En pocos días se cumplirán 5 años de esa noche de sábado durante la festividad de Sucot, cuando Aharon y Odel Benita caminaban por la calle Hagai de la Ciudad Vieja de Jerusalem. Volvían del Muro de los Lamentos junto a sus dos hijos y un terrorista los atacó con un cuchillo cerca de la casa de Nehemia Lavi, quien al escuchar los gritos fue en ayuda de la familia atacada.
El terrorista palestino Mohand Halabi mató a puñaladas a los dos hombres. Odel y su pequeño hijo Natan fueron heridos de gravedad, y con el correr de las horas lograron sobrevivir. La viuda de Aharon, al igual que Neta Lavi, continuaron con sus vidas y hoy relatan cómo fue ese proceso.
Odel y su familia se mudaron a Modi´in. “Vivir en Jerusalem significa revivir constantemente el ataque, las ambulancias, estar constantemente en estado de vigilancia, y buscamos un nuevo comienzo”, explica. El camino de Neta fue exactamente el opuesto: después del atentado se trasladó junto a sus siete hijos a Beit El para vivir cerca de la familia del fallecido Nehemia, hasta que el año pasado decidió regresar al barrio judío de la Ciudad Vieja. “Sentí que ya estábamos de pie”, expresa sobre la decisión.
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La familia Benita se mudó de Jerusalm y a Odel le cuesta regresar a la Ciudad VIeja.
(Yariv Katz)
“Extrañábamos todo el tiempo a nuestros amigos, la comunidad, las familias que amamos. Aquí sentimos una agradable sensación de estar en casa, así que el proceso de la mudanza fue muy natural para nosotros”, agrega y asegura que pese al trauma no siente miedo de caminar por la Ciudad Vieja: “No sé cómo explicarlo, sé que puede parecer exagerado, pero en ningún momento sentí miedo, sigo sintiendo que este es nuestro lugar”.
Inclusive, Neta Lavi recorrió muchas veces la calle Hagai y especialmente el sitio exacto en el que su marido Nehemia fue asesinado. En su memoria, allí se erigió un “rincón cálido”, un sitio de descanso para personal de seguridad que custodia la Ciudad Vieja. Durante años fue financiado por donaciones de una familia que debido a la crisis del coronavirus no pudo sostener sus aportes, por lo que la familia Lavi lidera una campaña de financiación para que se mantengan las actividades del lugar. “Está abierto las 24 horas del día, inclusive durante las fiestas”, relata Neta.
Naturalmente a Odel Benita, testigo de las 17 puñaladas que asesinaron a su marido, llegar hasta la calle Hagai le resulta más doloroso. “Me cuesta pero estuve dos veces, en una ceremonia en memoria de Aharon y otra vez sola para superar esta sensación de que existe un lugar que para mí es un agujero negro al que no puedo ir”, describe.
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El año pasado Neta Lavi y sus siete hijos regresaron a vivir en el barrio judío de la Ciudad Vieja de Jerusalem.
(Ynet)
Cada una con sus dificultades, en lo que ambas viudas coinciden es que los hijos son un apoyo fundamental y que con el correr del tiempo lograron convivir con el dolor. “No es fácil, pero se encuentra la forma de lidiar con la ausencia, cada mañana la sonrisa de los dos chicos me llena de fuerza”, sostiene Odel.
También las dos mujeres acuerdan en que la temporada de fiestas cercanas a Rosh Hashaná es especialmente dolorosa ya que coincide con el aniversario del atentado. “Lo extrañamos todos los días, y las fiestas son un momento particularmente difícil”, admite Odel y asegura con orgullo que hoy la memoria de Aharon “es parte de mi vida y los niños desde un lugar positivo”.
“Los momentos en los que más se siente la ausencia de Nehemia es cuando su presencia era más significativa. En la vida diaria nos acostumbramos a vivir sin él pero no es que lo hayamos olvidado, sino que convivimos con la pérdida, vivimos y somos felices, nuestra rutina no es tan angustiante como al principio”, cuenta por su parte Neta. “Lo que atravesamos es parte de lo que somos, pero no todo lo que somos”, agrega Odel. “Elegimos la vida y tener un hogar feliz”, completó.
