"Fuente de las Lágrimas".
"Fuente de las Lágrimas".
Yad Vashem
Rick Wiencke.

El artista cristiano que encontró a Dios en Auschwitz

¿Qué lleva a un artista cristiano a llevar a cabo un viaje por Israel que finaliza con la obtención de la ciudadanía israelí y un monumento internacional del Holocausto ubicado en Arad y Birnkenau? Esta es la extraña y maravillosa historia de Rick Wiencke, quien durante dos décadas esculpió la figura de un sobreviviente de Auschwitz, y nunca ha dejado de buscarlo a él y a Dios.

Riki Carmi - Adaptado por Leandro Fleischer |
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Rick Wiencke, un escultor cristiano, compró un terreno en Birkenau, cerca del valle de la matanza más grande del mundo, y erigió un monumento allí. Pero esta obra, conocida como la "Fuente de las lágrimas", es una réplica idéntica de una estatua que erigió en Arad, y comenzó hace veinte años, cuando vivía en el asentamiento de Kadim en el norte de Samaria, donde residió con su esposa israelí hasta que fue evacuado.
Wiencke nació en Toronto hace 66 años en una familia cristiana, y luego de leer el libro "Éxodo" de Leon Uris, de repente sintió que la búsqueda de Dios lo llevó a indagar acerca del pueblo judío sobre el que había leído. "Algo me atrapó", dice. "¿Quiénes son los judíos? ¿Qué es el Medio Oriente? Leí muchos libros sobre el Holocausto y el judaísmo, y traté de entender cómo los judíos lograron sobrevivir al Holocausto, y después de solo tres años establecieron su propio Estado. No entendí cómo sobrevivieron a la Shoá y a la Guerra de Independencia. Para mí era algo fuera del ámbito natural. Sentí que tenía que venir a Israel para examinar esta cuestión", añade.
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Rick Wiencke.
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(Yad Vashem)
En 1977 realizó una visita de seis meses a Israel para buscar a Dios, "y al final me quedé aquí hasta el día de hoy", cuenta. "Yo era un residente permanente, hice el ejército como todos los demás, me casé y también recibí la ciudadanía israelí". A lo largo de los años, se ha hecho un nombre en todo el mundo como artista y escultor, pero lo más destacado de su trabajo es "La fuente de las lágrimas", un muro que narra la búsqueda divina a través del Holocausto y se basa en el verso de Jeremías (8:23): '¡Quién me diera que mi cabeza fuese agua y mis ojos una fuente de lágrimas, para que llorara día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo'. "No soy un hombre religioso", aclara Wiencke, "pero me veo como un creyente en la fe como artista. Siento que crear esculturas es como una oración", agrega.
Las siete secciones del infierno
El muro original de la "Fuente de las Lágrimas", hecho de bronce y piedra de Jerusalem, se encuentra en Arad. Tiene unos veinte metros de ancho y unos cinco metros de alto, con seis columnas en memoria de las seis millones de víctimas del Holocausto, que están divididas por siete secciones, y cada una de éstas indica una de las últimas siete palabras que dijo Jesús antes de su crucifixión. Cada sección tiene una figura diferente del Jesús crucificado grabada en piedra, y frente a ellas hay estatuas de bronce, cada una de las cuales es una figura de un judío con una camisa a rayas. Este personaje es en realidad un sobreviviente del Holocausto que Wiencke eligió para eternizarlo.
"Sentí que había algo en común entre el dolor de la crucifixión y del pueblo judío que sufrió en el Holocausto", explica. "Esta conexión fue difícil para mí, pero sentí que había una relación aquí a pesar de las dificultades. Fue una lucha plagada de preguntas, oraciones y fe, y después surgió una pregunta: ¿cómo puedo esculpir un monumento sobre el Holocausto si no soy judío? Después de todo, no hay nadie en mi familia que haya estado allí físicamente, entonces, ¿por dónde empiezo? Quería expresar algo que tenía adentro. Finalmente, sentí que es algo me vino de Dios; algo que tenía que manifestar”, señala.
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"Fuente de las Lágrimas".
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(Yad Vashem)
En 2001, comenzó a trabajar en el proyecto desde el asentamiento Kadim, en el norte de Samaria. Con la evacuación de la localidad como parte del Plan de desconexión de Gaza y partes de Cisjordania en 2005, Rick y Dafna se mudaron a Arad, donde se encuentran las bases de lo que luego se convirtiera en el proyecto de su vida a lo largo de los años. "Necesitaba un muro de casi 20 metros", indica. "Vinimos a visitar a un amigo en Arad y nos quedamos impresionados por el paisaje desértico. Vi en el patio de una casa una pared de pedernal, y sentí que tenía una conversación con Dios en ese momento, porque esa pared era exactamente lo que quería. Esperaba que a mi esposa Dafna le gustara la casa, porque decidí comprarla”, agrega.
Siete años de trabajo
Con el propósito de esculpir la figura del prisionero judío, Wiencke se dirigió al archivo de Yad Vashem y vio muchas imágenes allí. "Necesitaba una cara. Durante dos horas estuve buscando a la persona que esculpiría. Me encontré con una imagen que me interesó, había algo en esa persona que me atraía. Tomé la foto y esculpí a ese hombre", recuerda.
"Trabajé en el muro durante unos siete años. No quería que fuera público, sólo quería hacerlo para mí. No pensé que lo entenderían. Creí que pensarían que yo estaba loco, ya que no comprenderían cómo se podrían combinar ambas cosas”. Pero el muro ha traspasado las fronteras de Israel y la gente va a verlo de todas partes del mundo.
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El hombre que inspiró la obra de Rick Wiencke.
El hombre que inspiró la obra de Rick Wiencke.
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(Yad Vashem)
En 2011, una década después de comenzar a trabajar, Wiencke conoció a un guía turístico alemán que le ofreció visitar seis campos de exterminio por primera vez. Así fue como llegó a Auschwitz-Birkenau, y nuevamente sintió la mano de Dios guiándolo. "Al comienzo del recorrido vimos un video sobre la historia de Auschwitz, al final del cual había imágenes tomadas por un camarógrafo ruso de la liberación del campo. El camarógrafo se centró en uno de los barracones donde había una puerta, de la cual salía una persona que estaba escondida allí y me resultaba familiar. El locutor dijo que el hombre tenía 42 años, pero parecía tener 82. Me estremecí. No sabía de dónde lo conocía. Me tomó unos minutos, hasta que lo comprendí: esa era la persona que había esculpido. En ese momento quise gritar que conocía a ese hombre. Quise buscarlo a él, o en su defecto a su familia”, relata.
La búsqueda continúa hasta el día de hoy. Wiencke aún no ha podido averiguar quién es, pero en ese momento, allí en el campo, fue recompensado con la decisión de intentar construir el mismo muro también en Auschwitz. "Decidí comprar un espacio en Birkenau", dice. Luego de muchas dificultades y del establecimiento de una asociación canadiense a tal efecto, logró encontrar un terreno en venta a unos 300 metros de la entrada al campo de exterminio, y descubrió que en realidad era un área donde los nazis tenían una de los puntos de selección, y con el paso de los años fue abandonado.
Después de otros siete años de trabajo, Wiencke completó su misión. Se erigió una estructura conmemorativa en el sitio, cuya pared es la "Fuente de lágrimas", una réplica de la pared de Arad. La entrada al sitio donde se encuentra el monumento está tenuemente iluminada y contiene una media pared que obliga al visitante a caminar de un lado a otro durante la progresión. Personas de todo el mundo acuden al edificio en Polonia, y muchos otros también continúan yendo a Arad. Rick espera que con el final de la pandemia, los turistas vuelvan a visitar el sitio para ver la pieza artística.
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