Judíos en el gueto de Kielce en el invierno de 1939.
Judíos en el gueto de Kielce en el invierno de 1939.
Cortesía
Los hermanos Alexander (izquierda) y Joseph Feingold miran una foto de ellos mismos de niños.

Los hermanos que sobrevivieron al Holocausto y murieron con pocas semanas de diferencia

Alexander y Jospeh Fiengold, dos hermanos judíos nacidos en Polonia, sobrevivieron a Auschwitz y a un campo de trabajo en Siberia. Vivieron la mayor parte de sus vidas a unas pocas cuadras uno del otro en Nueva York y fallecieron con sólo cuatro semanas de diferencia. El deceso de Joseph se produjo por complicaciones derivadas del COVID-19 y el de Alexander por neumonía.

Associated Press - Adaptado por Adrián Olstein |
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Como jóvenes judíos polacos, cada uno salió de la Segunda Guerra Mundial con cicatrices que moldearon para siempre su forma de ver el mundo. Uno sobrevivió a Auschwitz, a una marcha de la muerte y al hambre. El otro soportó el frío y el hambre en un campo de trabajo siberiano, y cuando la guerra había terminado estuvo a punto de morir en un pogrom en Polonia.
Alexander y Joseph Feingold eligieron Nueva York como el lugar para empezar de nuevo. Allí se convirtieron en arquitectos, habitaron viviendas cercanas y tuvieron esposas que murieron tiempo antes que ellos. Y allí también fallecieron con cuatro semanas de diferencia, cada uno por su lado, mientras la pandemia de coronavirus se apoderaba de la ciudad.
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Los hermanos Alexander (izquierda) y Joseph Feingold miran una foto de ellos mismos de niños.
Los hermanos Alexander (izquierda) y Joseph Feingold miran una foto de ellos mismos de niños.
Los hermanos Alexander (izquierda) y Joseph Feingold miran una foto de ellos mismos de niños.
(AP)
Joseph, de 97 años, murió el 15 de abril por complicaciones derivadas del COVID-19 en el mismo hospital donde Alexander, de 95, falleció el 17 de marzo por una neumonía. Joseph nunca pudo dejar atrás la culpa de dejar a su madre y a sus dos hermanos menores para escapar de los nazis.
Cuando Alexander se enfermó, Joseph llamó a su hijastra desde su centro de asistencia y le pidió que lo llevara a ver a su hermano. “Joe quería sentarse al lado de Alex para poder decirle adiós y también, creo, que para hacer las paces”, recordó Ame Gilbert, hijastra de Joseph. “Me partió el corazón tener que decirle que no, que nadie podía visitarlo debido a la neumonía”.
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Judíos en el gueto de Kielce en el invierno de 1939.
Judíos en el gueto de Kielce en el invierno de 1939.
Judíos en el gueto de Kielce en el invierno de 1939.
(Cortesía)
En su infancia en Varsovia, los hermanos jugaban y rivalizaban. Tenían apenas 18 meses de diferencia, y Joseph imponía su rol de primogénito. Su juventud se vio interrumpida cuando la Alemania nazi invadió Polonia en 1939 y la Unión Soviética se apoderó de la mitad oriental de Polonia dos semanas después. Con 16 y 14 años se enfrentaron con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Joseph y su padre, Aron, amenazado con ser arrestado por la Gestapo, huyeron a la parte de Polonia ocupada por los soviéticos. Fueron arrestados y enviados por separado a campos de trabajo en Siberia. Las condiciones al principio fueron duras pero mejoraron más tarde, por lo que padre e hijo pudieron reunirse.
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Campo de concentración Monowitz-Buna.
Campo de concentración Monowitz-Buna.
Campo de concentración Monowitz-Buna.
(Cortesía)
En la Polonia ocupada por los alemanes, Alexander se vio obligado a ingresar al gueto de la ciudad de Kielce con su madre, Ruchele, y su hermano menor, Henryk. La madre y el niño fueron deportados al campo de exterminio de Treblinka, en tanto que él fue trasladado a Auschwitz-Birkenau. En enero de 1945, cuando los soviéticos avanzaron hacia el oeste, fue deportado en una marcha de la muerte hasta el campo de concentración de Bergen-Belsen, donde fue liberado el 15 de abril. Estaba enfermo de disentería y pesaba 40 kilos.
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En la masacre de Kielce, el 4 de julio de 1946, fueron asesinadas 42 personas; la mayoría de las víctimas eran judías.
En la masacre de Kielce, el 4 de julio de 1946, fueron asesinadas 42 personas; la mayoría de las víctimas eran judías.
En la masacre de Kielce, el 4 de julio de 1946, fueron asesinadas 42 personas; la mayoría de las víctimas eran judías.
(AP)
Al terminar la guerra, Joseph y su padre regresaron a Polonia, donde el 90 por ciento de los 3.3 millones de judíos polacos fueron masacrados durante el Holocausto. Buscando información sobre el destino de la familia, Joseph llegó hasta Kielce donde fue golpeado hasta quedar inconsciente y dado por muerto en el ataque más mortal contra los judíos en la Polonia de la posguerra. Según la historiadora Joanna Tokarska-Bakir, autora de “Maldito: un retrato social del pogrom de Kielce”, Joseph Feingold era el último sobreviviente vivo de esa masacre de 1946.
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Joseph Feingold y su esposa, Regina, en su casa de campo en Gante, Nueva York.
Joseph Feingold y su esposa, Regina, en su casa de campo en Gante, Nueva York.
Joseph Feingold y su esposa, Regina, en su casa de campo en Gante, Nueva York.
(AP)
Joseph y su padre finalmente encontraron a Alexander 19 meses después de finalizada la guerra, en el campamento de personas desplazadas en Alemania. En un testimonio oral brindado a la Fundación USC Shoah, Alexander recordó ese reencuentro como un “momento triste”. “Yo estaba frío. Muy, muy frío y sin emociones”, expresó. Por miedo a quebrarse, no pudo contar -ni en ese momento, ni nunca- acerca de la última vez que vio a su madre y a su hermano.
“Los sentimientos de culpa todavía están conmigo, no los puedo superar”, escribió Joseph en sus memorias. “Alex nunca me reprochó porque mi padre y yo nos fuimos”, agregó.
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Brianna Pérez, una estudiante, abraza a Joseph Feingold en el Instituto General de Enseñanza para niñas del distrito del Bronx, Nueva York.
Brianna Pérez, una estudiante, abraza a Joseph Feingold en el Instituto General de Enseñanza para niñas del distrito del Bronx, Nueva York.
Brianna Pérez, una estudiante, abraza a Joseph Feingold en el Instituto General de Enseñanza para niñas del distrito del Bronx, Nueva York.
(AP)
Joseph ganó reconocimiento público con la donación de un violín a una escuela de niñas en el barrio del Bronx. La historia aparece retratada en un cortometraje documental nominado al Óscar en 2016, “Joe's Violin” ("El violín de Joe"). En la escena principal, la niña de 12 años que recibe el instrumento, interpreta a Joseph una canción en yiddish que su madre amaba.
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Alexander Feingold sostiene a su primer nieto, en su casa de Nueva York.
Alexander Feingold sostiene a su primer nieto, en su casa de Nueva York.
Alexander Feingold sostiene a su primer nieto, en su casa de Nueva York.
(AP)
Cuando Mark Feingold, segundo hijo de Alexander, llevó a su padre al hospital Monte Sinaí de Nueva York en marzo, los médicos asumieron que tenía COVID-19. La prueba dio negativa, pero la pandemia y la dificultad de circular eclipsó sus últimos días e impidió que su hermano lo visitara.
“Cuando Alex murió y no tuvieron tiempo de saludarse una vez más y de hacer las paces entre ellos, pensé que Joe también moriría pronto”, supuso Gilbert, hijastra de Joseph. Sus ojos estaban cerrados cuando Gilbert se despidió en una videollamada. “Elijo creer que él escuchó que le dije que lo amaba. Y repasé la lista de todos los que lo amaban”, contó Gilbert. “Ojalá eso le haya dado un último consuelo”, concluyó.
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