Once mujeres fueron asesinadas por sus parejas desde principios de año. En el contexto de este fenómeno espeluznante, que se da en todas las capas de la población: socio-económica, de edad, de sectores y de religiones, Orly (el nombre completo se encuentra en la redacción), que se escapó a duras penas y a último momento de una relación violenta, concedió una entrevista a Ynet a cara descubierta y con una franqueza desgarradora.
“Tardé diez años en darme cuenta de que algo andaba mal, y eso es muchísimo tiempo”, cuenta. "En primer lugar, en ningún momento fui objeto de violencia física, y tal vez ésa es la cuestión. Nunca asumí que era una mujer maltratada. Pensaba que una mujer maltratada es una mujer que anda por la calle con un ojo morado; no era consciente de todos los otros tipos de violencia que existen. Pero yo padecí violencia económica, mental, psicológica, sexual, verbal… Todas”.
La mujer maltratada tiene miedo
Lo que hizo que Orly siguiera en esa relación malsana fue el miedo. “Tenía mucho miedo de salir. Es un miedo paralizante, y ése es el motivo por el que muchas mujeres víctimas de violencia doméstica no se van: tienen miedo. Mi mensaje es que todos los vecinos que oyen cosas desde sus casas y saben lo que sucede, lo denuncien porque una mujer víctima de violencia doméstica no lo hará porque tiene miedo”.
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Orly, víctima de violencia de género, dice que el miedo paraliza a las mujeres maltratadas.
(Hagai Dekel)
Uno de los mensajes importantes que hay que transmitirle a quien está en una relación en la que se producen ataques de celos obsesivos, y en la que la pareja aísla a la mujer de la familia y de los amigos, es que tiene que irse. Y hacerlo con la ayuda de profesionales; no sola. Porque incluso una relación en la que no ha habido hasta ese momento violencia física puede volverse asesina, como en el caso trágico de Mijal Sela, asesinada hace poco por Elirán Malul delante de la pequeña hija de ambos, de ocho meses de edad.
Orly cuenta cómo se fue ella: “Llevaba cuatro meses en terapia en el Departamento de Violencia Doméstica de la ciudad en la que vivo. Allí me hicieron varias propuestas: dirigirme a la Policía o a un refugio para mujeres maltratadas, o divorciarme. Yo opté por divorciarme, y cuando le propuse a él que nos divorciáramos, su reacción fue: ‘Te mato a ti y a nuestros hijos, y después me voy a suicidar’. Ésa fue una frase que en los servicios sociales les resultó difícil aceptar, y el camino de allí al refugio para mujeres maltratadas fue muy corto”.
“Andaba en casa como sobre huevos”
Le preguntamos a Orly “cuáles son las señales que indican que una mujer está en peligro”. Y ella respondió: “Yo sabía que estaba en peligro; tenía miedo, y caminaba como sobre huevos. Y sabía que no tenía el valor de levantarme e irme”. Respecto de las señales que se pueden percibir desde fuera de la relación, Orly explica: “Se oyen gritos, los niños lloran. Se oye todo. No puedo creer que los vecinos no oyeran. Ellos oían y sabían, pero tenían miedo de denunciar”.
"Ninguna mujer tiene por qué andar como sobre huevos en su propia casa. Y el asesinato no tiene nada de romántico."
Orly cuenta que cuando veía a su familia, se comportaba como si todo estuviera bien; no les contaba nada. “Él me aisló de mi familia y de mis amigos. Yo siempre decía que vivía en Nevé Tirtsa (la única cárcel de mujeres de Israel). Cuando salía de casa, yo siempre tenía una sonrisa de oreja a oreja, como si todo estuviera perfectamente bien. Es obvio que había señales. La familia se daba cuenta que yo me había alejado, y por qué. Hay señales. Pero la gente tiene miedo de intervenir, de llamar a la policía. Y es una pena”.
"Si una mujer cercana a ustedes 'ha desaparecido', y está en una relación que sospechan que es peligrosa, no lo duden. Comuníquense con ella y ofrézcanle ayuda. Y si ella no está en condiciones de recibir la ayuda de ustedes en ese momento, no se rindan. Recurran a ayuda profesional, llamen al teléfono de emergencia 118 (o al 077-9208560), que funciona las veinticuatro horas del día y en todos los idiomas. Porque ninguna mujer tiene por qué andar como sobre huevos en su propia casa. Y el asesinato no tiene nada de romántico.”
