Heinz Shimshom Zelbiger murió en circunstancias particularmente trágicas, luego de asistir al funeral de un amigo y tropezar con una tumba cuando se retiraba del cementerio Segula de la ciudad de Petach Tikva.
Mientras se retiraba a su domicilio el hombre tropezó y para evitar la caída intentó aferrarse a una lápida, que no estaba bien adherida a la tumba y cayó encima de su cabeza. Fue hospitalizado, cayó en coma y murió tres semanas después en el hospital Beilinson.
En los últimos días Ilana, la viuda, inició una demanda por 2,5 millones de shekels ( 777 mil dólares) a la funeraria por considerar que la muerte de Heinz se podría haber evitado si el cementerio hubiera contado con las condiciones de mantenimiento y seguridad adecuadas.
“La lápida que cayó sobre su cabeza pesaba más de 200 kilos. Cuando se subió a la ambulancia estaba consciente, en el hospital estuvimos juntos, pero de repente se le pusieron los ojos en blanco y ya no se volvió a despertar”, contó Ilana.
Shalhevet Kemji, abogada de Ilana, aseguró que esta tragedia “podría haberse evitado y el cementerio se hubiera mantenido de manera adecuada” y resaltó que a simple vista el sitio revela falencias estructurales: “Hay caminos sin marcar y lápidas arruinadas, que pueden no estar bien adheridas al cemento”.