no consultan antes con sus rabinos. En nuestra sociedad se da mucha importancia y valor al aprendizaje de la Torá. También saben que no serán aceptados fácilmente, ni por (nuestra sociedad), ni por los programas, ni por las empresas. No todas las empresas saben cómo "acomodarnos". No me preocupa la parte académica. En la Yeshivá, los estudios son intensos y contienen profundidad. Quien interiorice los algoritmos del judaísmo y tenga talento para las matemáticas, sabrá aprender a codificar más adelante", sumó.
Otro obstáculo que señalan es el estudio del inglés. "Ahora me doy cuenta de lo importante que es aprender inglés desde pequeño, de lo mucho más fácil que es intentar aprenderlo de adulto. Las escuelas ultraortodoxas necesitan tener cursos especiales de inglés extracurriculares para después de la escuela, algo que no "quite tiempo" al estudio de la Torá y que reciba la aprobación rabínica, para que estos niños crezcan y puedan mantener mejor a sus familias en el futuro. Las matemáticas pueden enseñarse más tarde, pero el inglés es mucho más difícil de aprender en la edad adulta", sostuvo.
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Baterías de la Cúpula de Hierro en el norte de Israel, que respondieron la incursión de Hezbolá.
Baterías de la Cúpula de Hierro en el norte de Israel, que respondieron la incursión de Hezbolá.
Baterías de la Cúpula de Hierro en el norte de Israel, que respondieron la incursión de Hezbolá.
(AFP)
"Creo que estos cursos deberían ser subvencionados por el gobierno o incluso gratuitos", sumó S.
"Una familia ultraortodoxa paga 450 shekels (139 dólares) al mes para enviar a su hijo al cheder religioso, o escuela primaria, y 1.250 shekels (388 dólares) para que un niño mayor estudie en la yeshiva ketana, o escuela secundaria. No es económicamente posible que todas las familias envíen a su hijo a una extraescolar", cerró.
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