Amit y Or, miembros ahora de la Brigada Golani, junto a su abuela, Carmela.
Amit y Or, miembros ahora de la Brigada Golani, junto a su abuela, Carmela.
Yair Sagi
Carmela Gibley, la "abuela" de la Brigada Golani.

La “abuela” de la Brigada Golani del Ejército israelí

Es el lugar en el que Carmela Gibli conoció a su marido y en el que sirvieron sus hijos y ahora lo hacen sus nietos. Con varias batallas en su haber, las propias y las del Estado de Israel, hace más de 50 años su historia está ligada a la de esta unidad de infantería de las Fuerzas de Defensa del país.

Elisha Ben Kimon - Adaptado por Adrián Olstein |
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Al entrar a la casa de Carmela Gibli, de 68 años, residente de Holon, es fácil darse cuenta cuál es su brigada del Ejército favorita. La mujer, que ya se ganó el apodo de "abuela de la Brigada Golani", acompaña a esta división desde la Guerra de los Seis Días, cuando su marido resultó herido. Hoy son sus nietos los que lucen la tradicional boina marrón. En la víspera de Pésaj la sorprendieron con un regalo especial: una bandera con la estampa del comandante de la unidad y un deseo de felices fiestas.
La Brigada Golani y Carmela tienen una larga historia juntos. Durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, la mujer visitó en el hospital a quien luego sería su marido, un tal Yaakov, herido durante una de las batallas. “Una familiar mía que conocía a Yaakov me pidió que la acompañara para llevarle un regalo y así nos conocimos”, recuerda Carmela. "Fue amor a primera vista", afirma.
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Carmela Gibley, la "abuela" de la Brigada Golani.
Carmela Gibley, la "abuela" de la Brigada Golani.
Carmela Gibley, la "abuela" de la Brigada Golani.
(Yair Sagi)
Pero a pesar de esa herida en batalla, la relación de Yaakov con la unidad de infantería no había terminado. En la guerra de Yom Kippur, en 1973, resultó herido en una trinchera y permaneció durante algún tiempo bajo presunción de desaparición. "La guerra terminó y nadie sabía qué había pasado con Yaakov", cuenta Carmela. "Estábamos muy preocupados, hasta que supimos que estaba cautivo en Egipto, donde estuvo durante casi dos meses. Regresó a Israel como parte de un intercambio de prisioneros y comenzó un proceso de rehabilitación muy difícil", reconstruye la mujer.

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Yaakov Gibli durante su servicio militar.
Yaakov Gibli durante su servicio militar.
Yaakov Gibli durante su servicio militar.
Aún con esas experiencias a cuestas Yaakov Gibli intentó permanecer en contacto con la brigada, y durante la Operación “Paz para Galilea”, en 1982, quiso participar en el frente de batalla. “Me suplicó que lo dejara ir a luchar junto a sus compañeros, pero esa vez no lo dejé”, relata la mujer. Después de su servicio militar, Yaakov trabajó como taxista y fue asesinado por desconocidos que abordaron su automóvil. Hasta el día de hoy, se desconoce a los perpetradores del hecho.
Sin embargo, las generaciones siguientes traerían nuevos miembros para la Brigada Golani. El matrimonio tuvo tres hijos, dos de los cuales se alistaron en la unidad. Hace un año y medio les tocó el turno a los nietos e hicieron lo propio. "Siempre escuché en casa sobre el Golani, las historias de mi abuelo en las guerras de Israel, su cautiverio, pero nunca pensé que me enrolaría allí. Tenía una buena oportunidad en la Fuerza Aérea”, cuenta Amit, uno de los nietos, y agrega: "Pero mi abuela me insistió, '¿Cómo no vas ir al Golani? ¿Qué mejor que eso?', y me convenció”.
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Amit y Or con la bandera firmada por el comandante de la brigada para Carmela Gibli.
Amit y Or con la bandera firmada por el comandante de la brigada para Carmela Gibli.
Amit y Or con la bandera firmada por el comandante de la brigada para Carmela Gibli.
(Yair Sagi)
En la víspera de Pésaj, Amit y Or, otro de los nietos, fueron a visitar a Carmela con una sorpresa entre manos. Una bandera de la Brigada Golani, firmada por el comandante de la unidad, coronel Barak Hiram, con un saludo dedicado a la “abuela” de la unidad: "Querida Carmela Gibli, te deseo a ti y a tu familia unas felices fiestas".
Carmela la recibió entre lágrimas. "Para nosotros la Unidad Golani se lleva en la sangre. A pesar del miedo tras la muerte de mi esposo, bendije a cada uno de mis hijos y nietos que se quisieron enrolar allí”, cuenta emocionada. “Es una brigada que está ligada a nuestra historia hace años. Es la unidad por la que mi marido dio su vida. Ver a mis nietos con esa bandera me hizo llorar hasta las lágrimas”, concluye Carmela con emoción.
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