Miriam (33) nació en Texas y Nicky (36) en Nueva Jersey, Estados Unidos. En un viaje que hicieron juntas a su tierra natal, se dieron cuenta de que se amaban, se comprometieron y se mudaron juntas.
Miriam y Nicky sintieron una profunda frustración en su vida matrimonial, pero no podían identificar el problema. Durante un viaje que realizaron juntas a Estados Unidos, se encendió una chispa entre ellas que no pudieron explicar. "Hubo serios problemas a lo largo de mi matrimonio", dijo Nicky en una entrevista con Ynet. "Traté de ayudar a mi exesposo en aquella época. Lo intenté y lo intenté, hasta que de repente me di cuenta de que no podía ayudarlo si él no quería mi ayuda".
Miriam, una paramédica y la primera conductora de ambulancia de la comunidad ultraortodoxa, sostuvo que su matrimonio fue arreglado. "Es una persona buena, y respetable, pero yo no podía relacionarme con él adecuadamente, y eso fue muy triste para mí", contó.
Miriam y Nicky no sabían cómo explicar lo que estaba sucediendo entre ellas en esta etapa, pero la angustia que ambas sentían afianzaron su vínculo. "La relación romántica entre nosotras no comenzó de inmediato, fue un proceso. Nos sentimos solas toda nuestra vida y de repente nos encontramos. Aún no conocíamos estos sentimientos románticos que vinieron después".
"No imaginamos que seríamos pareja"
"Ambas entendíamos que aunque visto desde afuera parecía que todo era 'perfecto' y que éramos buenas madres, no era así por dentro y no era tan simple", expresó Miriam. "Estuve allí para Nicky y ella estuvo allí para mí cuando pasé por momentos difíciles como paramédica en la ambulancia. Así es como nos acercamos más y más", agregó.
Miriam y Nicky lograron divorciarse de sus maridos, comprometerse y vivir juntas. Nicky tiene siete hijos de su matrimonio anterior y Miriam cinco. Durante los últimos seis meses y desde el inicio de la pandemia, han estado llevando a sus hijos a la casa que comparten.
La familia de Miriam aceptó su condición sexual "con una sonrisa y cariño", dijo. Según el acuerdo de divorcio entre ella y su exmarido, ve a sus hijos tres veces por semana. "Mi papá y mi hermana me aceptaron con amor y me apoyaron", agregó Nicky.
"Mi marido puso toda esta historia en mi contra"
Nicky abandonó la comunidad ultraortodoxa y la ciudad de Jerusalem por temor a que boicotearan a sus hijos. Afirmó que su exesposo, que sospechaba que su entonces mujer amaba a Miriam, incitó a la comunidad ultraortodoxa contra ellas y luego difundió mentiras y calumnias sobre ellas, como que no querían a los niños en absoluto y no hacían nada por ellos.
"Dio vuelta toda la historia y dijo que el divorcio se debía a que éramos lesbianas", afirmó Miriam. "Tengo que decir que hay amigas y amigos que nos han fortalecido a lo largo de este proceso", agregó Nicky.
“Nicky y yo nos sentimos solas todos estos años en la comunidad ultraortodoxa y de repente nos encontramos. Ni siquiera entendíamos el significado de nuestros sentimientos, pero después del divorcio se convirtió en algo más que una amistad”.
"Cuando estábamos casadas, no pensábamos en eso en absoluto", indicó Miriam. Y añadió: "Realmente no entendíamos lo que estaba pasando entre nosotras. Después de que comenzamos el proceso de divorcio, se convirtió en algo más que una amistad. Nunca soñamos que tendríamos la oportunidad de ser una pareja".
- ¿Cuál es su mensaje para las mujeres que esta historia les llega de alguna manera y se sienten prisioneras de un matrimonio que no es el adecuado para ellas?
- Todas las mujeres merecen ser felices. Eso es lo que puedo decir. A veces tratamos de decirnos a nosotros mismos que somos felices cuando no lo somos realmente. Y eso está bien. Es difícil. Pero está bien. Y si necesitas algo diferente, no tengas miedo. Puedes tenerlo para ser feliz.
Nicky agregó: "Necesitan fe y confianza en cada decisión que toman. Y pueden ser felices. Nosotras también merecemos ser felices".