Jacqueline Mates-Muchin
Jacqueline Mates-Muchin,
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Jacqueline Mates-Muchin, rabina reformista china-estadounidense.

Jacqueline Mates-Muchin, la primera rabina china-estadounidense

La familia de la madre es de origen chino y el padre es un judío austríaco que escapó del nazismo. Ella nunca tuvo dudas sobre su identidad: es rabina de una sinagoga reformista de California y promueve la inclusión dentro de las instituciones judías.

Maddy Albert, JTA - Adaptado por Tom Wichter |
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Jacqueline Mates-Muchin creció en una sociedad multicultural, y desde hace años trabaja para profundizar la diversidad: es la primera rabina china-estadounidense del templo reformista Sinai de Oakland, California.
Madre de cuatro hijos, Mates-Muchin se graduó en el Hebrew Union College y afronta el compromiso de intentar que las instituciones judías sean más inclusivas. Para su tarea diaria se apoya en su experiencia de vida personal que comenzó en San Francisco, una ciudad que alberga a muchos inmigrantes chinos y judíos.
Su madre es una mujer estadounidense cuya familia emigró desde China en el siglo XIX. Se casó con un hombre, el padre de Jaqueline, cuya familia huyó desde Austria a comienzos de la década del 30, mientras surgía el nazismo y en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Creció rodeada de tíos y primos, e incorporó las tradiciones desde ambos lados de su árbol genealógico.
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Jacqueline Mates-Muchin, rabina reformista china-estadounidense.
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Fue un consejo de su padre lo que la volcó al rabinato. “Me encantan los estudios judaicos y religiosos en general, y mi papá me sugirió que sea rabina”, contó sobre una misión que tomó por “su deseo de estar permanentemente con la gente”. De hecho, Jacqueline cuenta que cuando ella era niña su familia no era particularmente activa dentro de la comunidad judía, pero que empezó a profundizar ese activismo por iniciativa propia.
“Mis padres siempre nos transmitieron a mí y mis hermanos que tuvimos la suerte de provenir de dos tradiciones muy ricas y antiguas, y para nosotros nunca hubo un conflicto entre las dos”, contó sobre una diversidad cultural que formó parte de su infancia y eso le permitió vivirlas con naturalidad. “En ambas culturas hay muchos aspectos que enfatizan la importancia de la vida familiar y la educación, y creo que eso también ocurrió en mis dos ramas familiares”, destaca.
Aunque buena parte de su vida transcurre en el templo Sinai, Jacqueline afirma sentirse “muy cómoda con ese aspecto de su cultura heredada” de su madre y se definió con orgullo como china-estadounidense. También cuenta que su juventud dentro de la comunidad judía tuvo que superar algunos escollos sociales por su origen, ya que su madre no era judía. La rabina recuerda a esta etapa como un momento de “experiencias desafiantes”. Aduce estas miradas de recelo a un fuerte y al mismo tiempo fascinante sentido de pertenencia que existe dentro del judaísmo. “Es por eso que quiero asegurarme de que mi comunidad, y la colectividad judía en general, brinde a todos la oportunidad de sentir esa pertenencia”, explica.
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Jacqueline Mates-Muchin junto a miembros de la comunidad Temple Sinai de Oakland.
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Sus padres, ambos pertenecientes a minorías estadounidenses, ya le habían advertido que podría sufrir la intolerancia: “Algunos me cuestionaban si mi madre era judía o no, o me decían que no estaban acostumbrados a ver chinos judíos, pero mis padres fueron la clave para que yo entendiera que eso era problema de ellos, que no definía nada sobre mí ni determinaba mi sentido de pertenencia”. Jacqueline recuerda que estos comentarios le dolían, pero gracias a sus padres no le generaban crisis de identidad. Y hoy aplica esos aprendizajes dentro de su comunidad: “Creo que mi experiencia me aportó una especie de sensibilidad hacia personas que tuvieron experiencias similares en temas raciales”.
“Hay muchas personas que se pueden sentir aisladas y marginadas por diferentes motivos, por eso creo que hay que ser lo suficientemente modestos y mantener la mente abierta para escuchar a los demás”, reflexiona Mates-Muchin. Según ella, dentro del judaísmo existe un proceso de cambio en la manera en que las personas entienden la identidad, pero “todavía no hemos terminado la tarea en lo que respecta a inclusión” y es necesario que dentro de las comunidades se preste atención a esto. “Hay que estar atentos para seguir aprendiendo y ampliando la perspectiva”, asevera.
La rabina considera que “es un error decir que deberíamos darle la ´bienvenida a la diversidad´, sino que todos deberíamos reconocer a la comunidad judía tal cual es”, y que eso incluye parejas del mismo sexo, orígenes y culturas. “No es que esta diversidad es nueva y apareció de repente, sino que hoy las personas lo pensamos y conversamos de manera diferente”, analizó.
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Jacqueline Mates-Muchin junto a niños de su comunidad.
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