Después de salir del hospital con una bebé que lloraba, Reut se dio cuenta que no tenía dinero encima para pagar el aparcamiento, y detrás de ella había muchos conductores nerviosos que tocaban la bocina. En ese momento vino en su ayuda Omar Askar, que se negó a que ella le devolviera el dinero. Un mensaje emotivo que publicó en Faceboook llevó a que se encontraran en los estudios de Ynet.
Reut Ojanión no había planificado su día de esa manera cuando salió por la mañana de su casa con su hija de un mes y medio para una serie pruebas en el Hospital Hadasa en Jerusalem. Pero un momento de distracción y un breve encuentro consiguieron llenar muchos corazones de calidez.
En un mensaje que publicó en Facebook, Ojaión -una mujer judía y religiosa- contó el problema que tuvo por quedarse sin dinero para pagar el aparcamiento. El mismo se encontraba lleno de gente en sus vehículos y los conductores se ponían cada vez más nerviosos, mientras que su bebé tenía hambre y lloraba. La situación era desesperante, hasta que acudió un joven árabe israelí, también religioso.
“Salí del hospital y me acerqué a la máquina en la que se paga a la salida del aparcamiento”, cuenta Ojaión. “Sin querer, estaba bloqueando un carril porque el lugar estaba llenísimo. Como fondo de esta situación, Naomi lloraba, y yo estaba hecha un saco de nervios. Me puse a buscar mi monedero, y me di cuenta de que no lo tenía. Di vuelta la cartera y la vacié, Naomi lloraba cada vez mas fuerte y la gente tocaba la bocina. Entonces decidí sacar a Naomi de la sillita para que la gente viera que yo estaba con una bebé, y que no estaba intentando evadir el pago”.
En el mensaje que escribió, decía también: “Mis ojos se habían llenado de lágrimas. Yo estaba en las últimas, realmente en las últimas. Voy por la vida con tres horas de sueño por noche, y decidí que al primero que se acerque a mi coche le pediría que pague por mí. No tenía más remedio”.
Ojaión agrega: “Es muy desagradable pedirle dinero a la gente, especialmente cuando una, gracias a Dios, lo tiene. En ese momento se acercó un hombre que hablaba en árabe, y mi primer temor fue que tal vez él no me entendiera, y las lágrimas seguían cayendo. Entonces le dije. ‘Lo siento, señor, pero necesito 20 shekalim, me encuentro sin dinero’. Y él me contestó: ‘No pasa nada, cálmate. Está todo bien; vete al coche y toma un poco de agua’”.
“Saqué un bolígrafo y anoté en la mano su número de teléfono", continuó Ojaión. "Estaba agradecida de que me haya rescatado de la situación. Después salí de la zona del Hospital Hadasa, y en cuanto llegué a casa y le escribí que quería traspasarle el dinero, mientras trataba de calmar a Naomi y le daba de mamar”. Fue la emotiva respuesta del hombre la que le hizo escribir el mensaje en Facebook.
“La vida es como una rueda”
Omar Askar, que acompañaba a su esposa en los exámenes médicos que se hacía en el hospital, comentó que ni se le ocurrió aceptar que Ojaión le devolviera el dinero. “Así es nuestra religión; nos gusta ayudar a la gente”, explicó. “Además, la vida es como una rueda: hoy te he ayudado, mañana ella le ayudará a otra persona, y tal vez incluso a mí, o a mi esposa; quién sabe”.
- ¿Tal vez la paz comience por cosas pequeñas como esta?
“Eso espero”, dice Askar. Nosotros realmente queremos convivir a gusto”, agrega Ojaión. “Que haya tranquilidad en el país; vivir y ganarnos la vida”, añade por su parte Askar.
Desde que publicó el mensaje, Ojaión recibió una infinidad de reacciones emotivas. “Pero hubo dos reacciones que decían algo así como ‘por qué hemos de sorprendernos’, y pensé para mis adentros que no estábamos sorprendidos, sino felices de descubrir que la realidad tiene buenos momentos y que hay gente buena. De verdad que no importa que él sea árabe y yo judía; eso no cambia nada. Después de todo, sólo queremos ayudar y hacer el bien. Y dejó una sensación de mucha emotividad”.