Un restaurant cerrado en Haifa.
Un restaurant cerrado en Haifa.
Shamir Elbaz
Mientras busca trabajo, Orly cocina productos horneados y gana un 20% de su sueldo anterior.

El drama de los israelíes que siguen sin trabajo

Suspendidos, despedidos, con chicos a cargo y caminos que se cierran. Historias que reflejan cómo se vive en algunos hogares la crisis de desempleo que sufrió el país.

Nina Fuks - Adaptado por Tom Wichter |
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Si bien la actividad económica de Israel tiende a volver a la normalidad, el coronavirus dejó en el camino a muchos israelíes que de un día para el otro se quedaron sin trabajo y se enfrentan a la dificultad de encontrar un medio de vida que les devuelva la paz mental y financiera.
En el momento más crítico de la pandemia fueron alrededor de un millón los ciudadanos que dejaron de percibir sus sueldos, ya sea porque fueron suspendidos por sus empleadores o directamente despedidos. El índice de desempleo alcanzó su pico histórico desde la creación del Estado de Israel: 25%.
Por el momento muchos no logran reinsertarse y sus finanzas dependen del seguro de desempleo. Uno de esos casos es el de Orly Muskatel, de 36 años, residente del asentamiento de Bait Arye y madre dos hijos. Fue despedida de una empresa farmacéutica el año pasado, antes de la crisis, pero el coronavirus le dificulta enormemente el regreso al mercado laboral.
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Orly
Orly
Mientras busca trabajo, Orly cocina productos horneados y gana un 20% de su sueldo anterior.
(Ynet)
“Busco trabajo todo el tiempo, pero en mi rubro nadie está contratando gente nueva. Antes de la crisis tuve contacto con tres empresas pero todas congelaron el reclutamiento de nuevos empleados”, se lamentó, y le contó a Ynet que como el seguro de desempleo no le alcanza para cubrir los gastos apeló a su formación como pastelera para vender productos horneados. “Gano una quinta parte del salario que recibía, pero puedo traer más dinero a casa”, afirmó.
Miguel Lischansky, también de 36 años y habitante de Ramla, fue suspendido de su trabajo ni bien comenzó la pandemia. Pocas semanas después recibió una noticia peor: su empleador le informó por videoconferencia que estaba despedido. “El negocio volvió a abrir, mi jefe me pidió que volviera a trabajar de manera física, pero no tenía cómo cuidar a los chicos y me negaron trabajar desde casa”, relató sobre los motivos de una cesantía que considera injustificada.
Mientras se sostienen con el sueldo de su esposa que trabaja en el área de alta tecnología, Miguel se ocupa de su hijo de tres meses ya que una guardería para un bebé tan pequeño no les resulta económicamente accesible. “Es cierto que gano calidad de tiempo con los niños, pero el desempleo pesa en mi cabeza, no es un momento fácil”, contó.
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Ran
Ran
Ran, diseñador gráfico, fue licenciado en marzo y finalmente despedido en abril.
(Ynet)
Además del problema financiero actual, Miguel cree que el futuro no es muy alentador: “Tuve varias entrevistas de trabajo y en mi rubro hay demanda, pero temo que no estoy encontrando un empleo por el mismo motivo que me despidieron: la preferencia por contratar trabajadores sin hijos”.
A Ran Kissen, diseñador gráfico de 30 años y oriundo de Tel Aviv, le pasó algo similar que a Rubén: fue licenciado sin goce de sueldo a principios de marzo y un mes después despedido definitivamente. "Cuando me suspendieron tenía la sensación de que me iban a despedir, y finalmente ocurrió”, describió.
"Estoy viviendo de mi subsidio de desempleo y ahorros, pero mi salario era alto y solo obtengo la mitad de lo que estaba acostumbrado”, se lamentó, y admitió que por el momento no mantiene una búsqueda laboral activa ya que en su rubro no hay grandes movimientos. "Trato de mantenerme optimista, hacer deporte, ir a la playa; y además los trámites con el sistema de seguridad social también llevan su tiempo”, manifestó sobre su manera de sobrellevar la crisis.
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