El gobierno de Israel decidió cerrar el aeropuerto internacional Ben Gurion entre martes y domingo, con el objetivo de frenar la propagación del coronavirus. Pero detrás de la medida hay historias y numerosas personas afectadas: israelíes que quedaron varados en el exterior y cientos de nuevos inmigrantes que no podrán aterrizar en su nuevo país.
Shahar Bar vivió en Países Bajos los últimos dos años para estudiar administración de empresas y tenía previsto llegar a Israel el sábado para comenzar una pasantía. El domingo a la noche se enteró de que el gobierno decidió cancelar su vuelo y desde entonces intenta tomar un avión que llegue antes de la medianoche, horario en que empieza a regir la medida, pero no tuvo suerte.
“En Europa piden presentar una prueba negativa de coronavirus con 72 horas de antelación al vuelo, de lo contrario es imposible abordar un avión. Y si hubiera conseguido el hisopado debería aguardar 12 horas hasta el resultado”, contó Anat, la madre de Shahar, sobre la incierta situación de su hija. “Lo decidieron de un día para el otro”, se quejó y relató que, además de la incertidumbre por el viaje, por estas horas la joven también debía buscar un nuevo lugar para vivir, ya que se había vencido el alquiler del apartamento en el que residía en Europa.
El 31 de enero Omri Peled y Mai Barak tenían pasajes para volver de un viaje de cinco meses que emprendieron tras finalizar su servicio militar. Mai debía iniciar sus estudios de medicina, pero hace pocas horas supo que no llegará a tiempo. “Esta decisión con tan poca antelación es una vergüenza”, expresó Omri. “No dejan entrar al país ni siquiera si fuiste vacunado o ya te recuperaste de coronavirus, no tiene sentido”, agregó.
Daniel Vilna planeaba regresar a Israel el viernes después de un viaje de negocios en Rusia y hora después tenía turno para aplicarse la segunda dosis de su vacuna contra el COVID-19. Ahora la recibirá más tarde de lo previsto y teme que esta dilación afecte a la eficiencia de la vacuna. “Cerrar el cielo durante cinco días parece una broma, se sabe que para evitar la propagación se debe cerrar por un período más largo, es una maniobra sin lógica ni base científica, una medida electoralista a costa de los ciudadanos”, opinó.
2 צפייה בגלריה
Daniel Vilna, padre de familia, viajó a Rusia por negocios y perderá su turno para aplicarse la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus.
(Gentileza)
Por su parte David, combatiente de las FDI, viajó a Estados Unidos para visitar a su familia después de un año sin verlos. Por estas horas no sabe cuándo podrá reintegrarse al ejército. “La aerolínea no me informó nada, no hay con quién contactarse, nadie nos explica qué hacer”, acusó con preocupación.
Además de estas historias personales, esta semana estaba previsto que unos 800 nuevos inmigrantes aterricen en el aeropuerto Ben Gurion. En las últimas horas del lunes llegarán unos 187, pero más de 600 personas no podrán llegar a su nuevo hogar, a pesar de haber abonado los boletos de avión y haber completado toda la documentación para iniciar sus vidas en Israel.
