Yigal Alon Makhlouf, un israelí que fue condenado a muerte en Tailandia por traficar 23 mil pastillas de éxtasis, aterrizó el jueves pasado en Israel en un vuelo de El Al y acompañado de personal del Servicio Penitenciario de Israel que lo trasladó hasta la prisión Ayalon.
Makhlouf fue arrestado en Tailandia en diciembre de 2007, después de una investigación de la DEA estadounidense. Fue condenado a muerte por un tribunal tailandés pero ante una apelación personal de Reuven Rivlin, presidente de Israel, el rey de Tailandia conmutó su pena a 47 años de prisión.
Después de 13 años en Bangkok, el israelí seguirá cumpliendo su condena en Israel luego de un fallo de la Corte Suprema que aprobó el pedido de sus abogados, Nehama y Mordechai Tzivin, a pesar de la oposición del Ministerio de Justicia que se negaba a permitirle su ingreso por considerar a Makhlouf un peligro para la sociedad.
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Yigal Alon Makhlouf llegó a Israel acompañado de personal del servicio penitenciario israelí.
(Ynet)
El abogado Nehama Tzivin afirmó que en Israel este delito recibe penas de hasta 20 años de prisión, y que si se le descuenta un tercio de la condena por buen comportamiento su defendido podrá recuperar la libertad dentro de unos meses.
A través de Mordejai Tzivin, su otro defensor, Makhlouf declaró su experiencia en la cárcel tailandesa. “Colapsé cuando me enteré que me habían condenado a muerte, no dejé de orar y recitar salmos. No podía dormir, cada noche soñaba cómo iba a ser mi ejecución”, dijo.
“Por suerte no me volví loco, seguí adelante porque sabía que afuera estaban luchando por mí y porque el presidente Rivlin tiene un buen corazón”, agregó Makhlouf, quien definió a la prisión en Tailandia como “un infierno” y lamentó que “en 13 años no pude ponerme tefilin (filacterias)”.
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El presidente de Israel, Reuven Rivlin, intercedió para evitar la ejecución de Makhlouf.
(EPA)
Respecto a sus primeros días en la prisión israelí, Makhlouf destacó que “los presos en el país viven en un hotel en comparación con Tailandia” y resaltó la notable mejora en su dieta: “Aquí me dan pollo o salchichas, ahora tengo dolor de estómago porque no estaba acostumbrado”, afirmó.
Por último, Makhlouf agradeció a las autoridades israelíes por su regreso al país. “Sin esa lucha seguramente me hubiera muerto en la cárcel”, resumió.
