El cohete que cayó el martes a la noche en la ciudad de Ashdod, disparado desde Gaza en simultáneo al acto de normalización de relaciones entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, dejó un saldo de 13 personas heridas.
Una de las víctimas sufrió consecuencias más severas. Se trata de Asher Massoub Bitton, de 62 años, padre de 15 hijos y que a esa hora estaba cerca del lugar del ataque por una buena causa: repartir comidas a personas necesitadas.
“Al parecer, papá fue a rezar como todas las noches y luego fue a buscar comida sobrante para repartir entre personas asistidas”, contó uno de sus hijos. “La alarma sonó antes de que llegara al local porque no había bolsas en el auto, posiblemente salió para tratar de refugiarse y ahí ocurrió”, agregó.
Asher fue herido por las esquirlas del misil y trasladado de urgencia al hospital Assuta de la ciudad. Al momento del ingreso su condición era entre moderada y severa, y con el correr de la noche su estado se deterioró, aunque por el momento su vida no corre peligro: su situación fue definida como “severa y estable”.
Avichai Raz, dueño de una panadería, también fue herido por las esquirlas del cohete y desde su sala de internación relató los hechos: “Hubo un gran estruendo y todo se llenó de cristales y piedras, la vidriera explotó y yo volé hasta una esquina. De repente se hizo de noche, fue como una película”.
Otras tres personas también fueron alcanzadas por las esquirlas misil, entre ellas una mujer embarazada. Además, el servicio de emergencias médicas Maguen David Adom asistió a ocho ciudadanos que sufrieron un shock emocional tras el ataque.